‘La espada de Bolívar estaba secuestrada por la oligarquía. Nosotros la liberamos’
Esta fue una de las frases de un exintegrante del M-19, quien minutos antes presenció la entonación del cántico “¡Alerta, alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina!”, que se escuchó a las afueras de la Quinta de Bolívar: la espada del Libertador regresó al lugar del que fue sustraída hace 50 años.
Samuel Sosa Velandia
Hace cinco décadas, al caer la tarde del 17 de enero de 1974, cinco hombres pertenecientes al Movimiento del 19 de abril (M-19), que eran comandados por Álvaro Fayad Delgado, irrumpieron en las instalaciones de la Casa Museo Quinta de Bolívar y tomaron una de las seis espadas existentes del militar y político venezolano. Con esto se marcaría el inicio de aquella guerrilla que impregnó en una estructura fundida en metal, un sentimiento de identidad, lucha y libertad que parece mantenerse vigente.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Hace cinco décadas, al caer la tarde del 17 de enero de 1974, cinco hombres pertenecientes al Movimiento del 19 de abril (M-19), que eran comandados por Álvaro Fayad Delgado, irrumpieron en las instalaciones de la Casa Museo Quinta de Bolívar y tomaron una de las seis espadas existentes del militar y político venezolano. Con esto se marcaría el inicio de aquella guerrilla que impregnó en una estructura fundida en metal, un sentimiento de identidad, lucha y libertad que parece mantenerse vigente.
Ayer, 17 de enero de 2024, a las 5:04 de la tarde, la espada regresó al lugar del que había sido despojada, y a diferencia de hace 50 años, no eran cinco, sino muchos más los integrantes del M-19 que esperaron por el objeto. Hombres y mujeres que ya no insurgentes, pero sí rebeldes (o así se hicieron llamar), izaron con orgullo la bandera tricolor (azul, blanca y roja) que representó a su movimiento.
La espada, de 85 cm de largo, llegó de la Casa de Nariño en una caja de vidrio, cargada por cuatro hombres de la Guardia Presidencial, que se desplazaron por una calle de honor conformada por otros militares, quienes a su espalda tuvieron los ojos de la prensa, de los trabajadores del museo y de algunos de los líderes e integrantes del Eme de aquella época. Esos que ya no son tan jóvenes, que hoy tienen arrugas, canas o ya no tienen pelo, pero que mantienen sus ideas, sus anhelos y afectos por un grupo al que pertenecieron.
En relación: El robo de la espada de Bolívar y los 50 años del M-19, la guerrilla de Gustavo Petro
“Más que una militancia llamada M-19, nosotros creamos una cadena de afecto. Y ese afecto lo hemos pegado a una cosa que hemos aprendido de la derecha norteamericana: ¿cómo nos vemos como país? ¿Cómo queremos ser? ¿Queremos ser un país dividido en guerra y sin justicia social? No, nosotros tenemos anhelos diferentes, queremos cosas diferentes, eso es el M-19; eso es lo que hoy propone Petro, esa es la Colombia Humana; ese es el Pacto Histórico y eso debe ser el acuerdo nacional al que convoquemos a las derechas de Colombia”, dijo Álvaro Hugo Mejía, uno de los cofundadores de la colectividad sobre la cual, minutos antes, relató que no nació como una versión más de los partidos de izquierda en Colombia. Dijo que sus motivaciones tuvieron que ver con una renuncia a ese paradigma de un mundo bipolar, resultado de la Guerra Fría. Que a ellos no les interesaba seguir debatiéndose entre el capitalismo y el socialismo, su verdadero interés era el de la democracia.
Por fin la espada regresó a su lugar. Regresó al sitio al que había llegado legítimamente y del que fue sacada entre secretos y confusiones. Custodiada y con delicadeza, la ubicaron en una de las salas de la que fue la casa de Simón Bolívar, que, aunque solo la habitó 423 días (según el museo), fue testigo de momentos importantes de su Campaña Libertadora, así como su refugio cuando su vida estuvo en peligro.
En relación: Fotos: Así fue el regreso de la espada del libertador a la Quinta de Bolívar.
Los fotógrafos se amontonaron en la entrada de esa habitación y lucharon por sacar la mejor toma de este momento que abrió el camino para dar una conversación sobre la historia y la memoria, o por lo menos, eso fue lo que planeó el Gobierno Nacional con una jornada de conmemoración a la “recuperación” de la espada de Bolívar, como nombraron las acciones ejecutadas por el M-19 en aquel jueves del 74, un año en el que los integrantes de esta guerrilla “pusieron sus esfuerzos en direcciones contrarias a las vías de desarrollo del país”. El concejal de Bogotá por el Pacto Histórico y miembro del grupo insurgente, José Cuesta Novoa, lo confirmó y lo sostuvo.
Le sugerimos leer: “La trayectoria de la espada de Bolívar es una historia fabulosa”: Josean Ramos.
“Entre los sesenta y los setenta, los grandes debates ideológicos y políticos en las rebeliones armadas en Colombia se podrían resumir en reivindicar Moscú, mientras que los otros querían reivindicar a Pekin. Pero hubo un cambio herético en la mentalidad y es que este natalicio que estamos conmemorando hoy, no es solamente el hecho de venir por el dispositivo, es lo que la espada de Bolívar significa: una catarsis interna en gente del M-19, que venía, entre otras cosas, de experiencias como las FARC o el ELN, y entendieron que no hacíamos empatía con el pueblo colombiano si seguíamos esas disputas hirsutas, absurdas y estériles. Había que pensar en la raíz de la nación y cuando decidimos hacer eso, encontramos que el acervo ideológico y político más importante para la independencia nacional que estábamos promoviendo, estaba aquí. No en ese dispositivo, sino en lo que representaba: el pensamiento político de Bolívar. Y vinimos entonces a liberar su espada, que la tenía secuestrada la oligarquía, que la quería ahí escondida”.
Diecisiete años estuvo la espada bajo el poder del M-19. Nunca se tuvo certeza de dónde la tuvieron. Se dice que estuvo en Venezuela y otros cuentan que la resguardaron en Cuba, pero son solo sospechas. De lo que sí dan razón, es que no fue tomada como promesa de guerra.
“Este homenaje que hacemos hoy a Bolívar y a esa espada luchadora, reivindicadora de lo social, de lo libertario, de una Colombia incluyente y para todos, sigue siendo mal visto por un sector que fue el dueño del relato de lo que ocurrió en el país y que, además, ha gobernado durante 200 años. Nosotros estamos trayendo aquí un relato diferente”, señaló Mejía.
Tras lograr algunas fotos y unas cuantas entrevistas, los periodistas y fotógrafos abandonaron el museo, mientras que afuera de él se mantuvo el ambiente de festejo y jolgorio, que desde el primer momento se instaló en este punto del Centro de Bogotá.
Había una pequeña tarima adornada con banderas del M-19 en la que, además de darse discursos que exaltaron la importancia de este día, sonaron vallenatos de Diomedes Díaz y Rafel Orozco. Todo se sintió como una apología al pasado que, como dijo la periodista Patricia Lara en un conversatorio que se llevó minutos antes de la llegada de la espada, habría quizás abierto el camino para las victorias de ese movimiento, como tener a uno de los suyos en el puesto más importante del país: la presidencia.
Aunque esta jornada estuvo embargada por la celebración, también un sector de la población rechazó los actos que organizó el gobierno, pues para algunos se percibió como la fiesta para un delito que, en cambio, debió ser condenado. Pero desde el Ministerio de Cultura y otras entidades se defendió que estos espacios, abiertos a toda la ciudadanía, fueron diseñados para resignificar.
Francisco Florez, director del Archivo General de la Nación, acompañó a Lara en la conversación y luego estuvo presente en la llegada de la espada. Allí dijo que no se pretendía direccionar la mirada de la gente a una única versión, sino que, por el contrario, proponían una reflexión sobre este objeto, que ha construido ideas y símbolos.
Le puede interesar: “La espada de Bolívar es un símbolo de paz”: MinCultura sobre actos conmemorativos.
“Nosotros estamos hablando del término de ´apropiación´, porque si uno quiere reconstruir e historizar un proceso, hay que tener en cuenta los términos en los cuales los sujetos que protagonizaron los hechos se expresaron. Y en ese sentido, yo creo que el término apropiación es fundamental porque una de las cosas que intentó hacer el M-19 fue ubicar la discusión en el plano simbólico. Cuando tú hablas de apropiación, dotas de significado. Después de ese acto, la espada tomó una dimensión distinta que, inicialmente, estuvo atada a la materialización efectiva de los derechos, a una profundización de la democracia, a un respeto del juego democrático, que en el marco del Frente Nacional no se estaba dando. Pero cuando se dio la entrega de la espada por parte del M-19, se abrió una ruta, una visión distinta: el país debía transitar a la resolución de sus conflictos por vía de la negociación”.
Durante un mes estará la espada de Bolívar en la Quinta, expuesta a la vista de todos los ciudadanos que decidan ir. Luego, volverá a la entrada de la Casa de Nariño. Aquí o allá, la espada de Bolívar pertenecerá a la historia de Colombia. La espada continuará caminando por la memoria.
Si le interesan los temas culturales y quiere opinar sobre nuestro contenido y recibir más información, escríbanos al correo de la editora Laura Camila Arévalo Domínguez (larevalo@elespectador.com) o al de Andrés Osorio (aosorio@elespectador.com).