Jesús Martín-Barbero: maestro de maestros
Jesús Martín-Barbero, maestro de maestros, fue un gran pensador, investigador, profesor de la comunicación y la cultura en Iberoamérica.
José Miguel Pereira G. - Profesor de la Universidad Javeriana
Doctor en Filosofía, con estudios de Antropología, Semiología y doctor honoris causa de la Universidad Javeriana. Fue profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la Universidad del Valle, la Universidad Nacional de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana y de otras instituciones en el mundo, como el ITESO, de Guadalajara. Así mismo fue presidente de ALAIC y consultor de Felafacs.
En la Javeriana fue profesor, investigador y asesor, en varios períodos, en nuestra Facultad de Comunicación y Lenguaje. Lideró, durante varios años, el seminario de profesores y contribuyó con la creación del Doctorado en Comunicación, Lenguajes e Información.
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Algunos pensamos que Jesús era un gran twittero. Una de las frases preferidas que se escuchaba en varios escenarios era “Hay que meterle más país a la Universidad”. Con ello, nos ponía a pensar en las maneras de comprender la comunicación, las prácticas de investigación, los procesos de formación y la necesidad de profundizar la articulación de la universidad con la compresión y la solución de los problemas sociales.
En otros momentos nos dijo que, por allá en la década de 1970, fue necesario “meterle un taco de dinamita al campo de estudios” para transformarlo. Así mismo, que viendo cine en Cali sintió “Un escalofrío epistemológico”, cuando se dio cuenta de que la película que él estaba viendo con sus colegas profesores era bien distinta a la que veían los asistentes a la sala. Allí estuvo la génesis de las indagaciones por lo que las audiencias hacen con los medios de comunicación.
El maestro Jesús Martín, con otros pensadores de Iberoamérica, lideró una profunda transformación del campo de estudios de la comunicación, los medios y la cultura con otro bendito Twitter: “Perder el objeto para ganar el proceso”, texto seminal publicado en la revista Signo y Pensamiento, de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana, que aún sigue siendo leído y que tenía el propósito de superar la visión instrumental, profesionalizante, ahistórica y positivista de la investigación en comunicación. Considero que esa frase es el eje transversal constitutivo de su gran obra De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía, en la que desarrolla sus “mapas nocturnos” para el estudio de los procesos socioculturales y, especialmente, de las culturas populares.
Amigos, profesores, estudiantes y colegas nos han enviado testimonios de su relación y su experiencia con nuestro querido Jesús Martín. A continuación, compartimos algunos de ellos.
“De Jesús aprendí que la vitalidad de la comunicación, como de tantas cosas de la vida, está en reconocer los lugares del ‘entre’: aquello que está hecho de mezclas, de desplazamientos, de contaminaciones”, Jorge Iván Bonilla.
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“Las aulas de la Maestría en Comunicación reconocen en Jesús más que un maestro, un inspirador, un académico de gran sensibilidad y potente olfato para entender las realidades propias de nuestros contextos. Su insondable humanidad y su profundo sentido crítico lo convierten en el mejor maestro que hayamos conocido, abriendo los portales del conocimiento y despertando nuevas preguntas para siempre ir más allá. Su ausencia física será la posibilidad de revivir su legado y de seguir pensando con su lucidez en esos mapas nocturnos que nos permitan encontrar los rumbos” (Eduardo Gutiérrez).
“No había en él una palabra en vano. Las masticaba, las rumiaba con silencios inquietantes que luego rompía con su voz tempestuosa y clara. Era como si escribiera mientras hablaba, teorizaba o sentenciaba. De él aprendimos a ejercitarnos en el ver, en el dudar, en el replicar. Maestro de la irreverencia, de la resistencia, pero sobre todo en su valerosa tarea de inspirar. Le dio estatura a la comunicación, a la televisión y a los medios en su manera crítica de analizarlos. Lo dijo casi todo. Gratitud eterna por las postas que nos encomendó: Meterle país a la investigación y poner a este país roto a comunicar. Que así sea. Buen viaje, maestro” (Mario Morales).
“Yo solo digo que el jovenazo del Jesús fue un amigo puro de corazón”, Omar Rincón.
“Jesús, creías en los angelitos y hoy ya eres uno de ellos. Este misterio de la muerte permite que vivas en la memoria grata que nos dejaste de tu ser amoroso y tu generosidad para compartir el conocimiento. Extrañaremos tus palabras, pero acudiremos a tus letras para volver a escucharte. Con el afecto de la vida vivida”, Claudia Pilar García.
Querido Jesús, gracias por todo. Nos dejas un enorme vacío, pero, a la vez, un gran legado. Y el encargo a los comunicadores sociales y periodistas de Colombia de “poner este roto país a comunicar”.
Como un homenaje al maestro de maestros compartimos con ustedes el diálogo que sostuvo Jesús Martín con uno de sus grandes amigos, Miquel de Moragas, en el marco de nuestra Cátedra Unesco de Comunicación de 2014 en la Universidad Javeriana.
Doctor en Filosofía, con estudios de Antropología, Semiología y doctor honoris causa de la Universidad Javeriana. Fue profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la Universidad del Valle, la Universidad Nacional de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana y de otras instituciones en el mundo, como el ITESO, de Guadalajara. Así mismo fue presidente de ALAIC y consultor de Felafacs.
En la Javeriana fue profesor, investigador y asesor, en varios períodos, en nuestra Facultad de Comunicación y Lenguaje. Lideró, durante varios años, el seminario de profesores y contribuyó con la creación del Doctorado en Comunicación, Lenguajes e Información.
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Algunos pensamos que Jesús era un gran twittero. Una de las frases preferidas que se escuchaba en varios escenarios era “Hay que meterle más país a la Universidad”. Con ello, nos ponía a pensar en las maneras de comprender la comunicación, las prácticas de investigación, los procesos de formación y la necesidad de profundizar la articulación de la universidad con la compresión y la solución de los problemas sociales.
En otros momentos nos dijo que, por allá en la década de 1970, fue necesario “meterle un taco de dinamita al campo de estudios” para transformarlo. Así mismo, que viendo cine en Cali sintió “Un escalofrío epistemológico”, cuando se dio cuenta de que la película que él estaba viendo con sus colegas profesores era bien distinta a la que veían los asistentes a la sala. Allí estuvo la génesis de las indagaciones por lo que las audiencias hacen con los medios de comunicación.
El maestro Jesús Martín, con otros pensadores de Iberoamérica, lideró una profunda transformación del campo de estudios de la comunicación, los medios y la cultura con otro bendito Twitter: “Perder el objeto para ganar el proceso”, texto seminal publicado en la revista Signo y Pensamiento, de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana, que aún sigue siendo leído y que tenía el propósito de superar la visión instrumental, profesionalizante, ahistórica y positivista de la investigación en comunicación. Considero que esa frase es el eje transversal constitutivo de su gran obra De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía, en la que desarrolla sus “mapas nocturnos” para el estudio de los procesos socioculturales y, especialmente, de las culturas populares.
Amigos, profesores, estudiantes y colegas nos han enviado testimonios de su relación y su experiencia con nuestro querido Jesús Martín. A continuación, compartimos algunos de ellos.
“De Jesús aprendí que la vitalidad de la comunicación, como de tantas cosas de la vida, está en reconocer los lugares del ‘entre’: aquello que está hecho de mezclas, de desplazamientos, de contaminaciones”, Jorge Iván Bonilla.
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“No había en él una palabra en vano. Las masticaba, las rumiaba con silencios inquietantes que luego rompía con su voz tempestuosa y clara. Era como si escribiera mientras hablaba, teorizaba o sentenciaba. De él aprendimos a ejercitarnos en el ver, en el dudar, en el replicar. Maestro de la irreverencia, de la resistencia, pero sobre todo en su valerosa tarea de inspirar. Le dio estatura a la comunicación, a la televisión y a los medios en su manera crítica de analizarlos. Lo dijo casi todo. Gratitud eterna por las postas que nos encomendó: Meterle país a la investigación y poner a este país roto a comunicar. Que así sea. Buen viaje, maestro” (Mario Morales).
“Yo solo digo que el jovenazo del Jesús fue un amigo puro de corazón”, Omar Rincón.
“Jesús, creías en los angelitos y hoy ya eres uno de ellos. Este misterio de la muerte permite que vivas en la memoria grata que nos dejaste de tu ser amoroso y tu generosidad para compartir el conocimiento. Extrañaremos tus palabras, pero acudiremos a tus letras para volver a escucharte. Con el afecto de la vida vivida”, Claudia Pilar García.
Querido Jesús, gracias por todo. Nos dejas un enorme vacío, pero, a la vez, un gran legado. Y el encargo a los comunicadores sociales y periodistas de Colombia de “poner este roto país a comunicar”.
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