El vino como expresión de arte
Hoy comienza Expovinos 2022, evento que se extenderá hasta el 14 de agosto, en Corferias. José Rafael Arango, uno de sus jurados, habla sobre la cultura de esta bebida en Colombia.
Colombia no es un productor de vino, como Chile o Argentina. ¿Cómo está arraigada la cultura del vino en nuestro país?
Mira, lo primero que hay que saber es que somos un país en la zona tórrida, es decir, en la zona ecuatorial, y el vino de calidad se da entre los 30 y 50 grados latitud norte y 35 y 50 grados latitud sur, porque en estas zonas hay estaciones marcadas, me refiero a primavera, invierno, otoño y verano, que son necesarias para el ciclo de la vid. En ese orden de ideas no quiere decir que no podamos tener uvas y mucho menos que no podamos producir vino, pero nuestro vino pertenece al orden del trópico, que no logra muchas veces la calidad y los buenos resultados de estas otras latitudes que te mencioné y por eso no somos un país digamos potencia ni remarcable en el mundo del vino. Arriba de estas latitudes también hay países como Holanda, Escocia o Inglaterra, en donde el clima es tan frío que tampoco permite un buen cultivo de la vid. En Colombia tenemos, por supuesto, cultivos de vid, bodegas, pero no tenemos una cultura tan extensa ni el vino hace parte de nuestra dieta diaria, como sucede en España, Francia, Chile o Argentina. El consumo en Colombia está llegando a 0,9 litros por persona al año, que es bajo, pero tiene una bonita manera de verse y es que desde que empezó Expovinos, hace 17 años, hasta hoy hemos aumentado de 0,1 a 0,9 litros. Nos hemos multiplicado por nueve, cosa que no es menor y es una cultura en franco ascenso, o sea, de aquí para arriba todo lo que va a pasar es crecer, no es una cultura que se vaya a estancar.
¿A qué se debe ese crecimiento?
Este es un país que quiere crecer, lleva muchos años entendiendo eso, con gente que ha viajado. Alguna vez leí que el segundo destino en materia turística después del mar son los viñedos. Pero, sobre todo, está ligado al fenómeno gastronómico. Decía Alejandro Dumas que el vino es la parte intelectual de la gastronomía y tenemos claro que Bogotá se ha convertido, y otras ciudades del país como Medellín y Cartagena, en destinos gastronómicos, por lo menos en el concierto latinoamericano, y esto va claramente de la mano con el crecimiento del vino. En pandemia, por ejemplo, las cifras del vino fueron extraordinarias, porque la gente se recluyó a tomar vino y a pasarlo chévere y el consumo fue impresionante. Entonces la gente está consumiendo más y sobre todo también gastando un poquito más, ya quiere botellas de mayor gama.
¿Qué tendencias tenemos los colombianos en nuestro consumo de vino?
Pasamos del famoso vinito para postre, para torta, el de las abuelitas y las anchetas, a vinos mucho más serios. El colombiano, curiosamente, y digo curiosamente porque si tú vas a Europa en pleno verano la gente toma vinos rosados y vinos blancos, pero en Colombia se toma mucho vino tinto y en Europa ese es el vino del invierno o de otoño. Y la mayoría de nuestras ciudades presentan un clima caluroso, donde se debería tomar más rosado y blanco según esa tendencia, por el calor, para que tú tengas un producto más refrescante. Sin embargo, aquí se toma, incluso en Cartagena, vino tinto, pero paulatinamente el vino espumante ha ganado sus adeptos y viene creciendo, la gente ha entendido que el blanco es una gran experiencia, porque ha empezado a tomar otras variedades exóticas que antes no conocía.
Hablemos del vino como forma de arte...
El vino tiene ese elemento de querer investigar de dónde viene y cuál es su historia. Hay vinos que vienen desde el año 800 después de Cristo hasta nuestra época. El Corton-Charlemagne es un vino que se fundó y se hizo en la época de Carlomagno. Entonces ahí hay historias de cultura y gastronomía, hay arte, hay ruinas, hay pueblos. Hay una conversación muy interesante siempre en torno a mis vinos y eso es lo que lo que yo siempre busco.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖
Colombia no es un productor de vino, como Chile o Argentina. ¿Cómo está arraigada la cultura del vino en nuestro país?
Mira, lo primero que hay que saber es que somos un país en la zona tórrida, es decir, en la zona ecuatorial, y el vino de calidad se da entre los 30 y 50 grados latitud norte y 35 y 50 grados latitud sur, porque en estas zonas hay estaciones marcadas, me refiero a primavera, invierno, otoño y verano, que son necesarias para el ciclo de la vid. En ese orden de ideas no quiere decir que no podamos tener uvas y mucho menos que no podamos producir vino, pero nuestro vino pertenece al orden del trópico, que no logra muchas veces la calidad y los buenos resultados de estas otras latitudes que te mencioné y por eso no somos un país digamos potencia ni remarcable en el mundo del vino. Arriba de estas latitudes también hay países como Holanda, Escocia o Inglaterra, en donde el clima es tan frío que tampoco permite un buen cultivo de la vid. En Colombia tenemos, por supuesto, cultivos de vid, bodegas, pero no tenemos una cultura tan extensa ni el vino hace parte de nuestra dieta diaria, como sucede en España, Francia, Chile o Argentina. El consumo en Colombia está llegando a 0,9 litros por persona al año, que es bajo, pero tiene una bonita manera de verse y es que desde que empezó Expovinos, hace 17 años, hasta hoy hemos aumentado de 0,1 a 0,9 litros. Nos hemos multiplicado por nueve, cosa que no es menor y es una cultura en franco ascenso, o sea, de aquí para arriba todo lo que va a pasar es crecer, no es una cultura que se vaya a estancar.
¿A qué se debe ese crecimiento?
Este es un país que quiere crecer, lleva muchos años entendiendo eso, con gente que ha viajado. Alguna vez leí que el segundo destino en materia turística después del mar son los viñedos. Pero, sobre todo, está ligado al fenómeno gastronómico. Decía Alejandro Dumas que el vino es la parte intelectual de la gastronomía y tenemos claro que Bogotá se ha convertido, y otras ciudades del país como Medellín y Cartagena, en destinos gastronómicos, por lo menos en el concierto latinoamericano, y esto va claramente de la mano con el crecimiento del vino. En pandemia, por ejemplo, las cifras del vino fueron extraordinarias, porque la gente se recluyó a tomar vino y a pasarlo chévere y el consumo fue impresionante. Entonces la gente está consumiendo más y sobre todo también gastando un poquito más, ya quiere botellas de mayor gama.
¿Qué tendencias tenemos los colombianos en nuestro consumo de vino?
Pasamos del famoso vinito para postre, para torta, el de las abuelitas y las anchetas, a vinos mucho más serios. El colombiano, curiosamente, y digo curiosamente porque si tú vas a Europa en pleno verano la gente toma vinos rosados y vinos blancos, pero en Colombia se toma mucho vino tinto y en Europa ese es el vino del invierno o de otoño. Y la mayoría de nuestras ciudades presentan un clima caluroso, donde se debería tomar más rosado y blanco según esa tendencia, por el calor, para que tú tengas un producto más refrescante. Sin embargo, aquí se toma, incluso en Cartagena, vino tinto, pero paulatinamente el vino espumante ha ganado sus adeptos y viene creciendo, la gente ha entendido que el blanco es una gran experiencia, porque ha empezado a tomar otras variedades exóticas que antes no conocía.
Hablemos del vino como forma de arte...
El vino tiene ese elemento de querer investigar de dónde viene y cuál es su historia. Hay vinos que vienen desde el año 800 después de Cristo hasta nuestra época. El Corton-Charlemagne es un vino que se fundó y se hizo en la época de Carlomagno. Entonces ahí hay historias de cultura y gastronomía, hay arte, hay ruinas, hay pueblos. Hay una conversación muy interesante siempre en torno a mis vinos y eso es lo que lo que yo siempre busco.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖