Jordi Martí Grau: “El libro se ha dado por muerto, pero él resiste y continúa”
A propósito del anuncio de España como país invitado de honor a la Filbo 2025, Jordi Martí Grau, secretario de Estado de Cultura de esa nación, habló y reflexionó sobre la industria editorial española, la introducción de las nuevas tecnologías en el ecosistema del libro y la lectura como herramienta para la construcción de paz.
Samuel Sosa Velandia
“España se tomará Bogotá en 2025″, fueron las palabras de Mario Cajiao, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Corferias, para anunciar que el país europeo será el invitado de honor a la próxima edición de la Filbo.
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“España se tomará Bogotá en 2025″, fueron las palabras de Mario Cajiao, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Corferias, para anunciar que el país europeo será el invitado de honor a la próxima edición de la Filbo.
La noticia se conoció en una rueda de prensa, en la que estuvieron representantes de las diferentes organizaciones responsables del evento y de España. Entre ellos se encontraba Jordi Martí Grau, secretario de Estado de Cultura de la nación española, quien con evidente emoción recibió la noticia y ofreció un discurso en el que celebró que su país, el que lleva en su corazón y en sus hombros, fuera el invitado para la edición 37 de la feria, luego de dos décadas de su última participación.
Para el secretario, la presencia de España en este y otros eventos, como la Feria del Libro de Panamá y la de Guadalajara, es el signo de una necesidad por reforzar el espacio cultural por medio de esa voz que nos une: el español. “Es el momento de repetir ese encuentro que hicimos en los años noventa y, sobre todo, en estos tiempos en los que estamos ante retos culturales, ambientales y tecnológicos en los que el español se convierte en una lengua de paz”, aseguró Grau.
Según él, este no solo será un escenario en el que habrá un intercambio y exposición de relatos, autores y libros, sino que también servirá para contarle al resto del mundo sobre una voz que vive y pertenece a millones de personas. Ciudadanos que enfrentan dificultades y problemas con la convicción de que los elementos emancipadores y de conciliación serán la cultura y el diálogo.
“Uno de los grandes retos es construir una cultura de paz. Muchos de los conflictos tienen un trasfondo cultural y una incapacidad de diálogo y de intercambio. Colombia, que sufre y ha sufrido violencia, es el lugar propicio para ese encuentro. Pero no solo hay que pensar en lo que ocurre aquí, vengo de un continente donde tenemos dos guerras que atraviesan nuestras realidades, y eso muestra que hay un sentimiento y una idea de que debemos incorporar la beligerancia, porque existe y existirá. Por eso hay que pensar de qué manera podemos construir narrativas culturales que impidan que esa ola belicista se expanda en el mundo”, agregó Grau.
España y su ecosistema del libro
Grau habló sobre el ecosistema del libro en su país, en el que se ubican monopolios editoriales, como Planeta o Alfaguara, pero en el que también se encuentran librerías independientes, que se suman al esfuerzo de seguir haciendo de las obras escritas una relevante herramienta cultural en ese lado del mundo. Por lo tanto, el funcionario aseveró que desde 2023, año en el que asumió el cargo, ha trabajado por una reestructuración de la política cultural en la que los derechos sean el eje central.
“Todo ser humano tiene derecho no solo a recibir, sino también a aportar y a que su voz sea escuchada para construir el ecosistema donde vive. Algunos nos han dicho que la industria va por otro camino, pero no, esta es fundamental para garantizar los derechos y expandir las expresiones culturales. Un libro sin editoriales representa una imposibilidad para que haya acceso a la lectura”, manifestó el secretario, quien explicó que bajo esa lógica es que han defendido la diversidad.
“Que haya grandes editoriales con presencia en muchos países es positivo, porque permite que algunos autores tengan capacidad de proyección. Sin embargo, sería peligroso que solo existieran esas editoras, porque dejaríamos un crisol enorme de creatividad sin expresarse”. Este es un motivo de preocupación para Grau, quien considera que puede ser un escenario posible ante la concentración y monopolización en dichos conglomerados, por lo que resalta que es una obligación gubernamental proteger a los pequeños y medianos productores.
Asimismo, el secretario fue enfático en que la protección de estas editoriales es también el amparo de la diversidad lingüística de España, en donde coexisten seis lenguas: el castellano, el catalán, el valenciano, el gallego, el euskera y el aranés.
“En las lenguas también hay concentración. Las que tienen menos hablantes atraviesan serias dificultades para poder mantenerse, cuando son un tesoro de nuestra diversidad cultural. Hablo en catalán y soy catalán, y a pesar de que estoy encantado de poder expresarme en español y en otras lenguas, mi modo de leer y expresar el mundo es el catalán. Entonces, la protección de estas lenguas debe ser un compromiso ineludible de cualquier instancia gubernamental”, expresó.
A renglón seguido, y sin titubear, dijo que si le llegaran a pedir algún libro para la feria que no fuese escrito originalmente en español, apelaría al valor de la traducción, pero sobre todo a que esas expresiones culturales fuesen la muestra de lo que hace valioso a un territorio. Incluso, hizo saber que le gustaría presenciar un intercambio con los colectivos indígenas y las lenguas que se hablan en Colombia.
“De la misma manera en que el cambio climático está amenazando la biodiversidad, hay factores que afectan lo cultural, que es igual de importante a lo ambiental, pues su protección consiste en salvaguardar las comunidades más amenazadas. El objetivo del Ministerio nunca es ir en contra de los grandes, sino que ese ecosistema, que es rico y plural, se mantenga o pueda crecer en densidad y diversidad. De eso se trata la política cultural, y eso es lo que deberíamos hacer los gobiernos”, aseveró.
La lectura y los libros en lo tecnológico
A diferencia de otras voces, Grau señaló que está en contra de todo aquel que diga que las redes sociales y la digitalización de la vida van a obligar a que no haya lugar para la lectura y el libro. Fiel a su oficio de político, se apegó a las cifras y señaló que los indicadores muestran lo contrario y que solo bastaba con mirar lo que había pasado en esta edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá: en un solo día, más de 100.000 personas asistieron a Corferias para participar en este evento.
“El libro se ha dado por muerto, pero él resiste y continúa”, dijo. No obstante, reconoce que estas nuevas tecnologías significan retos y que ahora hay otras “pantallas” a las que se les dedica más atención. “El libro tiene un inicio y un final. Tiene un punto. En cambio, en TikTok hay un scroll infinito que dejas de ver cuando tienes que hacer otra actividad”. Por eso mismo exaltó la importancia del precio fijo del libro y la política bibliotecaria, que para él “ha permitido que aquello que hace tiempo era un privilegio de unos pocos, ahora esté al alcance de todos en las bibliotecas, que en mi caso, fue donde descubrí y me acerqué a la lectura. Donde se dio mi vocación literaria”.
No obstante, sí hay una tecnología en la que Grau no confía del todo: la inteligencia artificial, que le significa grandes retos en el ámbito de lo cultural. “Hay que pensar sobre los derechos de autor por los algoritmos de inteligencia generativa. Si no hay una compensación económica por eso, estamos hablando de otra forma de piratería contemporánea”. Por esa misma razón el Ministerio de Cultura de España, que dirige Ernest Urtasun, publicó el 19 de febrero una guía de buenas prácticas de esta tecnología, con el objetivo de garantizar el respeto a las personas titulares de derechos de propiedad intelectual en las actuaciones impulsadas por las distintas unidades y entidades ministeriales. En esa misma guía se promueve la inclusión de una cláusula en los Premios Nacionales, para que no resulten ganadoras las obras creadas “íntegra y exclusivamente” por inteligencia artificial generativa.
“Confío más en la inteligencia humana para la creación que en la inteligencia artificial. ¿Habrá productos de estos? Bueno, pero primero que paguen los derechos de autor, si hay una portada, una imagen o un dibujo, que paguen, porque eso se ha construido sobre la base del trabajo de mucha gente”, concluyó el secretario, quien dejó saber que la obra de José Eustasio Rivera y Gabriel García Márquez lo ha cautivado. Inclusive, contó que él tuvo un papel importante en la creación de la biblioteca en Barcelona que lleva el nombre del nobel de literatura colombiano, quien es un “grande” para él.