¿Cuánta tierra necesita un hombre?
A propósito de la COP-16, vivir en paz con la naturaleza y proteger la biodiversidad ha sido un tema recurrente en los últimos años. Lamentablemente, ha sido solo un discurso y la inacción del hombre se puede deber a la perspectiva que tiene sobre su lugar en la tierra y en el universo.
Juliana Vargas
El cuento “¿Cuánta tierra necesita un hombre?”, de León Tolstoi comienza con dos hermanas discutiendo sobre qué estilo de vida es el mejor. La mayor ensalza la vida citadina, hablando de su comodidad, los vestidos, cuántas cosas buenas comen y beben, el teatro, los paseos y el entretenimiento. La menor se defiende, arguyendo que puede que los citadinos ganen más que los campesinos, pero asimismo lo pierden todo. “Ya conoces el proverbio”, le dice, “perder y ganar son hermanos gemelos”. Advierte que la gente es rica un día y mendiga pan al día siguiente, mientras que el estilo de vida del campesino es más seguro. Nunca serán ricos, pero siempre tendrán suficiente que comer.
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El cuento “¿Cuánta tierra necesita un hombre?”, de León Tolstoi comienza con dos hermanas discutiendo sobre qué estilo de vida es el mejor. La mayor ensalza la vida citadina, hablando de su comodidad, los vestidos, cuántas cosas buenas comen y beben, el teatro, los paseos y el entretenimiento. La menor se defiende, arguyendo que puede que los citadinos ganen más que los campesinos, pero asimismo lo pierden todo. “Ya conoces el proverbio”, le dice, “perder y ganar son hermanos gemelos”. Advierte que la gente es rica un día y mendiga pan al día siguiente, mientras que el estilo de vida del campesino es más seguro. Nunca serán ricos, pero siempre tendrán suficiente que comer.
Al parecer, no es cierto lo que dice la hermana menor. Su esposo, Pajom, aburrido de lidiar con vecinos que cortan sus árboles y permiten que su ganado paste en sus tierras, se va más allá del Volga para conseguir tierras fértiles, pero estas tierras son pocas y dispersas. Pajom necesita más tierra. Entonces, acude a los bashkires para que le vendan tierra. El negocio es simple: Todo lo que pueda abarcar en un día será suyo, con tal de volver al punto de inicio antes de que se oculte el Sol.
Pajom, como la humanidad, necesita más tierra. Esa misma que provee comida, combustible, refugio y medicinas. La humanidad es cada vez más numerosa, así que cada vez necesita más de la naturaleza, hasta ocasionar pérdida y fragmentación del hábitat, uso insostenible de los recursos, especies invasoras, contaminación y cambio climático global.
Por años se ha escuchado las consecuencias de la explotación desmedida de la Naturaleza, pero hasta no sufrir las consecuencias, cuándo se ha visto que el hombre cambie su actitud. Puede que exista el derecho a un ambiente sano, puede que se haya dado la invención de que un río pueda ser sujeto de derechos, puede que se lleve la contabilización de especies en extinción, en vía de extinción, en peligro, en reducción. Todo aquello tiene un denominador común: la Naturaleza como algo externo. Primero fue la Tierra como centro del universo, luego fue Dios como figura antropocéntrica, después vino el hombre como el elemento más importante a considerar. Hoy en día creemos que podemos controlar la Tierra. La humanidad siempre ha sido el centro de atención.
Nuestra percepción como especie es un núcleo que gira sobre sí mismo. Ni siquiera la pandemia tuvo el poder suficiente para cambiar las dimensiones de nuestra propia existencia. Que el 2020 había sido cismático, que nunca volveríamos a ser los mismos, que la Tierra se recuperaría. La propagación del virus COVID-19 se dio, precisamente, por la falta de biodiversidad, que posibilitó que una enfermedad pasara de animales a humanos, pero el núcleo no ha dejado de girar sobre sí mismo, y no ha dejado de girar porque creemos que podemos controlar la Naturaleza, como si no fuéramos precisamente parte de ella, como si no fuéramos una parte minúscula del Todo, como si, una vez más, fuéramos el centro de todo lo que ha sido y lo que será, cuando nunca lo hemos sido.
Es por ello que, por más que hagamos eventos, protestas, reuniones mundiales, o esparzamos pintura sobre patrimonios artísticos e históricos, la Tierra nunca nos será suficiente para vivir, pues seremos el centro, y el centro se debe alimentar. Como Pajom, correremos hasta que se oculte el Sol, tratando de abarcar la mayor cantidad de tierra posible, pensando que nunca será suficiente.
Y es posible que, como Pajom, lleguemos al punto de inicio solo para caer muertos. “Dos metros de tierra, de la cabeza a los pies, era todo lo que necesitaba”. “Perder y ganar son hermanos gemelos”.