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“Ramiro Tejada es un farsante lleno de ternura”
José Monleón
El farsante es quien ejecuta la farsa y la farsa está contra el orden, el buen gusto y es excluida de la sociedad y de los géneros nobles como la tragedia, o la alta comedia. La farsa se opone al espíritu.
¿Qué sucede con Ramiro Tejada?
Nadie explica si nació como todos los hombres o es un pedazo de teatro escapado de una obra. Como buen ejercicio dramático él conflictúa de manera permanente las situaciones por donde le toca pasar. Y estos lugares son disímiles. Uno de los roles que desempeña es el de actor y nadie se ha atrevido a decir si es bueno o es malo. También es escritor de cartas de amor y de las otras pero nadie ha dicho si cumplen o no con la mínima norma de romanticismo. Es director de teatro y cuando vemos la obra por fortuna el no deja hablar y nos callamos. Funge como gestor cultural y hasta como candidato a la alcaldía y sus amigos votamos por él. Ahí se dio cuenta de la realidad real. Menos mal. Crítico de teatro y fundador de cuevas literarias tan inútiles como efímeras. Y para acabar de ajustar es abogado. Con minúscula para no cometer el delito de lavado de amistad. Quien conozca el sitio donde tiene la oficina que levante la mano.
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Sin embargo el mayor rol que desempeña es el de pedazo suelto de teatro. Anda por ahí leyendo, estudiando, en salas de teatro, en reuniones de comité editorial, escribiendo, caminando calles y avenidas, participando o no en festivales de teatro, de cine, de poesía, de música guasca, rock, tangos, salsa, merengue, exposiciones, cocteles, cabinas de radio, universidades, museos, bibliotecas, Lanzamientos, foros y seminarios, corridas de toros, sets de televisión, desfiles de orgullosos de ser lo que son, procesiones, en fin… Desempeñando su papel de Farsante metido en trajes exóticos, paraguas en verano, corbatas de madera, sandalias en invierno, turbantes en misa, sombreros misteriosos, cargando libros para ir al baño.
El subtexto de Ramiro se logra entender en los momentos difíciles. Ahí vemos su inteligencia para entender los malabares artísticos, para compartir sus pensamientos, para plantear la crítica, para establecer el diálogo, para sacar a relucir lo escondido y no quedarse callado ante la afrenta y el desafuero de algunos colegas o no colegas. Las sociedades avanzadas y las instituciones en permanente movimiento disponen por generosidad natural de diversos personajes que le dan identidad, viabilidad, posibilidad por que resultan ser unos soñadores empedernidos y no le niega, ni esconde a nadie su capacidad de soñar.
Damos por sentado que su trabajo creativo en las artes escénicas de nuestro medio se ve reflejado en muchas instancias artísticas, particulares y estatales que ha contribuido al desarrollo de las mismas. Por lo tanto esperamos continuar con él en el medio teatral y en su justa proporción, aunque dudamos que esta sea su fuerte. De todas maneras y sin que nadie lo solicitara Tejada llegó a este inmerecido mundo en el año de gracia de 1954, según su libro Jirones de memoria, crónica crítica del teatro en Medellín, salido al mercado hace varios años y que recoge parte de su pensamiento crítico, de reseña y entrevistas sobre la actividad artística durante muchos años. No en vano la farsa es perseguida por los estados, las iglesias y la nobleza. El farsante no deja tranquila una sociedad injusta y violenta. Ramiro Tejada va más allá… Porque es un pedazo de teatro suelto en Medellín…