Joseph Conrad: el autor de lo insólito
El escritor se convirtió en uno de los principales escritores de habla inglesa, sin que el inglés fuera su lengua materna. Su obra rezuma reflexiones de la condición humana y de los sistemas políticos y económicos.
Mónica Acebedo - IG: @monica_acebedo_libros
“Me había deparado la oportunidad de revelarme un poco, de descubrir lo que era capaz de hacer. No, no me gusta el trabajo. Prefiero holgazanear mientras pienso en todas las cosas buenas que podrían hacerse. No me gusta el trabajo, a nadie le gusta, pero me gusta lo que hay en el trabajo; la oportunidad de encontrarse a uno mismo. Tu propia realidad (para ti mismo, no para los demás), lo que ningún otro hombre puede llegar a saber jamás.”
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“Me había deparado la oportunidad de revelarme un poco, de descubrir lo que era capaz de hacer. No, no me gusta el trabajo. Prefiero holgazanear mientras pienso en todas las cosas buenas que podrían hacerse. No me gusta el trabajo, a nadie le gusta, pero me gusta lo que hay en el trabajo; la oportunidad de encontrarse a uno mismo. Tu propia realidad (para ti mismo, no para los demás), lo que ningún otro hombre puede llegar a saber jamás.”
El corazón de las tinieblas
Joseph Conrad es considerado uno de los autores más relevantes de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Su pluma es transgresora y novedosa, en especial, por la forma como logra yuxtaponer cuestiones sociológicas como el colonialismo, los enfrentamientos culturales y el paisaje exótico con asuntos personales, morales y éticos: el miedo, la culpa y el hambre de poder. María José Furió resume de la siguiente manera el alcance de la obra de Conrad: “El tema fundamental no es la aventura, sino el exilio. Sus personajes son héroes de un mundo moderno y sus conflictos, sus pruebas, son los del hombre moderno que tiene como paisaje de su aventura principal las complejidades de su conciencia. El momento histórico, con la aventura colonial de fondo y la progresiva caducidad de los ideales románticos, alimenta la noción del exilio y, no del todo paradójicamente, propone con sus escenarios exóticos el lugar donde se dilucida el debate; en todo caso es secundario si se resuelve el triunfo o el fracaso: el interés del relato culmina en el planteamiento de la disociación de la conciencia del hombre ante sus propios actos.” (Lecciones de literatura universal, Cátedra 2012, p. 736).
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Józef Teodor Konrad Korkenioski, más conocido como Joseph Conrad, nació el 3 de diciembre de 1857 en Berdichev (Ucrania). Hijo de aristócratas polacos antizaristas, quedó huérfano a los once años y pasó su temprana juventud en Cracovia (Polonia) con la familia de su padre hasta los 16 años; luego, se hizo marinero en un barco mercante francés que partió de Marsella y durante los siguientes veinte años estuvo vinculado con barcos ingleses y franceses. Llegó a ser capitán de varios navíos; recorrió mares y ríos del mundo; llegó al Congo, Malasia y varias de las islas del Pacífico.
A los 38 años publicó su primera novela en inglés, que no era su lengua materna a pesar de usarla en el día a día. La escritura había formado parte integral de su existencia, ya que registró, con juicio, sus experiencias en los viajes y aventuras que vivió como marinero. Era un observador minucioso de la condición humana y un crítico de la colonización. Después de publicar en 1895 Almayer’s Folly, su primera obra, se dedicó de lleno a la escritura de relatos y novelas, en los que creaba escenarios trepidantes, personajes enigmáticos y complejos, con profundidad psicológica. Su obra fue bien recibida en los círculos intelectuales ingleses y sigue teniendo mucho éxito hasta nuestros días, dadas la temática universal y la construcción narratológica que atraviesan su obra. Murió en Kent, Inglaterra, el 3 de agosto de 1924.
Me voy a referir brevemente a tres de sus obras más icónicas: El corazón de las tinieblas (1899), que se desarrolla en el contexto de la colonización europea en África, Chales Marlow, el protagonista, se interna en el corazón del río Congo, en busca de un comerciante de marfil y agente de una compañía belga, llamado Kurtz, que ejerce poder sobre las tribus nativas. Entre la temática de la civilización y la barbarie, deja ver aspectos del comportamiento humano como el poder y la corrupción. El narrador se adentra en lo más profundo de la selva y es testigo de la explotación de los recursos naturales, el abuso y violencia de los europeos con las tribus, supuestamente, con intenciones civilizadoras: “El poder corruptor del corazón humano es más oscuro que cualquier otro mal”.
Otra novela inmortal es Lord Jim (publicada por entregas entre 1899 y 1900). Un capitán de la marina británica abandona su barco antes que los pasajeros, ante un inminente naufragio; luego, es perseguido por la culpa y el remordimiento: “Pero de vez en cuando se apoderaba de él, físicamente, una incontenible embestida de la angustia, lo hacía jadear y retorcerse bajo las mantas, y después, la nada inteligente brutalidad de una existencia pasible del tormento de tales sensaciones lo llenaba de un desesperado deseo de escapar a cualquier costo”.
Nostromo (1904) es una novela cuyo escenario es la república de Costaguana (país ficticio en América del Sur), donde la corrupción prima en la esfera política interna. Es un espejo de la situación política y económica de varios países latinoamericanos de finales del siglo XIX. Las luchas independentistas y la búsqueda de identidad nacional serán la clave de lectura de esta gran obra: “El valor de una frase está en la personalidad de quien la dice, porque nada nuevo puede ser dicho por un hombre o una mujer”.
En resumen, Joseph Conrad se convirtió en uno de los principales escritores de habla inglesa, aunque esa no era su lengua materna; al contrario, se dice que lo hablaba con un acento fuerte y que cuando decidió convertir sus experiencias en literatura dudó si hacerlo en francés o en inglés. Logró fusionar literatura de viajes y aventuras con narraciones insólitas y exóticas, que rezuman reflexiones de la condición humana, de los sistemas políticos y económicos, a partir de un lenguaje novedoso y un estilo fragmentario.
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