La carta abierta de la exministra de Cultura Patricia Ariza a Gustavo Petro
La saliente ministra se despidió de su equipo de trabajo y le entregó al presidente de la República un balance de lo que hizo en 200 días, antes de que él la despidiera sin justa causa, según insiste ella.
Patricia Ariza / Especial para El Espectador
CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE GUSTAVO PETRO
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CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE GUSTAVO PETRO
Señor y compañero Presidente:
Tengo por usted la más alta consideración y aprecio. Estoy convencida que sus discursos tienen carácter complejo y premonitorio. Son discursos donde se le hacen a la época preguntas esenciales, y donde se le habla al futuro. Por eso se acercan a la filosofía. Cuando me ofreció el cargo de ministra de cultura, mi primera reacción fue negativa, tuve miedo, no del cargo, sino de dejar el teatro. Alcancé a hacer la carta donde le explicaba por qué no podía ser ministra. (Recomendamos: Así fue el primer remezón ministerial del gobierno de Gustavo Petro).
Luego llegaron a mi casa mis amigas entrañables de la Unión Patriótica, Aída Abella y Jahel Quiroga, mi familia y los compañeros de mi grupo. Me dijeron: tantos años luchando Patricia, y ahora que tenemos esta oportunidad de incidir en los cambios no puede negarse: usted es artista y es de izquierda y nos representa, es víctima y sobreviviente de la UP y representa la memoria viva. Tiene que aceptar.
Me quedé sin palabras y dije: Sí, con mayúsculas. Y, por supuesto, no me arrepiento. Llegué a un mundo extraño, caminé por unos corredores llenos de alfombras rojas, me extasié frente al cuadro de Alejandro Obregón a quién conocí y amé. Y estuve puntual en los consejos de ministros y de ministras. (Los nombres que suenan como reemplazo de Patricia Ariza).
Allí aprendí mucho, son gente inteligente: escuché discusiones de alta economía y vi en sus intervenciones, presidente, a un hombre profundamente humano, pero, a la vez, triste. No logré comunicarme con usted y lo siento, de verdad. Le pregunté a mucha gente: ¿qué le pasa al presidente conmigo? Y me decían: no te preocupes, él es así con todo el mundo. Eso me tranquilizaba, por momentos.
Mientras tanto, mi vida transcurría en el ministerio entre las 7 de la mañana y muchas veces hasta las 10 de la noche. Conocí gente maravillosa, que hace su trabajo con una pasión sin límites. Y tuve unos asesores increíbles. Comprender la estructura fue fácil, pero cambiarla no.
En poco tiempo se creó -y se logró colocar en el debate nacional- la necesidad de la transformación cultural. Por esa razón emprendimos en el ministerio transformaciones estructurales: estaba tomado por el modelo neoliberal condensado en la llamada economía naranja.
Y pude -pudimos, porque fue un trabajo colectivo- hacer cambios tangibles e intangibles. Lo más importante, presidente Petro, fue colocar las artes y los saberes en el lugar que les corresponde. El teatro había sido sacado del organigrama del ministerio y lo restituimos, no faltaba más. Ahora tiene un equipo que responde por esta disciplina de la que yo aprendí casi todo de la vida. También reconocimos el Circo. No sabía que había tantas carpas de circo por los pueblos, que había familias en donde los niños, hijos de los cirqueros, nunca tuvieron acceso a la educación, porque son trashumantes. Creamos entonces el equipo de Circo y eso, aunque para algunos sea insignificante, me hace sentir muy orgullosa. Íbamos a organizar la educación trashumante, los maestros ambulantes y las brigadas móviles. Lo habíamos hablado con el ministro Alejandro Gaviria y estaba en camino. Ojalá suceda.
No se trató, para nada, presidente, de hacer activismo o de montar espectáculos. Se trató de cambiar la mirada de la cultura. Se trató de construir una estructura de pensamiento para que fuera el soporte conceptual donde quepan los proyectos y programas, y que esté, además, en consonancia con el programa de gobierno. Lo más importante es que la gente del ministerio se entusiasmó y comenzamos todos y todas a trabajar por el cambio cultural para la paz y el cuidado de la vida.
Trazamos el eje de la Cultura de Paz, que no es poca cosa, presidente; se trata de otorgarle a la paz la dimensión cultural. Yo he estado -como artista- en todos los procesos de paz, desde la época del presidente Belisario Betancur. Es que no bastan los Acuerdos de Paz, presidente, que son, por supuesto, la columna vertebral. Necesitamos que la paz se convierta en cultura, que se vuelva una manera de ser y de pensar; que la paz se coloque en el alma de la nación y en el corazón de la gente. Y empezamos a hacerlo con un Estallido Cultural por la Paz y por la Vida, sin precedentes.
Ésta fue una iniciativa ciudadana. Al comienzo creímos que llegaríamos a cien actividades. Pero la voluntad de los y las artistas, de los creadores, de las sabedoras y sabedores y de las comunidades, nos rebasó, con creces. Fueron 1.172 iniciativas y 3.431 actividades. El Estallido Cultural sucedió en los 32 departamentos y en 280 municipios. Se produjeron 250 juntanzas y 400 foros en los cuales el movimiento cultural planteó su voluntad inquebrantable de trabajar desde el arte y la cultura por la paz y por la vida. Es increíble que esto para algunos pase desapercibido.
Otra revelación del Estallido, presidente, fue reconocer, desde la cultura, las comunidades de colombianos y colombianas artistas y sabedores, que viven en el exterior. Son miles. Nos contaron que en este país sólo se les reconoce por las remesas de dinero y pidieron su lugar en la cultura. Se construyó con ellos y ellas el programa Colombia Extendida. ¡Hubo Estallido Cultural en 8 países! Y centenares de compatriotas cantaron, cocinaron y bailaron, conversaron y pensaron colectivamente sobre la Paz Total y sobre la necesidad de convertir a Colombia en Potencia de la Vida. Este es un proyecto estratégico para el cambio cultural; presidente, no lo deje morir.
Colombia en el Mundo. Se trató de cambiar la ubicación cultural de Colombia en el mundo, de ir más allá de los intercambios “diplomáticos” y comenzar una política internacional que permita que el mundo reconozca la diversidad cultural que nos habita, y que los colombianos y colombianas podamos conocer y dialogar con las culturas del mundo. Un sueño, presidente Petro: hacer, en una casa de la SAE, la Casa de las Culturas del Mundo.
Se reconstituyeron culturalmente las relaciones con Venezuela y con Cuba. En Venezuela el Encuentro Binacional de poesía en la frontera fue el preámbulo de la apertura de relaciones entre los dos países. En Cuba, Colombia fue el país invitado de honor a la Feria del Libro: el ministerio participó con una nutrida delegación de escritores y escritoras y una serie de actos con la vicepresidenta Francia Márquez y la ministra de entonces, Patricia Ariza. Todo giró alrededor de la revitalización de las relaciones entre los dos países. Se suscribió un memorándum de entendimiento.
Colombia en el Planeta. Siguiendo sus discursos, presidente, tomamos la iniciativa de darle un lugar a la relación social y cultural del país con el planeta. Se trata de pensar nuestro destino y la necesidad del cambio cultural frente a las crisis civilizatoria y climática. En el ministerio comenzamos con un bello proyecto en alianza con la Unidad de Riesgo que se denomina Los Caminos del Agua. Se trata de unir, en una polifonía, los saberes de las comunidades que habitan las zonas afectadas con el saber científico y los saberes sensibles y convocantes del arte, para enfrentar la crisis climática. Este proyecto se suscribió y se inauguró en Mompox en un acto polifónico iluminador.
Otro cambio enorme fue -y está siendo- el cambio de la economía naranja del gobierno anterior por la Economía Cultural, Popular y Alternativa. Este es un cambio estructural: la organización del ministerio, los presupuestos y los programas del presidente Duque se centraron en la mirada comercial y empresarial de la cultura y las artes. No estamos en contra del mercado, pero la cultura y las artes no se pueden reducir exclusivamente a mercancías. La cultura es lo que somos, no lo que vendemos. En la economía naranja estaba el modelo neoliberal en su esencia. Ojalá no se retroceda, presidente.
Suscribimos un convenio con el ministerio de comercio para organizar Turismo Cultural. Empezaríamos con las Rutas Turísticas Culturales como por ejemplo: La Ruta de Macondo, (en proceso), la Ruta de los Saberes Indígenas, La Ruta de la Selva, la Ruta de la Música, entre otras.
A propósito de la música: todavía sin la adición presupuestal, se trabajó en fortalecer el Plan Nacional de Música para la Convivencia; fortalecer las prácticas musicales. A la fecha, presidente, 84 municipios apartados del país recibieron dotaciones de instrumentos musicales que fomentan el diálogo de saberes. Hicimos en el Teatro Colón de Bogotá el encuentro “Celebra la música” con la participación de 200 niños y niñas intérpretes de diversas regiones del país. Entre otras acciones.
Para 2023 la inversión pasó de 9 mil a 11 mil millones. Se consideró que la voz de los niños víctimas del conflicto es fundamental, por eso se continúa con apoyo decidido a los más de 11 mil niños y niñas víctimas del conflicto, a través del programa “Sonidos de Esperanza”, con una inversión de 19 mil millones para 2023.
Igualmente, se apoyó a la Orquesta Nacional de Música Sinfónica con una inversión de 15 mil millones que permitió ampliar la planta de músicos, en la perspectiva del plan Nacional de Orquestas. Se mantuvo el acompañamiento a las orquestas regionales del país: Filarmónica de Medellín, Filarmónica de Cali, Orquesta Sinfónica de Caldas, Orquesta EAFIT, Orquesta UNAB, y la Orquesta sinfónica de Cartagena que integra músicos de todos los barrios de la ciudad en un laboratorio de encuentros musicales. Estas agrupaciones representan gran parte del sector musical sinfónico del país y emplean más de 400 músicos; ellas, junto con las orquestas de Medellín y las de la Filarmónica de Bogotá, que usted consolidó durante su alcaldía, podrían ser la base para el Sistema nacional de Orquestas.
Este tema de la música ha sido objeto de incomprensiones y de falsos imaginarios sobre mí y nuestra gestión, que, al parecer, le llegaron a usted. Yo reconozco al profesor Zorro, a quien usted nombró como viceministro y le dio la responsabilidad del proyecto de orquestas. Tengo por él un profundo respeto, (no siempre recíproco). Valoro sus metodologías para la enseñanza de la música. Tuvimos diferencias, sobre todo en su intento de crear compañías “oficiales” en las artes. Creo rotundamente señor presidente, que el papel de las instituciones de cultura no es hacer la cultura sino estimularla, apoyarla, facilitar escenarios, la formación y la circulación, reconocer y otorgar presupuestos para las artes y los saberes y contribuir a crear las mejores condiciones para la creación.
En cuanto al Sistema Nacional de Orquestas, los artistas de la música de todo el país se manifestaron en muchas ocasiones acerca de la necesidad de que se estimulen todas las músicas. Me alegra mucho que, finalmente, se haya creado una mesa. Nuestro pensamiento es que todas las políticas que tengan que ver con el arte deben ser consensuadas con la comunidad a través de mesas permanentes. Y así lo estábamos haciendo.
Arte y Educación para la Vida. Este eje programático busca la atención a los y las artistas: en el estímulo a la creación, a la formación, y a su bienestar. La pandemia evidenció que éste es uno de los sectores más precarizados. Es una verdadera paradoja: mientras más se nos hablaba en tiempos de la economía naranja de emprendimiento y de gestión, fue cuando más los artistas se precarizaron. Decenas de artistas se encuentran hoy en situación de indigencia. Empezamos a trabajar con el Ministerio del Trabajo para adelantar el apoyo a esta comunidad tradicionalmente olvidada.
En las convocatorias y estímulos se dio un giro enorme porque se redujeron y facilitaron los trámites y se aumentaron y extendieron los recursos de manera verdaderamente exponencial. Se favorecieron 3.092 propuestas de 641 municipios y se logró que participara gente de todos los departamentos. Estábamos preparando unas brigadas para que funcionarios del ministerio fueran a las zonas donde no hay conectividad e invitaran a la gente a participar.
Todas las convocatorias ahora tienen perspectiva territorial y de género. Por ello creamos el grupo de mujeres del ministerio. Se comenzaron a desarrollar proyectos especiales para los y las jóvenes, en particular para quienes participaron del estallido social. Elles reclaman a gritos ser incluidos en la cultura y las artes. Se movilizaron centenares de jóvenes en más de 10 encuentros territoriales. En Villavicencio hicimos el Encuentro Nacional de Juventud con 400 jóvenes líderes culturales de todo el país. Con el Ministerio de Justicia avanza un proyecto cultural para centros penitenciarios.
Se creó el Centro de Pensamiento y Acción para las Culturas, las Artes y los Saberes para que se promuevan los grandes debates culturales de la época como El Plan Decenal de Cultura, la Ley general de Cultura, y los cambios culturales para la paz y la crisis ambiental, entre otros. Los textos de esos debates serán a su vez pretextos y estímulos para la participación de la comunidad cultural y para el debate de ideas a lo largo y ancho del país. Se culminaron las obras del Centro Nacional de las Artes que inicia sus actividades este mes de marzo en sus tres salas.
Se acordó con el Ministerio de Hacienda un cupo de beneficios fiscales de 300.000 millones para estimular la creación audiovisual y cinematográfica. Y para Co-crea se mantuvo la exención hasta por 200.000 millones, exclusivamente para proyectos de artes y saberes.
La agenda legislativa fue muy intensa. Se trabajó con los senadores y representantes tanto del Pacto Histórico como de las otras bancadas. En esa agenda están: el cambio de nombre del Ministerio; el Servicio Social Cultural para la Paz; la gestión para que tengamos ahora el presupuesto más alto de la historia del Ministerio; la inclusión de la cultura en la Ley de Paz Total; la Ley de Memoria Histórica (en trámite) con el apoyo del senador Iván Cepeda; la ley de Teatro; la ley Estatutaria del Artista y de las agrupaciones; la Reforma Laboral y la ley de música (en trámite).
El patrimonio es un espacio en conflicto, pero hemos buscado mediante el apoyo de especialistas, actuar de la mejor manera atendiendo a las comunidades afectadas y destinando recursos importantes para los planes de salvaguarda. Hemos atendido en Cartagena y en Villa de Leyva importantes problemas de patrimonio heredados de los gobiernos anteriores. En cuanto a la infraestructura existen numerosas obras que han recibido apoyo del ministerio, como la Casa de la Cultura de Quibdó.
Se trabajó igualmente en el patrimonio cultural: los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada ingresaron a la lista representativa de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Declaramos la Cumbia como Patrimonio Cultural de la Nación.
Presidente: me tomó por sorpresa su decisión de cambiar a la ministra de Cultura, pero usted ejerció su derecho. Eso no se discute. Reitero, sí, que la manera como lo hizo, no fue amable. Y me duele que quede en el ambiente que no hubo de gestión. Con todo el respeto, no es así señor presidente. Aquí relato solo una pequeña parte de lo realizado. No hubo inercia. Quiero ser muy clara con usted y con la opinión política, y, en particular, con las y los artistas y sabedores, a quienes me debo. Yo lo respaldo presidente, y respaldo este gobierno, plenamente. Pero estoy segura de que este país necesita una Reforma Cultural porque el Cambio Social es también un Cambio Cultural.
De usted, señor presidente.
PATRICIA ARIZA