Este mes se conmemoran 10 años de la muerte de Jairo Aníbal Niño, poeta moniquirense que se quedó a vivir en la memoria de los que crecieron con sus letras. Su obra es una confirmación de que los libros pueden salvarnos.
Foto: Daniel Piqueras
Hemos asistido en este mundo de guerras y de odios a una afrenta directa en contra de la ternura, esa característica de los humanos y de algunos otros animales que se ha confundido y se ha convertido, para muchos, en sinónimo de debilidad y flaqueza.
Ni siquiera los más pequeños que viven hoy en este planeta tienen la licencia de saberse tiernos porque les ha tocado encontrar maneras de ser adultos para justificarse un lugar en la humanidad.
Por Lala Ocampo
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