La esquina delirante II (Cuentos de sábado en la tarde)
Bienvenidos a “La esquina delirante”, un espacio en el que las historias cobran vida en pocas palabras, el hogar de los escritores de la minificción.
El error
Fue un error que el perro condujera. Tenía prohibido salir del laboratorio, pero hace caso omiso de las normas. Ahora no sabemos cómo explicar lo de sus largas piernas ni mis cortas patas. Las oculto como puedo bajo la falda mientras mi marido explica al policía lo de sus estudios científicos con esa lengua viperina que tiene.
Sara Coca (España)
(Le puede interesar: Margarita Rosa de Francisco, mejor actriz en la Mostra de Venecia)
De golpe y porrazo
El que sufre un desengaño lo que quiere es olvidar, según me cuentan. ¡Yo qué sé!
Mi método, según me cuentan, consistía en recorrer los bares bebiendo a lo beduino, ¡yo qué sé! La contra es que tenía mal vino, según me cuentan, y armaba escándalo y una vez los gorutas de un boliche me arrojaron a la calle, ¡yo qué sé!
Y de ahí la conclusión, digo la confusión, digo la contusión. Contusión grave, según me cuentan, con pérdida de la memoria ¡yo qué sé!
Lo que nadie sabe decirme es por qué sigo llorando todas las noches.
Diego Alba
Redención
Un hongo pútrido y venenoso fue el origen de la quimera. Su destino es vagar por los laberintos del subsuelo con la tristeza como única compañía. Un día decide salir de su madriguera a sabiendas de que su presencia causará horror; entonces, se desliza en la noche. Busca con ansia el antídoto salvador.
Carmen Elisa Benavides M. (Colombia)
El lunes es siempre tragedia
Es la tercera luna llena del año. Manuela abre la puerta de su balcón en el piso 23. Observa el horizonte limpio y luminoso y queda atrapada por el encanto de la noche. Sonríe por el momento de paz y bebe de la copa que tiene en la mano. Un sabor amargo y asqueroso, y un dolor fulgurante en la garganta, le hacen soltar la copa. Revienta en el piso. Ella intenta expulsar lo que todavía siente dentro de la boca, pero ya es tarde.
En un giro repentino de pedazos rotos y escozor en el tracto digestivo, dirige su mirada hacia la luna y luego hacia abajo. Ya no hay silencio, ya no hay paz. La ciudad se mueve, los autos pitan, las gentes van y vienen, tráfico, viento, locales encendidos, perros vagabundos, miseria y riqueza. Manuela siente venir un hervor en la sangre. Da un paso hacia atrás, otro más. La garganta encendida impide el paso del aire. El tic-tac del reloj no se detiene. Desde la cocina una hoja de calendario la observa en silencio. Faltan pocos minutos para terminar el domingo y el lunes siempre inicia en tragedia.
Piedad Granados (Colombia).
(Le recomendamos: La herencia poética de Fernando Villavicencio)
Premonición
Una bola de luz aparece sobre mí. A veces es pequeña, otras muy grande. “No tengas miedo, amor, son las huacas y la tierra avisa”, susurra mamá. Pero cómo no temblar si al cerrar los ojos veo huesos de niños indígenas abrazados en tumbas, veo mis huesos quebrarse, veo a los blancos triturándolos con sus botas de acero.
Angélica Villalba Cárdenas. (Colombia).
Síguenos en Instagram en @lacasaliteraria_
Recibimos sus obras al correo: laesquinadelirante@gmail.com
El microrrelato debe tener: Máximo 200 palabras, con el nombre, el autor y la nacionalidad.
El error
Fue un error que el perro condujera. Tenía prohibido salir del laboratorio, pero hace caso omiso de las normas. Ahora no sabemos cómo explicar lo de sus largas piernas ni mis cortas patas. Las oculto como puedo bajo la falda mientras mi marido explica al policía lo de sus estudios científicos con esa lengua viperina que tiene.
Sara Coca (España)
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De golpe y porrazo
El que sufre un desengaño lo que quiere es olvidar, según me cuentan. ¡Yo qué sé!
Mi método, según me cuentan, consistía en recorrer los bares bebiendo a lo beduino, ¡yo qué sé! La contra es que tenía mal vino, según me cuentan, y armaba escándalo y una vez los gorutas de un boliche me arrojaron a la calle, ¡yo qué sé!
Y de ahí la conclusión, digo la confusión, digo la contusión. Contusión grave, según me cuentan, con pérdida de la memoria ¡yo qué sé!
Lo que nadie sabe decirme es por qué sigo llorando todas las noches.
Diego Alba
Redención
Un hongo pútrido y venenoso fue el origen de la quimera. Su destino es vagar por los laberintos del subsuelo con la tristeza como única compañía. Un día decide salir de su madriguera a sabiendas de que su presencia causará horror; entonces, se desliza en la noche. Busca con ansia el antídoto salvador.
Carmen Elisa Benavides M. (Colombia)
El lunes es siempre tragedia
Es la tercera luna llena del año. Manuela abre la puerta de su balcón en el piso 23. Observa el horizonte limpio y luminoso y queda atrapada por el encanto de la noche. Sonríe por el momento de paz y bebe de la copa que tiene en la mano. Un sabor amargo y asqueroso, y un dolor fulgurante en la garganta, le hacen soltar la copa. Revienta en el piso. Ella intenta expulsar lo que todavía siente dentro de la boca, pero ya es tarde.
En un giro repentino de pedazos rotos y escozor en el tracto digestivo, dirige su mirada hacia la luna y luego hacia abajo. Ya no hay silencio, ya no hay paz. La ciudad se mueve, los autos pitan, las gentes van y vienen, tráfico, viento, locales encendidos, perros vagabundos, miseria y riqueza. Manuela siente venir un hervor en la sangre. Da un paso hacia atrás, otro más. La garganta encendida impide el paso del aire. El tic-tac del reloj no se detiene. Desde la cocina una hoja de calendario la observa en silencio. Faltan pocos minutos para terminar el domingo y el lunes siempre inicia en tragedia.
Piedad Granados (Colombia).
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Premonición
Una bola de luz aparece sobre mí. A veces es pequeña, otras muy grande. “No tengas miedo, amor, son las huacas y la tierra avisa”, susurra mamá. Pero cómo no temblar si al cerrar los ojos veo huesos de niños indígenas abrazados en tumbas, veo mis huesos quebrarse, veo a los blancos triturándolos con sus botas de acero.
Angélica Villalba Cárdenas. (Colombia).
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Recibimos sus obras al correo: laesquinadelirante@gmail.com
El microrrelato debe tener: Máximo 200 palabras, con el nombre, el autor y la nacionalidad.