La espada de Bolívar: su historia y su símbolo
Un pequeño repaso por la historia y el símbolo de la espada de Bolívar, objeto que estuvo en el centro de la posesión de Gustavo Petro como presidente.
Andrés Osorio Guillott
“Llegar aquí junto a esta espada, para mí, es toda una vida, una existencia. Quiero que nunca más esté enterrada, quiero que nunca más esté retenida; que solo se envaine, como dijo su propietario, El Libertador, cuando haya justicia en este país”. Así empezó Gustavo Petro su discurso presidencial ayer en la plaza de Bolívar.
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“Llegar aquí junto a esta espada, para mí, es toda una vida, una existencia. Quiero que nunca más esté enterrada, quiero que nunca más esté retenida; que solo se envaine, como dijo su propietario, El Libertador, cuando haya justicia en este país”. Así empezó Gustavo Petro su discurso presidencial ayer en la plaza de Bolívar.
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Una espada de las muchas que tuvo Simón Bolívar. En la historia se registran al menos seis, pero a ciencia cierta no se sabe el número exacto. Una de las más conocidas fue la que mostró en varias oportunidades Hugo Chávez, uno de los líderes de la izquierda latinoamericana a principios del siglo XX.
De la espada “del largo de una vara y siete pulgadas, guarnecida de brillantes, marcada con las letras S.B”, que le regalaron a Bolívar en Perú, se lee en las Memorias del general O’Leary que: “Por estos días llego de Lima el coronel Salazar, enviado por el consejo de gobierno a presentar al Libertador y al general Sucre las magníficas espadas y los uniformes con que la municipalidad de aquella ciudad los obsequiaba en señal de su amor y gratitud; espléndido regalo que esa corporación llamaba “pequeña demostración.” Como curiosa muestra de la munificencia de la opulenta Ciudad de los Reyes, copio aquí la descripción de las espadas y uniformes y su costo, conforme a la “razón” que tengo a la vista; así como la contestación que dio el Libertador a la municipalidad.”
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Sobre la espada que marcó la posesión de Petro como presidente de Colombia para el período 2022-2026, existen teorías conspirativas que señalan que esta puede ser una réplica y que la original se perdió tiempo después del robo del M-19 a la casa Quinta de Bolívar. Sin embargo, más allá de las versiones que rodean al objeto que estuvo en el centro de la tarima en la que el mandatario se dirigió a políticos y ciudadanos el pasado domingo, el símbolo del mismo refuerza la importancia de las ideas de Bolívar y recuerda lo sucedido en la noche del 17 de enero de 1974, cuando el movimiento revolucionario M-19 robó la espada.
Inventariada desde 1924 por el Gobierno Nacional, la espada estuvo hasta 1974 en la Quinta de Bolívar. En enero de ese año, el M-19, bajo el lema “Bolívar, tu espada regresa a la lucha”, en una acción con la que se dieron a conocer como la nueva fuerza revolucionaria de Colombia, robaron el emblemático objeto en una acción liderada por cinco hombres. “Bolívar no ha muerto. Su espada rompe las telarañas del museo y se lanza a los combates del presente. Pasa a nuestras manos. Y apunta ahora contra los explotadores del pueblo”, decía el comunicado que publicó el movimiento aquel 17.
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A lo largo de esa década no se supo el paradero de la espada. Se habló de las casas de los poetas León de Greiff o Luis Vidales, pero las autoridades no dieron con su paradero. Hasta 1991 la espada volvió a estar en poder del Estado. El 31 de enero de 1991, luego de la desmovilización del M-19, Antonio Navarro Wolff, Otty Patiño, Germán Rojas Niño y Libardo Parra entregaron la espada. Desde ese entonces y hasta el 2020 estuvo guardada en el Banco de la República, pues en el año de la pandemia, el ya expresidente Iván Duque ordenó que fuera llevada a la Casa de Nariño.
“Pocos días después de la acción en la Quinta de Bolívar, Jaime Bateman, fundador y máximo comandante del M-19, me dio una orden perentoria: busque un lugar muy seguro en donde guardar la espada. Yo había llegado a Bogotá varios días antes y traje conmigo un bien muy preciado: una selecta biblioteca de textos especializados sobre ajedrez. En la búsqueda de ese lugar para guardar la espada exploré varias posibilidades que incluían a personas cercanas (colaboradores) de la política, la academia, el periodismo, las artes y lo que llamábamos ‘burguesía’. Pero cada opción entrañaba algún tipo de riesgo; hasta que pensé en Boris de Greiff y la casa de su padre: el poeta y maestro León de Greiff.
Yo era gran amigo de Boris y de tiempo atrás lo había acercado a nuestra organización. Nuestra amistad había nacido y se fortaleció en la pasión mutua por el ajedrez y recuerdo haberle regalado buena parte de la biblioteca con la cual llegué a Bogotá… así que me dije: ¡ahí es!”, dijo Argemiro Plaza en un relato para El Espectador.
La espada desde ese entonces trae consigo la carga simbólica de aquel robo y del mensaje de un llamado a la democracia y al poder del pueblo. Y es que el M-19, y por ende Gustavo Petro, señaló en su discurso en varias oportunidades las ideas de Bolívar. La recuperación de la espada, como ellos llamaron al acontecimiento, fue una de las formas de reivindicar las ideas de justicia y hermandad de los pueblos de América Latina. “El M-19 se había fundado sobre la idea de Bolívar como un eje de la construcción democrática. De ahí viene el símbolo de la espada de Bolívar”, escribió Petro en su libro Una vida, muchas vidas.
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