“La biblioteca es como una caja fuerte de sabiduría”: Oswaldo Gutiérrez
A propósito de los cinco años que cumple el edificio de la Biblioteca Pública Municipal Juan Carlos Montoya Montoya, de Sabaneta, Antioquia, su catalogador habla de cómo funciona esta institución en el municipio más pequeño del país y su impacto en la comunidad.
Andrea Jaramillo Caro
¿Cuánto tiempo lleva funcionando la Biblioteca Pública de Sabaneta?
Como desde los años 30, con unas iniciativas de política del Gobierno Nacional de bibliotecas aldeanas. Luego la Sociedad de Mejoras Públicas, pero muy intermitente todo hasta 1981, cuando, por un acuerdo, se creó la Casa de la Cultura y ahí uno de los servicios viene siendo la biblioteca.
¿Por qué fue inaugurado en 2019 un edificio moderno para la Biblioteca?
La Biblioteca, como parte de la Casa de la Cultura, nació al lado de un colegio, una institución educativa, y luego se trasladó también a otra institución educativa. Pero era con puertas abiertas al público y allá estuvimos 18 años. Luego nos trasladamos a esta que sí fue construida expresamente para biblioteca, pero sí es un error de comunicación decir que la Biblioteca es nueva; el edificio sí: cumple cinco años en 2024.
¿Cómo han manejado la colección literaria de la Biblioteca?
Nosotros llevamos a través de todos esos años algunos materiales bibliográficos, que en este momento son 12.000. En alguna época nos ganamos un premio con el Ministerio de Cultura, con una estrategia llamada Bibliocarretas. Ahí nos conseguimos $100 millones en libros, eso fueron una cantidad de libros muy buenos y en todo momento por la Administración Municipal, el Ministerio de Cultura, el Instituto de Cultura de Antioquia y por muchos lados van llegando libros nuevos y la gente también regala.
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¿Cuál es la labor de un bibliotecólogo y catalogador?
En toda biblioteca grande hay unos profesionales, los bibliotecólogos. En Colombia hay cuatro universidades grandes que ofrecen la carrera y nuestra tarea es analizar el material de biblioteca.
¿Qué se necesita para la selección?
Dependiendo de las necesidades del público, de los ciudadanos, de lo que hace falta en la biblioteca para la selección del libro y luego de decidir el libro, hay que ingresarlo a una base de datos. Nosotros estamos con la red de bibliotecas de Medellín Área Metropolitana con la Biblioteca Pública Piloto, pero hay libros que no están ahí y llegan a nosotros por diferentes medios y nos toca catalogarlos. Es decir, encontrar la descripción, autor, título, materia, un montón de datos para recuperar después el libro y todo eso requiere un análisis catalográfico muy importante para meterlo en la base de datos y que pueda ser recuperado.
¿Cómo se interesó por la Bibliotecología?
Eso fue hace rato: cuando estaba en el bachillerato, me gustaba ir a la biblioteca de Itagüí y veía ahí todo el ambiente. Luego, cuando había que escoger, puse Bibliotecología y Arquitectura, y pasé. Desde siempre, desde el primer semestre, me gustó, me fue gustando la cosa, administrar la información, los tesoros de la humanidad y la sabiduría.
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¿Cuál es el valor de que haya bibliotecas públicas de este tamaño en los municipios?
Esto es muy importante, que los ciudadanos se apersonen del material que hay en nuestras bibliotecas y lo que puede haber, lo que hace falta. Porque aquí está la información, la sabiduría y pueden encontrar muchas cosas para sobrevivir y desarrollarse. El entretenimiento, las artes, la cultura, la cultura de la vida, la literatura... Es que esto es como si tuviéramos una caja fuerte en el municipio con algo que es una riqueza muy grande.
¿Cuál es la importancia de la literatura y la lectura para el ser humano?
A eso me refiero con lo que es un tesoro, un arca, algo que está ahí dispuesto en cualquier momento para que se repita y retumbe en uno. Con los talleres de literatura y de escritura creativa, todo lo que se puede hacer con el libro, escribir y pasar a compartir la información, la sabiduría. Es un tesoro que la gente no valora.
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¿Cómo percibe el impacto que ha tenido la Biblioteca de Sabaneta en la comunidad?
Muy grande, aquí tenemos muchos ciudadanos que utilizan los servicios de consulta, de préstamo, los que están en los talleres, los gestores culturales, la animación a la lectura. Aquí las personas que nos han acompañado en la Biblioteca durante tantos años y los nuevos usuarios, los que va uno moldeando, para que aprovechen todo lo que hay en la Biblioteca y no solo los libros, sino todo lo que se hace.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la institución?
Por allá en Canadá hay una biblioteca que es sin libros, que inauguraron recientemente; la cuestión es combinar lo tradicional, lo moderno. El reto de que las personas sí escriban, lean y que se aproveche la lectura, la escritura, la oralidad. Y no es que solamente nos vamos a quedar con equipos y con la internet, porque no todo el mundo tiene eso, ni tiene acceso, ni tiene posibilidades. Tenemos también el reto de tener las cosas en buen estado y el material bibliográfico bueno, interesante, propicio y que cree el impacto que se espera.
¿Cuánto tiempo lleva funcionando la Biblioteca Pública de Sabaneta?
Como desde los años 30, con unas iniciativas de política del Gobierno Nacional de bibliotecas aldeanas. Luego la Sociedad de Mejoras Públicas, pero muy intermitente todo hasta 1981, cuando, por un acuerdo, se creó la Casa de la Cultura y ahí uno de los servicios viene siendo la biblioteca.
¿Por qué fue inaugurado en 2019 un edificio moderno para la Biblioteca?
La Biblioteca, como parte de la Casa de la Cultura, nació al lado de un colegio, una institución educativa, y luego se trasladó también a otra institución educativa. Pero era con puertas abiertas al público y allá estuvimos 18 años. Luego nos trasladamos a esta que sí fue construida expresamente para biblioteca, pero sí es un error de comunicación decir que la Biblioteca es nueva; el edificio sí: cumple cinco años en 2024.
¿Cómo han manejado la colección literaria de la Biblioteca?
Nosotros llevamos a través de todos esos años algunos materiales bibliográficos, que en este momento son 12.000. En alguna época nos ganamos un premio con el Ministerio de Cultura, con una estrategia llamada Bibliocarretas. Ahí nos conseguimos $100 millones en libros, eso fueron una cantidad de libros muy buenos y en todo momento por la Administración Municipal, el Ministerio de Cultura, el Instituto de Cultura de Antioquia y por muchos lados van llegando libros nuevos y la gente también regala.
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¿Cuál es la labor de un bibliotecólogo y catalogador?
En toda biblioteca grande hay unos profesionales, los bibliotecólogos. En Colombia hay cuatro universidades grandes que ofrecen la carrera y nuestra tarea es analizar el material de biblioteca.
¿Qué se necesita para la selección?
Dependiendo de las necesidades del público, de los ciudadanos, de lo que hace falta en la biblioteca para la selección del libro y luego de decidir el libro, hay que ingresarlo a una base de datos. Nosotros estamos con la red de bibliotecas de Medellín Área Metropolitana con la Biblioteca Pública Piloto, pero hay libros que no están ahí y llegan a nosotros por diferentes medios y nos toca catalogarlos. Es decir, encontrar la descripción, autor, título, materia, un montón de datos para recuperar después el libro y todo eso requiere un análisis catalográfico muy importante para meterlo en la base de datos y que pueda ser recuperado.
¿Cómo se interesó por la Bibliotecología?
Eso fue hace rato: cuando estaba en el bachillerato, me gustaba ir a la biblioteca de Itagüí y veía ahí todo el ambiente. Luego, cuando había que escoger, puse Bibliotecología y Arquitectura, y pasé. Desde siempre, desde el primer semestre, me gustó, me fue gustando la cosa, administrar la información, los tesoros de la humanidad y la sabiduría.
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¿Cuál es el valor de que haya bibliotecas públicas de este tamaño en los municipios?
Esto es muy importante, que los ciudadanos se apersonen del material que hay en nuestras bibliotecas y lo que puede haber, lo que hace falta. Porque aquí está la información, la sabiduría y pueden encontrar muchas cosas para sobrevivir y desarrollarse. El entretenimiento, las artes, la cultura, la cultura de la vida, la literatura... Es que esto es como si tuviéramos una caja fuerte en el municipio con algo que es una riqueza muy grande.
¿Cuál es la importancia de la literatura y la lectura para el ser humano?
A eso me refiero con lo que es un tesoro, un arca, algo que está ahí dispuesto en cualquier momento para que se repita y retumbe en uno. Con los talleres de literatura y de escritura creativa, todo lo que se puede hacer con el libro, escribir y pasar a compartir la información, la sabiduría. Es un tesoro que la gente no valora.
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¿Cómo percibe el impacto que ha tenido la Biblioteca de Sabaneta en la comunidad?
Muy grande, aquí tenemos muchos ciudadanos que utilizan los servicios de consulta, de préstamo, los que están en los talleres, los gestores culturales, la animación a la lectura. Aquí las personas que nos han acompañado en la Biblioteca durante tantos años y los nuevos usuarios, los que va uno moldeando, para que aprovechen todo lo que hay en la Biblioteca y no solo los libros, sino todo lo que se hace.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la institución?
Por allá en Canadá hay una biblioteca que es sin libros, que inauguraron recientemente; la cuestión es combinar lo tradicional, lo moderno. El reto de que las personas sí escriban, lean y que se aproveche la lectura, la escritura, la oralidad. Y no es que solamente nos vamos a quedar con equipos y con la internet, porque no todo el mundo tiene eso, ni tiene acceso, ni tiene posibilidades. Tenemos también el reto de tener las cosas en buen estado y el material bibliográfico bueno, interesante, propicio y que cree el impacto que se espera.