La Esquina Delirante XXXIV (Microrrelatos)
Este espacio es una dentellada a la monotonía, mediante el ejercicio impulsivo y descarado de la palabra escrita. En tiempos fugaces, como los nuestros, en los que la inmediatez y la incertidumbre parecen haberse apoderado de nuestra cotidianidad, el microrrelato se yergue como eficaz píldora psicoterapéutica. Guerra de guerrillas narrativa si se quiere.
Autores varios
Bienvenidos todos los microrrelatos a laesquinadelirante@gmail.com, máximo 200 palabras.
Combate en sombra
Johnson La Rosa dijo de mí: “Tony Tornado es un jovencito debilucho, de un golpe lo acabaré”. Furioso, subí un video exhibiendo mi torso marcado: “Viejo idiota, te vas a tragar mis puños”.
Justo el día antes de la pelea por el título mundial de peso wélter decretaron la maldita cuarentena.
Ahí empezó nuestra guerra virtual. La Rosa se grabó quemando una fotografía de mí. Yo canté un rap: “Johnson poca cosa, te aplastaré como una babosa”. Nuestros miles de seguidores desataron su propia batalla.
Pronto, la angustia, las estadísticas, el dolor llenaron la cabeza de todo el mundo.
“Voy a destrozar tu bonita cara”, fue el último mensaje de Johnson. Antes de responderle, me miré al espejo y vi a un chico asustado. “Eres hombre muerto”, le respondí.
Cuando volvimos a las calles a nadie le interesaba nuestra pelea aplazada. Cada cual tenía sus propios problemas.
Con Johnson me crucé tres años después, bebiendo en un bar. Me costó reconocerlo, llevaba encima unos cincuenta kilos demás. Él también dudó al verme: mi cuerpo tonificado se había ido a la mierda.
Cruzamos miradas, primero de rabia, luego de complacencia.
Él me lanzó un guiño. Con los ojos humedecidos, le sonreí.
Miguel Mendoza Luna Saloon
***
Le sugerimos leer de Totó La Momposina: un legado musical
Acodado en la barra, el dueño del Saloon contempló al recién llegado que se acercaba haciendo resonar sus espuelas sobre las tablas.
-¿Qué le sirvo, forastero?
-No soy forastero -respondió el recién llegado.
El dueño del Saloon decidió que hoy cerraría pronto; ya le habían chafado el día.
Miquel Zueras Navarro (Barcelona, España)
***
En eso consiste la felicidad
Correr y saltar, saltar y correr. Comer y cagar, cagar y comer. Jugar y dormir, dormir y jugar. Para eso nos hizo Dios en su naturaleza animal. En eso consiste la felicidad. Ser feliz. Estar feliz. Nada más. Aunque creo que la felicidad no hace parte, en este momento, del ser y del estar en la vida de Matías. Desde que llegó, no hace mucho, no ha hecho sino mirar alrededor con ojos perplejos, observar con rencor y gritar con tristeza. No sé a quién le dirige sus palabras: estamos los dos solos en este apartamento. Creo que es una forma de liberarse de la intranquilidad que trae de la calle. Así son los humanos. Corro entre las hojas del florero caído. Salto sobre la basura regada. Como de las vasijas en donde siempre está mi concentrado. Cago en la arenera que ayer le ayudé a limpiar. Juego con los libros que tiene puestos en el piso. Ya siento sueño. Miro a Matías y le digo lo único que se me ocurre: ¡miau! Se calla. Se ríe. Se sienta. Me acuesta en sus piernas. Me duermo.
Óscar Emilio Alfonso Talero
***
Si le interesan más contenidos de Cultura, le sugerimos leer Mapas trenzados
Entre fuegos
El disparo
La conocí un domingo en la tarde, de lluvia serena. Para la noche, a pesar de su sonrisa, todo cambió; sacó un revólver de su cartera y me disparó directo a la cabeza...aún escucho el ruido ensordecedor de la ambulancia en mi recuerdo.
Al Agus
***
Conticinio
En realidad no conozco el silencio, ni siquiera en las noches cuando todos duermen.
Yo tengo conversaciones a una, dos, tres, cuatro, cinco voces... ya no sé cuántas personas viven en mi cabeza.
Pero no se preocupen por mí, todas son buena gente.
Nicolás Ganjeta Corral
Bienvenidos todos los microrrelatos a laesquinadelirante@gmail.com, máximo 200 palabras.
Combate en sombra
Johnson La Rosa dijo de mí: “Tony Tornado es un jovencito debilucho, de un golpe lo acabaré”. Furioso, subí un video exhibiendo mi torso marcado: “Viejo idiota, te vas a tragar mis puños”.
Justo el día antes de la pelea por el título mundial de peso wélter decretaron la maldita cuarentena.
Ahí empezó nuestra guerra virtual. La Rosa se grabó quemando una fotografía de mí. Yo canté un rap: “Johnson poca cosa, te aplastaré como una babosa”. Nuestros miles de seguidores desataron su propia batalla.
Pronto, la angustia, las estadísticas, el dolor llenaron la cabeza de todo el mundo.
“Voy a destrozar tu bonita cara”, fue el último mensaje de Johnson. Antes de responderle, me miré al espejo y vi a un chico asustado. “Eres hombre muerto”, le respondí.
Cuando volvimos a las calles a nadie le interesaba nuestra pelea aplazada. Cada cual tenía sus propios problemas.
Con Johnson me crucé tres años después, bebiendo en un bar. Me costó reconocerlo, llevaba encima unos cincuenta kilos demás. Él también dudó al verme: mi cuerpo tonificado se había ido a la mierda.
Cruzamos miradas, primero de rabia, luego de complacencia.
Él me lanzó un guiño. Con los ojos humedecidos, le sonreí.
Miguel Mendoza Luna Saloon
***
Le sugerimos leer de Totó La Momposina: un legado musical
Acodado en la barra, el dueño del Saloon contempló al recién llegado que se acercaba haciendo resonar sus espuelas sobre las tablas.
-¿Qué le sirvo, forastero?
-No soy forastero -respondió el recién llegado.
El dueño del Saloon decidió que hoy cerraría pronto; ya le habían chafado el día.
Miquel Zueras Navarro (Barcelona, España)
***
En eso consiste la felicidad
Correr y saltar, saltar y correr. Comer y cagar, cagar y comer. Jugar y dormir, dormir y jugar. Para eso nos hizo Dios en su naturaleza animal. En eso consiste la felicidad. Ser feliz. Estar feliz. Nada más. Aunque creo que la felicidad no hace parte, en este momento, del ser y del estar en la vida de Matías. Desde que llegó, no hace mucho, no ha hecho sino mirar alrededor con ojos perplejos, observar con rencor y gritar con tristeza. No sé a quién le dirige sus palabras: estamos los dos solos en este apartamento. Creo que es una forma de liberarse de la intranquilidad que trae de la calle. Así son los humanos. Corro entre las hojas del florero caído. Salto sobre la basura regada. Como de las vasijas en donde siempre está mi concentrado. Cago en la arenera que ayer le ayudé a limpiar. Juego con los libros que tiene puestos en el piso. Ya siento sueño. Miro a Matías y le digo lo único que se me ocurre: ¡miau! Se calla. Se ríe. Se sienta. Me acuesta en sus piernas. Me duermo.
Óscar Emilio Alfonso Talero
***
Si le interesan más contenidos de Cultura, le sugerimos leer Mapas trenzados
Entre fuegos
El disparo
La conocí un domingo en la tarde, de lluvia serena. Para la noche, a pesar de su sonrisa, todo cambió; sacó un revólver de su cartera y me disparó directo a la cabeza...aún escucho el ruido ensordecedor de la ambulancia en mi recuerdo.
Al Agus
***
Conticinio
En realidad no conozco el silencio, ni siquiera en las noches cuando todos duermen.
Yo tengo conversaciones a una, dos, tres, cuatro, cinco voces... ya no sé cuántas personas viven en mi cabeza.
Pero no se preocupen por mí, todas son buena gente.
Nicolás Ganjeta Corral