Janiel Pemberty: “La niñez es la edad del asombro. La adultez, la de la conformidad y el olvido”

El libro del escritor antioqueño, Janiel Humberto Pemberty, narra el nacimiento de Niño de agua, quien comienza a entender la naturaleza y los ciclos de la vida por medio de los relatos de su amiga Iris, una mariposa que conoce los mitos de la tierra, el sol y la luna, y, además, ha volado lo suficiente para que el pequeño arroyo, que se va transformando con el pasar del tiempo, entienda el propósito de su nacimiento.

¿Es esta una historia que a usted le hubiera gustado escuchar de niño?

De niño y de joven y de viejo, si desde luego no la hubiera escrito yo.

Jairo Aníbal Niño citó que: “cuando creciera quería llegar a ser niño”, ¿qué piensa de ello?

Yo diría que puede interpretarse como una ironía a la paradoja de nuestro sueño de crecer cuando somos niños y de añorar ser niños cuando hemos crecido. Además, un reconocimiento a la infancia como la edad más bella.

Si en los niños se encuentra la fuente de la imaginación y la magia, ¿por qué los adultos, que también fueron niños, no dejan que relatos como el suyo sean creídos por los niños y sigan alimentando a esta característica inevitable que acompaña la niñez?

La adultez está llena de compromisos, y por eso mismo no deja espacio al asombro y la imaginación para la gran mayoría de los humanos. La niñez es la edad del asombro, la adultez la de la conformidad y el olvido.

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A lo largo del libro nos encontramos con metáforas en las que podemos entender las etapas de crecimiento y el encuentro con el mundo, entonces, ¿por qué clasificamos la literatura para ciertas edades, si, en este caso, la infantil termina siendo una lectura llena de aprendizajes y conceptos que, con el paso del tiempo, muchos olvidamos?

Quizá para que los niños adquieran el hábito de la lectura en primer término, con el cual adquieren valiosísimas destrezas mentales, psíquicas y emocionales, y también porque esa literatura alimenta su mundo de sueño y fantasía, herramientas que se incorporan en la infancia y son un patrimonio del adulto, que el adulto no sabe reconocer pero que forma parte de su fuero interno e intelecto, por así decirlo.

¿Por qué recurrir al mito en un mundo que no cree en él?

No, toda sociedad tiene mitos que funcionan aunque ella no crea que funcionan. El mito alimenta el imaginario social y da forma a ciertos arquetipos que moldean la interacción y el esparcimiento social. El mito es una revelación simbólica del inconsciente colectivo y en ese sentido tiene profundas connotaciones culturales y sociales.

Joseph Cambell, estudioso del mito, señalaba que los mitos deben renovarse generacionalmente, adaptados a los nuevos cambios, ¿este libro es un eco de ello, o una urgente necesidad para enfrentar nuestra actual crisis de desasosiego y desesperanza?

Niño de agua y las mariposas echa mano del mito para explicar el mundo y al explicarlo, espantar el caos que genera su desconocimiento. Así, el mito ordena el aparente caos del mundo de Niño de agua. Aparente, porque el mundo obedece a un orden que por fortuna el hombre no alcanzará a alterar por más que atente contra él. Y sí, Niño de agua y las mariposas pretende ser un llamado para volver a la tierra y sus elementos primarios, que las culturas nativas de todo el mundo consideran sagrados.

¿Por qué en su historia el sol es padre y la luna hija, y no señora de la noche?

Quizás porque la luna tiene presencia cíclica y el señorío requiere presencia permanente. Además, porque en la historia Luna es arrancada de Madre Tierra por un meteorito.

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El escritor wayuu Vito Apüshana habla en uno de sus poemas sobre la piel del viento y usted habla de este elemento como un ser que tiene una “figura encantadora”, ¿cómo podemos llegar a imaginarnos la forma de algo invisible que se topa con todo en su fluir?

Iris, que es una mariposa, le dice a Niño de agua que el viento tiene una figura encantadora. Habrá de ser porque vuela y tiene un conocimiento del viento que los humanos desconocemos por no volar. Sin embargo, el viento se manifiesta de diversas formas. Una brisa, un remolino en el aire, un huracán, son manifestaciones de las formas del viento a través de objetos. Quizá las criaturas que vuelan pueden percibir algo así como una figura del viento en esas manifestaciones y sienten que esa figura, según su percepción, es encantadora.

En las culturas nativas, los chamanes o abuelas, quienes manejan un poder casi fantástico, son aquellos que tienen la posibilidad de ver y conocer diferentes realidades, y, a esto, en Occidente lo llamamos esquizofrenia, ¿por qué la cultura occidental se ha ido desligando de la naturaleza y, por ende, ignorando costumbres, ritos e ideas, como es el caso de la esquizofrenia que la tildamos de enfermedad?

La sociedad occidental se rige por una lógica de hierro. Bueno, todas las sociedades para persistir la necesitan. Lo que pasa es que los valores se han pervertido. Ahora tenemos encima de nuestra sensibilidad, espiritualidad y conciencia, los valores del consumismo, de la supervivencia, la codicia, del dinero y la fama, y esos valores lo exigen todo de nosotros. El problema es que son como un barril sin fondo. Nunca se sacian, no tienen límite y todo lo que no esté en su órbita es amenazante, es locura. Las otras realidades, otros saberes, reciben el rótulo de locura.

Los chamanes tienen una conexión con la tierra y la naturaleza que nosotros no alcanzamos a comprender. Yo diría que su saber es una aventura del conocimiento y el espíritu.

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Si el sueño es otro mundo en el que los seres de allá duermen para que nosotros estemos despiertos, entonces, ¿cómo debemos asumir esta realidad?

Como un misterio. Nuestra ordenada realidad es tan misteriosa como la no tan ordenada realidad de los sueños. Y ambas son un doble misterio para la conciencia. Lo que pasa es que como adultos perdimos la capacidad de ver el misterio. Yo diría que el mayor misterio de nuestra realidad ordinaria es la vida.

¿Por qué cree que las personas de Occidente han dejado de lado la magia y, además, la hemos llegado a satanizar?, es decir, hemos pasado de la astrología a la astronomía, de la alquimia a la ciencia, olvidando así el misticismo.

La filosofía griega y latina y la religión católica se tomaron el mundo occidental y su cultura hace unos dos mil años, lo que mirado a fondo puede responder la mayor parte de su pregunta. La ciencia trabaja sobre la materia, los otros saberes, que tanto ignoramos, satanizamos y ridiculizamos, trabajan sobre el espíritu, lo que tal vez responda el resto. Aunque las religiones tengan un fuerte componente espiritual son más rígidas que las ideologías. Muchas guerras absurdas se han realizado en nombre de Dios. Si uno se adentra en la Edad Media puede comprobar el poder apabullante que tenía la religión, que se oponía ferozmente en nombre de Dios a cualquier pensamiento que amenazara ese poder. Solo recordemos a Giordano Bruno y Galileo Galilei.

El libro del escritor antioqueño, Janiel Humberto Pemberty, narra el nacimiento de Niño de agua, quien comienza a entender la naturaleza y los ciclos de la vida por medio de los relatos de su amiga Iris, una mariposa que conoce los mitos de la tierra, el sol y la luna, y, además, ha volado lo suficiente para que el pequeño arroyo, que se va transformando con el pasar del tiempo, entienda el propósito de su nacimiento.

¿Es esta una historia que a usted le hubiera gustado escuchar de niño?

De niño y de joven y de viejo, si desde luego no la hubiera escrito yo.

Jairo Aníbal Niño citó que: “cuando creciera quería llegar a ser niño”, ¿qué piensa de ello?

Yo diría que puede interpretarse como una ironía a la paradoja de nuestro sueño de crecer cuando somos niños y de añorar ser niños cuando hemos crecido. Además, un reconocimiento a la infancia como la edad más bella.

Si en los niños se encuentra la fuente de la imaginación y la magia, ¿por qué los adultos, que también fueron niños, no dejan que relatos como el suyo sean creídos por los niños y sigan alimentando a esta característica inevitable que acompaña la niñez?

La adultez está llena de compromisos, y por eso mismo no deja espacio al asombro y la imaginación para la gran mayoría de los humanos. La niñez es la edad del asombro, la adultez la de la conformidad y el olvido.

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A lo largo del libro nos encontramos con metáforas en las que podemos entender las etapas de crecimiento y el encuentro con el mundo, entonces, ¿por qué clasificamos la literatura para ciertas edades, si, en este caso, la infantil termina siendo una lectura llena de aprendizajes y conceptos que, con el paso del tiempo, muchos olvidamos?

Quizá para que los niños adquieran el hábito de la lectura en primer término, con el cual adquieren valiosísimas destrezas mentales, psíquicas y emocionales, y también porque esa literatura alimenta su mundo de sueño y fantasía, herramientas que se incorporan en la infancia y son un patrimonio del adulto, que el adulto no sabe reconocer pero que forma parte de su fuero interno e intelecto, por así decirlo.

¿Por qué recurrir al mito en un mundo que no cree en él?

No, toda sociedad tiene mitos que funcionan aunque ella no crea que funcionan. El mito alimenta el imaginario social y da forma a ciertos arquetipos que moldean la interacción y el esparcimiento social. El mito es una revelación simbólica del inconsciente colectivo y en ese sentido tiene profundas connotaciones culturales y sociales.

Joseph Cambell, estudioso del mito, señalaba que los mitos deben renovarse generacionalmente, adaptados a los nuevos cambios, ¿este libro es un eco de ello, o una urgente necesidad para enfrentar nuestra actual crisis de desasosiego y desesperanza?

Niño de agua y las mariposas echa mano del mito para explicar el mundo y al explicarlo, espantar el caos que genera su desconocimiento. Así, el mito ordena el aparente caos del mundo de Niño de agua. Aparente, porque el mundo obedece a un orden que por fortuna el hombre no alcanzará a alterar por más que atente contra él. Y sí, Niño de agua y las mariposas pretende ser un llamado para volver a la tierra y sus elementos primarios, que las culturas nativas de todo el mundo consideran sagrados.

¿Por qué en su historia el sol es padre y la luna hija, y no señora de la noche?

Quizás porque la luna tiene presencia cíclica y el señorío requiere presencia permanente. Además, porque en la historia Luna es arrancada de Madre Tierra por un meteorito.

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El escritor wayuu Vito Apüshana habla en uno de sus poemas sobre la piel del viento y usted habla de este elemento como un ser que tiene una “figura encantadora”, ¿cómo podemos llegar a imaginarnos la forma de algo invisible que se topa con todo en su fluir?

Iris, que es una mariposa, le dice a Niño de agua que el viento tiene una figura encantadora. Habrá de ser porque vuela y tiene un conocimiento del viento que los humanos desconocemos por no volar. Sin embargo, el viento se manifiesta de diversas formas. Una brisa, un remolino en el aire, un huracán, son manifestaciones de las formas del viento a través de objetos. Quizá las criaturas que vuelan pueden percibir algo así como una figura del viento en esas manifestaciones y sienten que esa figura, según su percepción, es encantadora.

En las culturas nativas, los chamanes o abuelas, quienes manejan un poder casi fantástico, son aquellos que tienen la posibilidad de ver y conocer diferentes realidades, y, a esto, en Occidente lo llamamos esquizofrenia, ¿por qué la cultura occidental se ha ido desligando de la naturaleza y, por ende, ignorando costumbres, ritos e ideas, como es el caso de la esquizofrenia que la tildamos de enfermedad?

La sociedad occidental se rige por una lógica de hierro. Bueno, todas las sociedades para persistir la necesitan. Lo que pasa es que los valores se han pervertido. Ahora tenemos encima de nuestra sensibilidad, espiritualidad y conciencia, los valores del consumismo, de la supervivencia, la codicia, del dinero y la fama, y esos valores lo exigen todo de nosotros. El problema es que son como un barril sin fondo. Nunca se sacian, no tienen límite y todo lo que no esté en su órbita es amenazante, es locura. Las otras realidades, otros saberes, reciben el rótulo de locura.

Los chamanes tienen una conexión con la tierra y la naturaleza que nosotros no alcanzamos a comprender. Yo diría que su saber es una aventura del conocimiento y el espíritu.

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Si el sueño es otro mundo en el que los seres de allá duermen para que nosotros estemos despiertos, entonces, ¿cómo debemos asumir esta realidad?

Como un misterio. Nuestra ordenada realidad es tan misteriosa como la no tan ordenada realidad de los sueños. Y ambas son un doble misterio para la conciencia. Lo que pasa es que como adultos perdimos la capacidad de ver el misterio. Yo diría que el mayor misterio de nuestra realidad ordinaria es la vida.

¿Por qué cree que las personas de Occidente han dejado de lado la magia y, además, la hemos llegado a satanizar?, es decir, hemos pasado de la astrología a la astronomía, de la alquimia a la ciencia, olvidando así el misticismo.

La filosofía griega y latina y la religión católica se tomaron el mundo occidental y su cultura hace unos dos mil años, lo que mirado a fondo puede responder la mayor parte de su pregunta. La ciencia trabaja sobre la materia, los otros saberes, que tanto ignoramos, satanizamos y ridiculizamos, trabajan sobre el espíritu, lo que tal vez responda el resto. Aunque las religiones tengan un fuerte componente espiritual son más rígidas que las ideologías. Muchas guerras absurdas se han realizado en nombre de Dios. Si uno se adentra en la Edad Media puede comprobar el poder apabullante que tenía la religión, que se oponía ferozmente en nombre de Dios a cualquier pensamiento que amenazara ese poder. Solo recordemos a Giordano Bruno y Galileo Galilei.