Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Curiosamente, la cerveza tuvo un rol trascendental para la lucha de las mujeres por la igualdad en Estados Unidos. Esta es la historia de cómo una abogada litigante brillante transformo el destino de millones a partir del caso correcto.
Hasta mediados de los años 70 las mujeres podían ser discriminadas en Estados Unidos de manera legal. La Constitución no prohibía la discriminación basada en el género y, por tanto, había leyes que les impedían trabajar o decidir sobre su vida libremente. Prohibían, por ejemplo, que las mujeres trabajaran en bares o restaurantes, a menos, decían las Cortes, que fuera “el establecimiento de sus esposos o de sus padres”. Y así, un largo etcétera de normas administraba la libertad femenina.
Le puede interesar: Tercer día del Festival Hysteria en El Centro Nacional de las Artes
Un grupo de mujeres empezó a demandar esas leyes. El problema era que no prosperaban, en parte porque el sistema de justicia estaba completamente cooptado por hombres que no querían abrir la puerta a que la discriminación de género sea prohibida explícitamente.
Hasta que llegó el caso Craig v. Boren, un juicio extraño, uno de esos que solo las estrategas más finas ven. Se trataba de una ley de Oklahoma sobre la venta de cerveza. Las mujeres podían comprarla a los 18 años. Los hombres a los 21 años. Ahí estaba la clave.
Le puede interesar: Roban 49 obras de oro de una exposición en Italia valoradas en un millón de euros
Craig, un hombre menor de 21 años y Whitener, un vendedor de cerveza, argumentaron que la ley violaba la Cláusula de Protección Igualitaria de la Constitución. Craig no pudo comprar cerveza debido a su género, lo que lo llevó a cuestionar la constitucionalidad de la ley. Era el caso perfecto. Hombres defendiendo el acceso igualitario a la cerveza, bebida tan masculina. Después de un juicio más bien ligero, la Corte Suprema declaró inconstitucional la ley cervecera estableciendo que esas distinciones entre hombres y mujeres eran inconstitucionales. La Corte desarrolló un estándar riguroso: si se hubiese de distinguir por género, las razones deberían ser muy robustas.
Esto fue un hito. ¿Por qué? La estrategia de quienes impulsaron el proceso de Craig era lograr que la justicia empatice con el caso de los hombres y así, indirectamente, diga lo que ellas buscaban: que la igualdad de género era una regla, que merecía una protección fuerte.
Le puede interesar: Activistas propalestinos británicos destruyen retrato de Lord Balfour en Cambridge
Así, mediante una estrategia audaz y relativa, una mujer logró que la propia narrativa machista, de la cerveza y de la edad, fuera usada para los derechos de las mujeres. Y, ¿quién estaba detrás de este caso? Ruth Bader Gingsburg. Ella, llego a ser jueza de la corte suprema de Estados Unidos e hizo historia, mucha historia.
*Profesor de derecho, cuentacuentos. Transforma juicios en historias cercanas. Autor de Leyes y Leyendas, 7 juicios que cambiaron la historia.
Cada jueves podrán recibir en sus correos el newsletter de El Magazín Cultural, un espacio en el que habrá reflexiones sobre nuestro presente, ensayos, reseñas de libros y películas y varias recomendaciones sobre la agenda cultural para sus fines de semana. Si desean inscribirse a nuestro newsletter, que estará disponible desde la segunda semana de marzo, puede hacerlo ingresando AQUÍ.