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Jorge Luis Borges, el escritor nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899, es reconocido como una de las figuras claves de la literatura hispana y universal. Sus obras más conocidas, “Ficciones” y “El Aleph”, dan cuenta de la forma en la que Borges conectaba sus cuentos a través de temas comunes, mientras exploraba ideas filosóficas con la eternidad, la memoria y más.
Pero el argentino no solo es reconocido por sus relatos, algunos también lo recuerdan por su desprecio hacia el fútbol, del que la convicción de que despertaba las peores pasiones y que además era un asunto de estupidez popular.
Nació en uno de los países de este lado del mundo donde el futbol es casi como un símbolo patrio. Pero ese deporte que parece intrínseco a su cultura, a él nunca le perteneció. Con ir una vez al estadio fue suficiente para que el argentino tomara la decisión de no regresar jamás.
Cuando todos los ojos de sus compatriotas se concentraban en ver el mundial de 1978, los de Borges se dirigían a otro lado y ese mismo año aseveró que “mientras dure el Campeonato Mundial de Fútbol me iré a cualquier parte donde no se hable de fútbol. El Mundial será una calamidad que, por suerte, pasará”.
Sus palabras sirvieron para que, incluso, los que posaban en una orilla política distinta a la de él -conservador y antiperonista- lo referenciarán como uno de los personajes consagrados que cuestionaba el régimen militar, solo porque ellos rechazaban que el mundial ser organizara en Argentina, cuando había un gobierno de facto.
Era tan crítico del juego que, sin quererlo, creó una corriente literaria para los detractores de este deporte. “Qué raro que nunca se les haya echado en cara a los ingleses, injustamente odiados, haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el fútbol, que es uno de sus mayores crímenes”, decía.
A continuación, algunas frases de Borges, el detractor de la pelota:
- “El fútbol es popular porque la estupidez es popular”.
- “Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos”.
- “Jamás he visto un partido en mi vida –aclaró en una oportunidad-. Primero porque soy casi ciego, segundo porque es parte del tedio, y además porque la gente que asiste a esos partidos no va por el juego en sí mismo, como deporte, sino exclusivamente para ver ganar a su equipo”.
- “El fútbol despierta las peores pasiones”.
- “El fútbol en sí no le interesa a nadie. Nunca la gente dice ‘qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi, aunque haya perdido mi equipo’. No lo dicen porque lo único que interesa es el resultado final. La gente no disfruta del juego”.
- “Qué raro que nunca se les haya echado en cara a los ingleses, injustamente odiados, haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el fútbol, que es uno de sus mayores crímenes”.