La experiencia de nadar con ballenas en “Gigantes del Pacífico”
El corto documental “Gigantes del Pacífico”, que registra la experiencia de un par de realizadores al encontrarse con ballenas jorobadas, fue el ganador de la categoría a Mejor Documental de SmartFilms 2024, patrocinada por El Espectador. Hablamos con una parte de su equipo para indagar en el proceso de su realización.
Pablo Marín J.
“Las ballenas jorobadas son los animales encargados de elevar la frecuencia energética del planeta a través de sus cantos”. Con esta frase abre “Gigantes del Pacífico”, un cortometraje documental realizado por DivingLife Studios, que nos adentra en las aguas del golfo de Tribugá en el Pacífico Colombiano. Seguimos a José Soto (productor) y a Mateo Moya (director), quienes quieren encontrar a estos animales de cerca.
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“Las ballenas jorobadas son los animales encargados de elevar la frecuencia energética del planeta a través de sus cantos”. Con esta frase abre “Gigantes del Pacífico”, un cortometraje documental realizado por DivingLife Studios, que nos adentra en las aguas del golfo de Tribugá en el Pacífico Colombiano. Seguimos a José Soto (productor) y a Mateo Moya (director), quienes quieren encontrar a estos animales de cerca.
Entre cientos de peces, estos dos exploradores se topan de frente con un tiburón ballena. Y durante la grabación del canto de las ballenas jorobadas, José Soto divisa de primera mano tres sombras a lo lejos; la madre, el ballenato y un escolta, que pasan a escasos metros suyos.
Esta pieza se muestra con una aparente naturalidad, con expresiones de asombro de los realizadores al encontrar estas dos raras visitas durante sus inmersiones y un mensaje ligado a lo espiritual y a la protección de los ecosistemas marinos.
Ganador del premio a Mejor Corto Profesional Colombia, Mejor Documental, Mejor Fotografía y Mejor Edición, “Gigantes del Pacífico” se alza como una de las grandes ganadoras del pasado festival SmartFilms 2024.
Para indagar sobre su proceso de creación y sus vistas al futuro, Mateo Moya y José Soto concedieron una entrevista para este diario.
¿Qué hizo que eligieran el Golfo de Tribugá como locación?
Hemos tenido la oportunidad de visitar este territorio, que es uno de los lugares con mayor biodiversidad por metro cuadrado en el planeta, de conectarnos con la magia de la naturaleza y, sobre todo, de conocer a los maravillosos seres que habitan en el agua. Esto era algo que queríamos compartir con el resto del mundo. No solo queremos lograrlo a través de las experiencias de viaje que ofrecemos en DivingLife, sino también mediante la creación de contenido audiovisual de alta calidad, que nos ayuda a difundir este mensaje, darles voz a los animales, enamorar a las personas del océano y, finalmente, despertar el deseo de protegerlo. Creemos que la gente solo protegerá lo que conoce, y ese ha sido uno de nuestros grandes retos.
¿Los encuentros con los animales que están en el corto, afectaron el planteamiento inicial?
Teníamos expectativas de encontrarnos con ballenas, aunque sabíamos que, pese a estar en temporada, verlas bajo el agua sería muy complicado. Fue una gran sorpresa encontrarnos con un tiburón ballena. No estábamos pensando en eso ni buscándolo específicamente; solo estábamos grabando para capturar su canto bajo el agua. Pero el océano nos sorprendió con esta aparición durante las inmersiones. Cuando logramos grabarlo, nos emocionamos muchísimo porque sabíamos que agregar esta toma al documental le daría un impulso narrativo y lo haría mucho más poderoso. Estábamos dispuestos a dejarnos sorprender por la naturaleza y cada nuevo descubrimiento nos ayudaba a ir organizando la narrativa del documental, adaptándola a lo que el océano nos ofrecía.
A lo largo del corto se siente transversal esta idea de lo espiritual, viendo el ejemplo de la frase con la que comienzan, ¿de dónde vino?
Esa frase es una construcción de distintos temas, tanto racionales como espirituales. Por ejemplo, mucha gente asiste a retiros de “sound healing” y acá en Colombia tenemos la fortuna de contar con el canto de las ballenas, que es muy sanador. Desde el aspecto científico, el canto de las ballenas jorobadas puede viajar más de 30 kilómetros a la redonda. Este sonido se propaga a través del agua y permite que las ballenas se comuniquen entre sí, ya sea para aparearse o simplemente para conectar. Al unir esta perspectiva espiritual y chamánica con el conocimiento científico, comprendemos que las frecuencias de las ballenas pueden incluso influir en los átomos de los objetos, generando una especie de reprogramación.
Gran parte del corto está grabado bajo el agua, ¿cómo fue el proceso de preparación? ¿Qué retos tuvieron a la hora de rodar?
Es un territorio que amamos, que hemos visitado, conocemos sus condiciones medioambientales y cómo se comportan los animales en cada temporada. Conocemos bien los arrecifes y los puntos de buceo, porque es algo que llevamos haciendo desde hace mucho tiempo. Además, tenemos experiencia utilizando housings para celulares -en este caso fue necesario debido a las características de SmartFilms- así como luces y conocimientos en posproducción para corregir los colores bajo el agua y hacerlos más reales. No imponíamos lo que queríamos grabar, sino que fluíamos con lo que la naturaleza nos mostraba. Si llovía, grabábamos bajo la lluvia; si había sol, aprovechábamos también. Mateo, como director, ya tenía en mente algunas escenas que quería capturar y sabíamos de antemano cuáles eran los puntos a visitar. Fue un balance entre preparación, conocimiento del territorio y un deseo enorme de transmitir amor por este lugar y sus seres maravillosos, como las ballenas.
¿Cómo fue afrontar el reto de tiempo en SmartFilms?
Siempre es pesado, porque uno tiene mucho contenido que uno quisiera que esté dentro de lo que va a mostrar. Entonces, construir esa narrativa para que case durante ese tiempo en específico, siempre es un reto muy grande. La lección que uno tiene que aprender con este tipo de dinámicas es soltar. A veces hay tomas con las que uno dice: “Esto es muy bonito, esto quedó muy lindo”, pero no cuadra dentro de la línea narrativa del documental.
¿Ustedes cómo ven el documental de naturaleza en Colombia? ¿Cómo sienten que se está posicionando este género?
Colombia tiene muchísimo que explorar en términos de documentales, porque tenemos un país increíblemente rico en biodiversidad y en un montón de temáticas fascinantes. En temas subacuáticos, aunque han salido algunos documentales muy chéveres, aún no se explora tanto por las dificultades que implica grabar bajo el agua, que no solo tienen que ver con la grabación en sí, sino también con el buceo y la experiencia necesaria. También creemos que hay un desafío en Colombia con respecto al consumo de documentales. La gente no está tan acostumbrada a verlos como debería, por lo que uno de nuestros retos como productora y creadores es fomentar ese consumo y mostrarles a las personas el valor de estos contenidos. Mostrarle a la gente la riqueza natural de Colombia y cómo podemos conectar con ella es fundamental.
¿Qué tipo de respuesta han tenido de parte del público? Es decir, entre la campaña publicitaria, después de ganar el premio...
La verdad, la gente está muy emocionada y enamorada del corto. También creemos que parte de la magia de este proyecto es la conexión emocional que genera con la audiencia. No es un documental informativo, lleno de datos sobre las ballenas, sino que es más un tema de cómo vivimos esos momentos, mucho más experiencial.
Yo (José) siempre voy a mencionar que el pago más lindo y gratificante está representado en lágrimas de felicidad. Entonces, cuando ves la cara de la gente con la boca abierta, con cara de sorpresa y con los ojos encharcados, para nosotros eso es un golazo. Es el mejor pago que podemos recibir, porque es donde tocamos las fibras.
¿Que significó para ustedes ver el producto final por primera vez?
Fue muy emotivo. Estamos encaminando la productora para enamorar a la gente, para conectarla con toda la naturaleza y en especial el océano. Ver ese trabajo que hicimos reflejado en el producto es algo muy emocionante. Nos quedamos mudos, procesando todas las emociones que nos generó. Creemos que uno no se alcanza a percibir lo que es ver el documental en pantalla gigante en el festival, ver esas ballenas, el tiburón ballena, el nombre, “Gigantes del Pacífico”, y los nombres de nosotros... Dijimos “¡Uy!, eso escaló”.
¿Qué sigue para Diving Life Studios?
En este momento, estamos trabajando en una producción de tiburones, con la que hemos tenido la oportunidad de visitar lugares sorprendentes. En Colombia, por ejemplo, hemos estado en Providencia y en Malpelo. También visitamos Las Galápagos, Las Maldivas y Baja California. Se llamará “Los incomprendidos del océano”, y precisamente se centrará en los tiburones, mostrando otra cara de ellos, no la que la mayoría conoce. Son animales que cumplen un rol muy importante dentro de los ecosistemas marinos y, en general, del planeta.