Janet Sobel, la precursora del ‘dripping’ que inspiró a Jackson Pollock
Antes de que el estadounidense Jackson Pollock innovara en el mundo del arte con su técnica de dripping o goteo, una mujer ucraniana ya le había ganado como creadora de esta forma de arte que marcó las obras de Pollock.
Andrea Jaramillo Caro
Su nombre no era Janet Sobel, este lo adoptó mientras vivía en Estados Unidos. Sus padres la llamaron Jennie Lechovsky y como le pasó Hilma af Klint, su aporte al mundo del arte fue atribuido a otra persona. En el caso de la pintora abstracta fue a Vasily Kandisnky pero el aporte de la expresionista ucraniana se lo atribuyeron a Jackson Pollock. El arte de dejar caer pintura sobre un lienzo y convertirlo en una obra que sobreviviera el paso del tiempo llevó al artista estadounidense a aparecer en la historia del arte como el primero en utilizar esta técnica.
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Su nombre no era Janet Sobel, este lo adoptó mientras vivía en Estados Unidos. Sus padres la llamaron Jennie Lechovsky y como le pasó Hilma af Klint, su aporte al mundo del arte fue atribuido a otra persona. En el caso de la pintora abstracta fue a Vasily Kandisnky pero el aporte de la expresionista ucraniana se lo atribuyeron a Jackson Pollock. El arte de dejar caer pintura sobre un lienzo y convertirlo en una obra que sobreviviera el paso del tiempo llevó al artista estadounidense a aparecer en la historia del arte como el primero en utilizar esta técnica.
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En la historia del arte contemporáneo se cuenta que Pollock no quiso seguir el modelo de pinceladas delicadas que había sido icónico hasta el momento. Por lo que tomó sus pinceles, los hizo a un lado y con otras herramientas comenzó a lanzar pintura directamente sobre el lienzo. Esto lo llevó a ser considerado por años como un innovador.
Sin embargo, Lechovsky hoy es reconocida como la pionera de esta técnica y una influencia directa sobre Pollock. Una proto expresionista abstracta, si se quiere. La artista migró a Estados Unidos a los 14 años, en 1908, luego de la muerte de su padre en un pogromo antisemita. Ella nació en el territorio que hoy se conoce como Ucrania, pero que en ese momento seguía haciendo parte del Imperio Ruso. Con su madre y sus hermanos se mudaron al otro lado del océano y llegaron a Ellis Island.
Pero sus inicios en el arte no fueron inmediatos. Apenas dos años después de poner un pie en el país norteamericano la joven ucraniana de 16 años se casó con Max Sobel, un fabricante de bisutería. Su llegada al arte y la pintura llegó mucho más adelante cuando ya era madre de cinco hijos e incluso abuela. A la edad de 45 años tomó una brocha por primera vez mientras experimentaba con los elementos de arte de uno de sus hijos, Sol de 19 años.
La pionera del goteo comenzó dibujando inspirada por el arte popular ucraniano. Un testimonio de la historiadora de arte Gail Levin dice que: “ella empezó a dibujar encima de algunos de los dibujos que Sol traía a casa de sus clases de arte... Otra es que Sol, cuando todavía estaba en la escuela secundaria, había ganado una beca para la Liga de Estudiantes de Arte, que, en contra de los deseos de su madre, trató de rechazar. Cuando ella trató de convencerlo de que continuara, supuestamente exclamó: ‘Si estás tan interesada en el arte, ¿por qué no pintas?’” Y así lo hizo. Sin ningún tipo de entrenamiento formal Sobel se enfrentó a los lienzos y comenzó a crear sus primeras obras de arte.
El resultado de sus experimentos artísticos se vio marcado por las temáticas de su infancia como patrones florales, vestimenta tradicional ucraniana y familias judías. En sus obras la nueva artista también incluía medios como vidrio y arena que le daban tintes abstractos a sus pinturas. Su hijo, Sol Sobel, le dijo al Museo de Arte Moderno (MoMa) que ella pintaba “libre y rápidamente. Ella preparaba un ‘terreno’ que invariablemente sugeriría o desencadenaría alguna ‘idea’ para ella, cuya concepción repentina era acompañada por una ejecución igualmente rápida. En sus esfuerzos por precisar su concepción, vertía la pintura, inclinaba el lienzo, soplaba la laca húmeda y, si tenías la desgracia de estar demasiado cerca, usaba la manga de tu camisa como pincel”.
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Se decía que ella pintaba tendida en el piso de su apartamento en Brighton Beach, sin ningún uniforme en particular, con lo que tuviera puesto mientras dejaba que la pintura callera libremente de la brocha. Su obra fue comparada con los surrealistas y fue su hijo quien la ayudó a ganar protagonismo en el tan competido mundo del arte en Nueva York. Mostró sus pinturas a Max Ernst y André Bréton, luego el comerciante de arte Sidney Janis se convirtió en otro de sus mayores promotores y exhibió sus obras por primera vez en 1943 en el Arts Club de Chicago en una exposición titulada: “Pintura primitiva americana de cuatro siglos” y predijo que ella “probablemente eventualmente será conocido como uno de los artistas surrealistas más importantes de este país”. En 1945 Peggy Guggenheim, considerada uno de los personajes más importantes en el mundo del arte, vio sus obras y la tuvo en cuenta para una exhibición llamada “The women” y en 1946 le dio si primera muestra en solitario.
Fue Janis quien ayudó a posicionar el nombre de Sobel en la historia, al igual que las reputaciones de sus contemporáneos Jackson Pollock, Willem de Kooning y Mark Rothko. Pero mientras estos nombres se acentuaban en el mundo del arte como prominentes e innovadores, a Sobel la denominaron como una “artista primitiva” por su condición como ama de casa a pesar de que años después de haberla demeritado Pollock afirmó que sus obras causaron una impresión en él. A Pollock se sumó la crítica de Clement Greenberg quien igualmente la encasilló bajo estos adjetivos. Sin embargo, la historiadora de arte Sandra Zalman escribió en un ensayo: “El trabajo de Sobel no encajaba fácilmente en ninguna de las categorías del floreciente mundo del arte de Nueva York en la década de 1940 o, alternativamente, se deslizaba en demasiadas de esas categorías. Sobel era en parte artista popular, surrealista y expresionista abstracta, pero a los críticos les resultó más fácil llamarla “primitiva”. El respaldo de Greenberg funciona de manera ambivalente: da crédito a los logros estéticos de Sobel, pero secuestra su trabajo de manera segura”.
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Sobel le dijo al Daily Mirror en 1944 sobre su inspiración e interés en el arte que “nunca fui mucho a los museos. No tenía tiempo y no entendía estas cosas. Pero siempre leía libros... y me encanta la música... No creo que nunca pintaría un cuadro sin música para escuchar. Todos los humanos deben tener algo así, que los caliente por dentro”.
La ucraniana desarrolló una alergia a la pintura a finales de la década de los 40, por lo que su obra cambió de medio a las crayolas, tinta y lápiz después de 1948. Hacia el final de su vida, Sobel falleció en 1968, el historiador de arte William Rubin quien en 1966 era curador del MoMa se acercó a ella para adquirir una de sus obras más conocidas ‘Milky Way’ para exponerla de forma permanente en la colección del museo.
Casi 15 años después de su muerte el interés por su obra volvió a surgir, sin embargo, durante los últimos 15 años, según escribe Katie White para Artnet News, es que la narrativa alrededor de su obra, vida e influencia sobre Pollock ha cobrado relevancia y ha visto un cambio. “Es una artista autodidacta muy inusual en el sentido de que, a diferencia de la mayoría de los artistas autodidactas, su trabajo evolucionó con el tiempo, como la mayoría de los artistas modernos. Ella pasa de un primitivismo a un surrealismo, a un estilo de goteo de expresionismo abstracto, todo en unos 10 años, lo cual es un crecimiento bastante fenomenal”, le dijo el comerciante de arte Gary Snyder a White.