Ilustración basada en los efectos de la conversación para el pensamiento y el relacionamiento humano.
Foto: Ilustración de Viviana Velázquez
Por lo general, uno habla convencido de que tiene toda la razón. Hace poco, alguien se burló de ese reproche: “Pues claro que creo que tengo razón, si no cómo podría hablar de algo”. Y sí. Las convicciones o meras creencias suelen ser necesarias para tomar alguna decisión, enrutar el camino, hacer algún chiste o intentar no vivir muertos del miedo, pero lo que preocupa a algunos, sobre todo en estos tiempos de interacciones un tanto mediocres (chats a través de redes sociales, reacciones con emojis, trinos, etc.), es que la ausencia de buena...
Por Laura Camila Arévalo Domínguez
Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com