La cosecha en la Documenta 15
La resistencia y el reflejo de la otra cara del arte propiciaron un encuentro entre diversos colectivos del mundo. La organización colombiana Más Arte Más Acción reconoció en sus actividades la importancia de juntar visiones hacia el desarrollo sostenible.
Sandra Fernández
Con el ánimo de continuar construyendo a favor de la comunidad, haciendo crecer redes y resistiendo más allá de los 100 días de la Documenta 15, que se desarrolló del 18 de junio al 25 de septiembre, los miembros de Lumbung, ahora y más fuerte que nunca, deciden apostarle a la constante lucha por la igualdad. La Documenta 15 se convirtió en el espacio propicio para justificar que el arte es una herramienta de transformación social capaz de trabajar en conjunto, tejiendo juntos a través de la igualdad y la cosecha de experiencias, recursos, reflexiones y encuentros que buscan fortalecer sus ecosistemas a través de la sostenibilidad.
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El ejercicio de recolección de conocimientos basados en las experiencias de los visitantes en consonancia con las actividades de las 14 organizaciones que conformaron los miembros del Lumbung sobrepasó los límites de la institucionalidad para enfocarse en el encuentro de las artes, el activismo y la gestión. “Hemos compartido nuestras luchas y temores. Hemos aceptado la crítica donde se expresaba y hemos hecho la crítica donde se requería; esto nos ha hecho a todos más fuertes y más resistentes. Así es como el arte crea significado, cómo se mueve, cómo debe funcionar y funciona”, dice la comunidad de Lumbung en su declaración, que se dio a conocer el pasado 10 de septiembre.
La experiencia fructífera de reunir en Kassel a diferentes colectivos que mantienen dentro de sus finalidades un compromiso con las comunidades de sus territorios de origen, fue un acercamiento hacia alternativas que fortalezcan la cercanía con la comunidad sin importar su raza, género, etnia, religión, origen, sexualidad o discapacidad. “A veces uno se sentía como el bicho raro en el arte contemporáneo habitual porque todo el mundo hacía exposiciones, cuadros, y acá nos dimos cuenta de que existen redes y personas que están trabajando en lo mismo (…) La idea más bonita de Lumbung es que tiene esa voluntad de seguir más allá”, explica Fernando García, fundador de la plataforma colaborativa española Campo Adentro (Inland), que forma parte de los miembros de Lumbung.
Estas nuevas formas de crear arte con la comunidad se enlazan con el territorio y proponen ampliar el espectro de lo estético para fijarse en las acciones, en el intercambio de saberes y hacer visible lo invisible. La organización colombiana Más Arte Más Acción llevó a Kassel una plataforma móvil (MAMA Doc Space) y la instalación Murmullos de los escarabajos de la corteza; ambas propuestas abrazando reflexiones sobre el cambio climático y la sostenibilidad. Su propósito para la D15 fue llevar proyectos y relaciones vigentes de los colectivos del Chocó que con el tiempo se conectaron juntando visiones y mundos con MAMA, “El ecosistema que llamamos en este momento es con quienes hemos colaborado últimamente y con quienes hemos abordado preguntas y hemos hecho creación artística en los territorios que hemos llegado y con los que hemos conectado por un proceso muy orgánico”, explica Alejandra Rojas, miembro de MAMA.
Con alrededor de 36 eventos que desarrolló MAMA durante la D15, se destaca la actividad “El caminar como diálogos posibles”, un encuentro impartido por el Colectivo COCO, el docente José Fernando Serrano y la investigadora Sina Ribak de Arts Collaboratory. “Diálogos posibles” es un proyecto que se inició en 2019 con el fin de conectar a las comunidades indígenas con el debate climático. En esta actividad se invitó a los visitantes a caminar, experimentar y hablar sobre las relaciones entre la crisis climática de Colombia y Alemania.
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“Música y resistencia en el golfo de Tribugá” fue un conversatorio y jam musical sobre los derechos colectivos al territorio, a cargo del músico y líder ambientalista de Nuquí, Enrique González, y dos de los miembros de la Corporación de Músicas Tradicionales Tambacum del golfo de Tribugá.
Se destaca también la participación del Instituto Colombo Alemán para la Paz-CAPAZ y la Comisión de la Verdad con una programación durante el mes de julio a propósito de la publicación del Informe Final de la Comisión de la Verdad en Colombia. “Una de las inquietudes que nos hemos planteado con Atrato Colaboraciones sobre ese modelo de extractivismo del territorio es cómo relacionarlo con el Informe Final de la Comisión de la Verdad con un territorio muy particular, con experiencias de memoria, de resistencias; también desde una perspectiva de los Jóvenes Creadores del Chocó que también se han vinculado al ejercicio de la Comisión”, dice Alejandra Rojas sobre las actividades que se desarrollaron durante una semana.
El comisionado Alejandro Castillejo y el artista Andrés Torres realizaron una lectura ritual del capítulo testimonial del Reporte de la Verdad, además de una sesión de escucha del paisaje sonoro “Murmullos”. También se desarrollaron dos conversaciones: una sobre las prácticas artísticas y de memoria por las comunidades afros del río Atrato que contó con la participación del comisionado Léyner Palacios, Sandra Vega de Jóvenes Creadores del Chocó y Carmenza Rojas de la Fundación Mareia; y la segunda sobre los procesos de memoria histórica en Alemania y Colombia, a cargo de Stefan Peters de CAPAZ, Liliana Gómez de la Universidad de Kassel y el comisionado Léyner Palacios, quien apuntó en la charla: “El arte hace que los jóvenes no entren a la guerra: es un dispositivo para la sanación (…). La guerra nos arrebató la solidaridad y esperamos que la verdad nos recupere esa conciencia”.
Bajo los conceptos de solidaridad, conciencia climática y relación con el territorio, MAMA planteó una serie de actividades académicas en la escuela “El malestar en el extractivismo: Movimientos artísticos y de contracultura”, organizada en colaboración con la Universidad de Kassel, que reflexionó sobre la diversidad ecológica y la extracción de recursos que acontece en América Latina.
Se espera que con las experiencias allí sembradas y los lazos que se construyeron en la D15, MAMA transforme su organización. Es un ciclo que se cierra, pero que continuará tejiendo comunidades y colectivos con sed de sanar, transformar y escuchar.
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Con el ánimo de continuar construyendo a favor de la comunidad, haciendo crecer redes y resistiendo más allá de los 100 días de la Documenta 15, que se desarrolló del 18 de junio al 25 de septiembre, los miembros de Lumbung, ahora y más fuerte que nunca, deciden apostarle a la constante lucha por la igualdad. La Documenta 15 se convirtió en el espacio propicio para justificar que el arte es una herramienta de transformación social capaz de trabajar en conjunto, tejiendo juntos a través de la igualdad y la cosecha de experiencias, recursos, reflexiones y encuentros que buscan fortalecer sus ecosistemas a través de la sostenibilidad.
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La experiencia fructífera de reunir en Kassel a diferentes colectivos que mantienen dentro de sus finalidades un compromiso con las comunidades de sus territorios de origen, fue un acercamiento hacia alternativas que fortalezcan la cercanía con la comunidad sin importar su raza, género, etnia, religión, origen, sexualidad o discapacidad. “A veces uno se sentía como el bicho raro en el arte contemporáneo habitual porque todo el mundo hacía exposiciones, cuadros, y acá nos dimos cuenta de que existen redes y personas que están trabajando en lo mismo (…) La idea más bonita de Lumbung es que tiene esa voluntad de seguir más allá”, explica Fernando García, fundador de la plataforma colaborativa española Campo Adentro (Inland), que forma parte de los miembros de Lumbung.
Estas nuevas formas de crear arte con la comunidad se enlazan con el territorio y proponen ampliar el espectro de lo estético para fijarse en las acciones, en el intercambio de saberes y hacer visible lo invisible. La organización colombiana Más Arte Más Acción llevó a Kassel una plataforma móvil (MAMA Doc Space) y la instalación Murmullos de los escarabajos de la corteza; ambas propuestas abrazando reflexiones sobre el cambio climático y la sostenibilidad. Su propósito para la D15 fue llevar proyectos y relaciones vigentes de los colectivos del Chocó que con el tiempo se conectaron juntando visiones y mundos con MAMA, “El ecosistema que llamamos en este momento es con quienes hemos colaborado últimamente y con quienes hemos abordado preguntas y hemos hecho creación artística en los territorios que hemos llegado y con los que hemos conectado por un proceso muy orgánico”, explica Alejandra Rojas, miembro de MAMA.
Con alrededor de 36 eventos que desarrolló MAMA durante la D15, se destaca la actividad “El caminar como diálogos posibles”, un encuentro impartido por el Colectivo COCO, el docente José Fernando Serrano y la investigadora Sina Ribak de Arts Collaboratory. “Diálogos posibles” es un proyecto que se inició en 2019 con el fin de conectar a las comunidades indígenas con el debate climático. En esta actividad se invitó a los visitantes a caminar, experimentar y hablar sobre las relaciones entre la crisis climática de Colombia y Alemania.
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Se destaca también la participación del Instituto Colombo Alemán para la Paz-CAPAZ y la Comisión de la Verdad con una programación durante el mes de julio a propósito de la publicación del Informe Final de la Comisión de la Verdad en Colombia. “Una de las inquietudes que nos hemos planteado con Atrato Colaboraciones sobre ese modelo de extractivismo del territorio es cómo relacionarlo con el Informe Final de la Comisión de la Verdad con un territorio muy particular, con experiencias de memoria, de resistencias; también desde una perspectiva de los Jóvenes Creadores del Chocó que también se han vinculado al ejercicio de la Comisión”, dice Alejandra Rojas sobre las actividades que se desarrollaron durante una semana.
El comisionado Alejandro Castillejo y el artista Andrés Torres realizaron una lectura ritual del capítulo testimonial del Reporte de la Verdad, además de una sesión de escucha del paisaje sonoro “Murmullos”. También se desarrollaron dos conversaciones: una sobre las prácticas artísticas y de memoria por las comunidades afros del río Atrato que contó con la participación del comisionado Léyner Palacios, Sandra Vega de Jóvenes Creadores del Chocó y Carmenza Rojas de la Fundación Mareia; y la segunda sobre los procesos de memoria histórica en Alemania y Colombia, a cargo de Stefan Peters de CAPAZ, Liliana Gómez de la Universidad de Kassel y el comisionado Léyner Palacios, quien apuntó en la charla: “El arte hace que los jóvenes no entren a la guerra: es un dispositivo para la sanación (…). La guerra nos arrebató la solidaridad y esperamos que la verdad nos recupere esa conciencia”.
Bajo los conceptos de solidaridad, conciencia climática y relación con el territorio, MAMA planteó una serie de actividades académicas en la escuela “El malestar en el extractivismo: Movimientos artísticos y de contracultura”, organizada en colaboración con la Universidad de Kassel, que reflexionó sobre la diversidad ecológica y la extracción de recursos que acontece en América Latina.
Se espera que con las experiencias allí sembradas y los lazos que se construyeron en la D15, MAMA transforme su organización. Es un ciclo que se cierra, pero que continuará tejiendo comunidades y colectivos con sed de sanar, transformar y escuchar.
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