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–¿Cómo es que se le dice al gesto de apuñalar a alguien?
–¿Chuzar?
–Hmm, la idea es un nombre ácido, pero no queremos que nos asocien el producto con las chuzadas de la época Uribe.
Una conversación así ocurría en 2016, en la sala de redacción de El Espectador. Pocos minutos antes de que se enviara para publicación el primer episodio de lo que hoy es “La Pulla”, los periodistas Juan Carlos Rincón y María Paulina Baena –progenitores del proyecto– y Fidel Cano –director de El Espectador– cayeron en cuenta de que el producto no tenía nombre.
–¿Pullar?
–¿Qué tal ponerle “La Pulla”?
Todos estuvieron de acuerdo y celebraron mientras simulaban apuñalar a un ser imaginario en el aire, pero luego vino otra discusión…
–¿Se escribe Puya o Pulla?
Ocho años después, “La Pulla” acumula en Youtube más de 500 videos, 190 millones de reproducciones y tres premios Simón Bolívar, de los cuales el más reciente se les otorgó anoche por el video “¿Le están dando un golpe a Petro? ES COMPLICADO”.
Además, su canal de Youtube pasa de 1′300.000 seguidores, más, incluso, que el canal oficial de El Espectador. “‘La Pulla’ fue la materialización de un cambio de paradigma que ya venía ocurriendo”, dice su creador, Juan Carlos Rincón. En su entrevista para trabajar en el periódico, Rincón recuerda que Fidel Cano le compartió su preocupación porque las audiencias jóvenes consumían poco los artículos del periódico y aún menos los editoriales, que buscaban generar debate (por cierto, si usted se considera joven y está leyendo este artículo sobre creadores digitales exitosos en la edición impresa, el autor le agradece de todo corazón). Juan propuso un formato en video, inspirado en los “talk shows” de Jon Stewart, con un tono que apelara a la indignación, pero riguroso en argumentos e investigación. El tono sarcástico, airado, burlón, incluso agresivo, sin miedo de decir palabras como “mierda” o “hijueputa” en cámara, emberracó, a favor y en contra, la opinión pública en Colombia. Y no solo eso, sino que el formato se volvió referente y fue replicado, desde en trabajos de estudiantes hasta otros medios de comunicación.
“Creo que la gente no se imagina lo artesanal que ha sido hacer ‘La Pulla’ estos ocho años”, reflexiona Rincón. Al inicio, El Espectador no hacía muchos videos. A falta de equipos, los contenidos de “La Pulla” se hacían colocando sobre una pila de libros en la oficina del director del periódico la cámara que la mamá de Juan le regaló cuando su sueño era ser cineasta. Aunque el producto fue un hit, hubo periodistas que consideraron los gritos estridentes y descalificaron el formato. “Para los que se siguen preguntando: ¿por qué ese tono tan fuerte? Les devuelvo la pregunta: ¿Y por qué no?”, decía Paulina Baena, la primera presentadora, en 2017 para revista Cromos.
Tras ocho años funcionando, “La Pulla” ya es un formato establecido, por lo que no puede llamarse subversivo. De hecho, en el contexto actual, donde hay un sobreflujo de información y contenidos digitales parecidos, muchas veces contaminados por desinformaciones. “El reto es innovar de nuevo para una generación nueva que, una vez más, tiene otro paradigma de consumo de medios”, explica Juan Carlos Rincón, quien admite haber aprendido una lección recientemente: “En los últimos dos años nuestro video con más éxito fue sobre arriendos en Medellín”. Rincón considera que ahora deben ser “populistas”: dar a la audiencia información muy localizada que se relaciona con su vida cotidiana, y no tanto con complejos procesos políticos de gran escala.
Pero lo cierto es que en el camino de encontrar la voz propia es normal que esta cambie. “Seguramente ‘La Pulla’ de 2016 se reiría de la de ahora”, reconoce Rincón, pues el tono de hoy es más relajado, aunque persiste en su ironía y, sobre todo, rigor investigativo. “He aprendido que no podemos opinar si no tenemos una investigación sólida y datos concretos de los que podamos sacar conclusiones. No se trata de hablar emberracados porque sí”, explica María Paula Ardila, una de las investigadoras del equipo. “Todo en ‘La Pulla’ está pensado para aterrizar casos complejos”.
Valeria Cortés, otra de las investigadoras del equipo, recuerda que se sorprendió de ver el nivel de agresividad de los comentarios y respuestas al video “Nayib Bukele: el TIRANO millennial que manda en El Salvador”. Ella, que venía del periodismo escrito, entendió que el formato de “La Pulla” implica más exposición, más interacción con audiencias y, con ello, más intimidación. “Pero tengo la tranquilidad de que cada cosa que decíamos en el video está sustentada en hechos”.
El presentador de carácter fuerte que hoy se ve en la pantalla de “La Pulla” es un personaje, parte de una puesta en escena. Quienes han tomado clases con Juan Carlos Rincón, a menudo llegan con la prevención de que sea un profesor tan bravo como quien se ve en sus videos, pero resulta ser lo contrario. Juan Carlos es un hombre sensible, calmado, de trato gentil y buen humor; Valeria, Valerie, Ana, María Paula y Kenny, el equipo detrás de los libretos, también lo es. La esencia de “La Pulla” no radica en la indignación ni en la rabia por sí mismas, sino en un rigor investigativo que busca dotar de argumentos sólidos a un público joven, transformando la pasión en análisis y la ironía en una herramienta para comprender realidades complejas.