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Hubo un tiempo en el que Harmony Korine nada tenía que ver con el cine, más allá de dedicarse algunas horas del día a consumirlo. Veía películas, pero también patinaba, porque él era un skater (o al menos intentaba hacer un par de trucos con su patineta) como también lo eran sus amigos. Esos amigos de los que llevaba un tiempo escribiendo. Tenía en sus manos un guion que supo aprovechar un fotógrafo: Larry Clark. Entonces, se convirtió en una película que se estrenó en 1995: Kids. Algunos pensaron que aquello era un documental, pero en realidad la cinta se distanció un poco de la historia real, dejando a un lado el fuerte vínculo de amistad que había detrás de un grupo de skaters, haciéndolos parecer solo como unos adolescentes interesados en las drogas y el sexo, a pesar de que incluso algunos de los actores eran vírgenes.
En Kids, de hecho, se aborda el tema de la virginidad y lo hace desde el personaje de Telly, interpretado por Leo Fitzpatrick. El interés de aquel joven consiste en desvirgar a diferentes mujeres por “puro placer”. Para hacerlo, les endulza el oído repitiéndoles las mismas palabras a todas. Primero, se encarga de conquistarlas resaltando su belleza. Y cuando llega el día que en realidad le interesa, el del encuentro sexual, les promete que no les dolerá, que confíen en él, que está seguro de que les encantará. Todas terminan accediendo sin saber que han cavado su propia tumba. Lo han hecho porque Telly no utiliza ningún método anticonceptivo y menos ellas que apenas acaban de iniciar su vida sexual. Ninguna será mamá, pero sí portadoras de una enfermedad de transmisión sexual.
Pero Telly quizá no lo sabe. Alguien se interesa en decírselo. Alguien que ha sido contagiada por él: Jennie. “Solo lo hice con Telly”, le dice ella a una señora tras informarle el resultado de una prueba, aquella que arrojó positivo. Tiene VIH y no lo hubiera descubierto si no fuera porque acompañó a una amiga a hacerse el examen, quien, a pesar de haber tenido relaciones sexuales con muchos más hombres que Jennie, no tiene ningún ETS. “Mi hermano tendrá que saber que voy a morir. Que ya no podré hacerle la comida”, le dice Jennie a su amiga. Entonces, intenta hallar a Telly, a quien no ve desde que la desvirgó. Porque él hace lo mismo siempre: se desaparece después de quitarles la virginidad.
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Telly está ocupado conquistando a una nueva chica de trece años, pero también pasando el tiempo con sus amigos skaters. A veces roba junto con su amigo Casper (Justin Pierce). Y no solo a los extraños también a sus propios padres. La ficción se convierte en realidad porque ambos actores naturales fueron descubiertos por Clark mientras estaban patinando. En el caso de Pierce, llegó a ser un skater patrocinado por Zoo York y Supreme Crew. Pero hay más aspectos de su vida que quedaron retratados en Kids. En la cinta, interpreta a un joven drogadicto y, al parecer, en la vida real también consumía drogas, porque un día fue arrestado por llevar heroína y marihuana. También hurtaba, pero no con Fitzpatrick, sino con Harold Hunter, otro actor de la película. Ambos tuvieron un trágico final.
Pierce, tras varios periodos de soledad y de la pérdida de un hijo, decidió ponerle fin a su vida en el 2000. Hunter vio como el “éxito” les llegaba a otros de los actores de Kids, incluyendo a Pierce, pero no a él. Entonces, él, quien había crecido en un hogar rodeado por el crack y había decidido distanciarse del mundo de las drogas, terminó con el tiempo huyendo de la sensación de derrota a través del whisky y la cocaína. La cocaína que cuando tenía 32 años puso fin a su existencia por cuenta de una sobredosis.
En la cinta, las escenas de drogas son frecuentes, pero no se quedaron solo en la filmación. Porque el documental Una vez fuimos Kids de Hamilton Harris, estrenado en 2021, reveló que los actores consumían drogas durante el rodaje. “En una secuencia nos fumamos 10 porros seguidos”, dijo unos de los protagonistas en aquella película, como cita El País. Sin mencionar que Clark, cuando se interesó en sus vidas para llevarlas al cine, les ofreció marihuana y alcohol a cambio de sus historias.
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La historia que cuando se convirtió en película, se alejó un poco de la realidad. Porque dejó a un lado ese lazo de amistad que los unía hasta el punto de considerarse como una especie de familia. Aquella que habían elegido y que era como un refugio a sus hogares descompuestos. El pasatiempo favorito de aquellos jóvenes no era el “sexo despreocupado”, como lo muestra la cinta Kids, sino el skateboarding.
Si bien es cierto que la película hace una reflexión, a su manera, sobre las enfermedades sexuales y el sexo sin protección e incluso pone sobre la mesa temas como la violación y el acoso sexual, tampoco se pueden desconocer los detalles narrados por Harris en su documental, que muestra, entre otras cosas, como el interés particular de Clark pesó más que las vidas de aquellos jóvenes, que si acaso recibieron US$1.000 y firmaron contratos sin ni siquiera ser asesorados por un adulto, pues muchos eran menores de edad.