La cultura y sus posibilidades en manos de Rodolfo Hernández o Gustavo Petro
Teniendo en cuenta sus gestiones como alcaldes y sus propuestas para el sector, analizamos los posibles horizontes de la cultura en las dos candidaturas que se disputan la Presidencia de la República.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Hace muy poco, alguien que prefiere no ser citado dijo: “Es increíble que aún no nos demos cuenta de que el Ministerio de Cultura es uno de los más importantes. Es el de las ideas y el pensamiento. Es el más útil para comunicarse, dejar un mensaje”. En este texto y basándonos en la gestión de los candidatos a la Presidencia cuando fueron alcaldes de sus respectivas ciudades, además de sus propuestas para el país y la percepción que de ellos tienen los integrantes del sector, se pretende analizar qué tanta importancia y prioridad tendrá esta cartera y la asignación de recursos para sus gobiernos.
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Hace muy poco, alguien que prefiere no ser citado dijo: “Es increíble que aún no nos demos cuenta de que el Ministerio de Cultura es uno de los más importantes. Es el de las ideas y el pensamiento. Es el más útil para comunicarse, dejar un mensaje”. En este texto y basándonos en la gestión de los candidatos a la Presidencia cuando fueron alcaldes de sus respectivas ciudades, además de sus propuestas para el país y la percepción que de ellos tienen los integrantes del sector, se pretende analizar qué tanta importancia y prioridad tendrá esta cartera y la asignación de recursos para sus gobiernos.
“Queremos un enfoque que potencie una visión de derechos culturales y libertades creativas”, le señaló a este periódico Santiago Trujillo, el exdirector de Idartes durante la Alcaldía de Gustavo Petro y uno de los gestores de las propuestas en materia de cultura del candidato del Pacto Histórico para el país.
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Comencemos, entonces, por Petro: sus propuestas se agrupan en ocho ejes temáticos que, entre otras cosas, priorizan asuntos como: una cultura de paz que se desarrollará con más presencia en territorios, valor a la diversidad, empleo cultural en toda la geografía y política de desconcentración de los presupuestos del Estado.
Propone fortalecer fuentes de financiación como fondos parafiscales y la Ley de Espectáculos Públicos, además de una dignificación del trabajo cultural y una distribución más justa de los recursos. Con respecto al monto, dice que para la cultura se asignará el 2 % del presupuesto nacional.
Con respecto a la gestión del candidato a la Presidencia como alcalde de Bogotá, Trujillo agregó que se aplicarán proyectos que para la capital fueron exitosos, como los Centros Locales de Artes para la Niñez y la Juventud (CLAN), diseñados para el desarrollo de la sensibilidad, el disfrute de la experiencia estética, el pensamiento creativo y la expresión simbólica. Son lugares para niños que podrán asistir a través de sus colegios públicos o sus barrios.
Artistas como Fabio Rubiano, Patricia Ariza, Santiago Soto e Iván Benavides no solo están de acuerdo con los resultados que defiende Trujillo sobre la gestión de la Bogotá Humana en temas culturales, sino que esperan que pueda aplicarse la propuesta del candidato de la izquierda a escala nacional: “De Gustavo Petro esperamos mucho. Tuvimos una charla con él, en la que nos habló de algo más allá de plata para la cultura. Lo que nos convence es que propone un cambio de actitud hacia el pensamiento de lo que somos”, dijo Rubiano, dramaturgo y director del Teatro Petra.
Por su parte, Rodolfo Hernández explica que, debido a la crisis por la pandemia, la cultura quedó lesionada y, por este motivo, se redactaron cuatro propuestas con el objetivo de “continuar con la dinámica creciente que se traía. La economía ve en la industria cultural a un gran aportante, pero ese objetivo exige estímulos y el Estado debe asumir buena parte de ellos”.
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Los proyectos del ingeniero Hernández son: introducir la cultura y el arte en la cadena productiva del país a través del fomento de la industria creativa, aumentar el presupuesto de inversión en estas áreas, incentivar la pedagogía en temas culturales desde la primera infancia hasta los estudios universitarios, intervenir arquitectónicamente, con curaduría de arte (estética), los escenarios culturales ya existentes, y establecer la gratuidad en el ingreso a escenarios artísticos y culturales, como la red de museos para niños y jóvenes hasta la mayoría de edad, o los 26 años en el caso de estudiantes universitarios activos.
Quien estuvo al frente de la cultura durante la administración de Hernández como alcalde de Bucaramanga fue Néstor Rueda Gómez, actual director del Instituto Municipal de Cultura y Turismo. Sobre el enfoque o la prioridad que se le dio al sector durante la alcaldía del ingeniero, Rueda dijo para este diario: “Fue una época dorada en todos los temas que tuvieron que ver con cultura. Jamás había conocido a un ser humano más preocupado por este tema que el candidato Hernández, que soñaba con poner parlantes con música clásica en todos los barrios de la ciudad, además de que no sobra contar que convirtió el despacho del alcalde de Bucaramanga en una sala de exposición de arte permanente. Cuando viajaba llegaba hablando de sus visitas a los museos. Otro de sus sueños: convertir el Palacio de Nariño en un museo dedicado a Fernando Botero”.
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Rueda destacó que durante la alcaldía de Hernández se revivió la Biblioteca Pública Gabriel Turbay. Aumentaron los procesos de lectura, escritura y oralidad, pasando de dos puntos de lectura a 19. Agregó que el Teatro Santander fue una de las principales preocupaciones del ingeniero, quien también se esmeró por conservar y recuperar las esculturas de la ciudad. Otro de los logros que más destaca fue el aumento de estudiantes en la Escuela de Artes y Oficios de Bucaramanga, que cuando llegó Hernández al cargo tenía 400 alumnos. En 2019, su alcaldía la entregó con 4.200.
El Espectador se comunicó con algunos artistas que vivieron en Bucaramanga durante la alcaldía de Rodolfo Hernández: el fotógrafo Fredy Barbosa mencionó que su experiencia con el ingeniero fue positiva: “Me colaboró con una donación que impulsó una foto maratón que realicé con el Museo de Arte Moderno. Fue un mandato que le aportó mucho a la cultura”.
Por su parte, Chalo Flórez, sociólogo y maestro en artes escénicas, miembro de la Mesa de Teatro de Bucaramanga, habló de una gestión desinteresada por el arte y desconectada del sector cultural de su ciudad. Dijo que, realmente, el ideólogo de la campaña a la Alcaldía de Hernández fue su hermano Gabriel, quien definió el concepto de la lógica, la ética y la estética, el eslogan con el que se posesionó el ingeniero Rodolfo como alcalde.
Según Flórez, Gabriel se distanció de su hermano porque rompió los principios de este eslogan nombrando a ciertas personas que, según su concepto, no eran correctas. Cuando esa relación se fracturó, la cultura de la ciudad quedó en manos de Néstor Rueda.
“A Rodolfo Hernández nunca le interesó la cultura, porque no es un asunto que genere dinero. Es un muy buen comerciante, un empresario, pero no es un político. El tema de la cultura lo delegó porque no le importaba. Alguna vez Gerardo Martínez dijo que Hernández confesó que jamás había leído un libro porque no era su mundo y no le interesaba. Le reconozco la sagacidad para los negocios, pero en cultura se hizo lo que terminó el director Néstor Rueda”, concluyó Flórez.
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Lo que dijo el abogado Martínez quedó registrado en una transmisión de Los Danieles que titularon “¿El candidato inventado? En conversación con Gerardo Martínez Martínez”. El Espectador intentó comunicarse con el ingeniero Rodolfo Hernández y su hermano Gabriel, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
La persona que abiertamente habló desde la campaña de Hernández fue William Ospina, que se refirió, especialmente, a un proyecto que no figura en el plan de gobierno con las demás propuestas para la cultura, pero que se ha propagado por medio redes sociales e intervenciones del candidato: la fusión de los ministerios de Cultura y Ambiente.
¿Qué se pretende con esta fusión? ¿Por qué quieren hacer esto y para qué?
William Ospina: Se tiende a pensar que una cosa es la cultura y otra cosa son los desafíos del medio ambiente y la lucha por una reconciliación con la naturaleza, que en esta época es tan urgente. Esta es una tarea fundamentalmente cultural. No quiere decir que el Ministerio deba descuidar asuntos como la industria editorial, la música, las casas de cultura o los museos. Tampoco se descuidarán la defensa de los bosques, las cuencas, los ríos y la lucha por reforestar. Claro que todas estas tareas deben mantenerse y tienen que incrementarse los presupuestos.
Pero si nada de esto se descuidará y se incrementarán los presupuestos, ¿para qué fusionar?
WO: Porque hay que abandonar la idea de que estas son temas aislados que deban tramitarse cada uno por su lado. La tarea de cambiar nuestra manera de vivir es fundamentalmente cultural. De hecho, creo que este es un desafío hermoso: fundir dos temas importantes sin disminuir los valores de cada uno.
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Y a pesar de que esta fusión se justifica con el argumento de que la lucha por la salvación del medio ambiente es una tarea cultural, el sector cultural está confundido. Si los recursos ya son precarios para esta cartera y los desafíos a veces se presentan casi que insuperables por la cantidad y su urgencia, ¿cómo es que se planea que una sola dirección los asuma con la carga, además, de los del medio ambiente?
Por último, el experto en política cultural y asesor de varios ministerios, Gonzalo Castellanos, habló sobre las necesidades para el sector cultural más urgentes: mayor intersectorialidad (trabajo entre ministerios), reequilibrio en los subsectores de la cultura y la asignación de sus recursos, participación de la ciudadanía con incidencia y reconfiguración del sistema nacional de cultura.
Aunque algunas de estas urgencias se cruzan con varias de las propuestas de los candidatos, hay vacíos que deberán aterrizarse en una conversación enfocada en el sector sobre sus instrumentos, leyes y necesidades, que van más allá de la asignación del presupuesto.
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