La Feria del Millón, la democratización del arte
En la calle 77A n.° 11-60, se estará realizando en Bogotá la edición número 11 de la Feria del Millón, una galería para artistas emergentes.
Sarah Gutiérrez
Sabrina Rodríguez, Sebastián Ramírez y Juan José Murillo son tres artistas que se han especializado en modalidades como el collage, la escultura y la fotografía, y presentarán, este fin de semana, colecciones especiales para la edición 11 de la Feria del Millón, un espacio para dar más visibilidad a artistas emergentes.
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Sabrina Rodríguez, Sebastián Ramírez y Juan José Murillo son tres artistas que se han especializado en modalidades como el collage, la escultura y la fotografía, y presentarán, este fin de semana, colecciones especiales para la edición 11 de la Feria del Millón, un espacio para dar más visibilidad a artistas emergentes.
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En 2013 surgió esta iniciativa, en la mente de Diego Garzón y Juan Ricardo Rincón, periodista y arquitecto, respectivamente, que se han interesado por la promoción de la cultura en Bogotá. “Hacemos esta feria porque creemos que se necesitan espacios de divulgación para jóvenes artistas”, comenta Garzón. Este año, la feria se estará realizando en la calle 77A n.° 11-60, en lo que han definido como “una oficina para la cultura”, en medio de las ruinas que se han encontrado dentro del edificio, se han adaptado los diez pisos para que las personas puedan disfrutar del arte en cada uno de ellos.
Además, la Feria del Millón cuenta con una exposición complementaria que se llama “Voltaje” y cumple 10 años en esta edición. “El protagonista es la tecnología: proyecciones de video, robótica y programación con computadores. La curaduría está a cargo de Juan Ricardo Rincón y Carmen Gil, quienes escogen artistas nacionales e internacionales. El público encuentra este espacio novedoso, porque tenemos la tecnología al servicio del arte”.
Para cada edición, esta galería se va moviendo de lugar; ha estado en espacios como la Plaza de Toros de La Santamaría, el Planetario de Bogotá, el Hospital San Juan de Dios, al igual que en el Centro Creativo Textura de Puente Aranda y en el Bronx Virtual durante la pandemia. De acuerdo con Garzón, la razón para no establecer un lugar fijo es para que haya dinamismo en cada una de las versiones. “Buscamos que la experiencia cambie, en el sentido de que las personas no vayan al mismo lugar a verlo todo igual, sino que cada año vamos rotando. En 2021 estuvimos en el San Juan de Dios, esos edificios que hacen parte del patrimonio arquitectónico en el centro de Bogotá; en la Plaza de Toros celebramos los diez años, con locación también en el Planetario, y este año nos vamos a trasladar a un edificio que está desocupado. Pasamos del centro, y ahora estamos, prácticamente, en el norte de la ciudad, donde nunca habíamos estado”.
Más de 90 artistas estarán a partir de este jueves 23 hasta este domingo, 26 de noviembre, presentando sus obras que tiene fotografía, pintura, dibujo y grabado. El precio de cada pieza está definido por los artistas, dependiendo del uso de materiales y su tiempo de producción. “En 2013 era un monto significativo, pero con el tiempo se va devaluando ese millón porque va subiendo de precio para el autor producir la obra, porque es costoso todo lo que conlleva. Las obras han ido subiendo un poco de precio a partir del millón quinientos, para mantener el concepto del millón, pero son ellos los que deciden si el valor está acorde”, comenta Garzón.
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Papirofilia
Centrándose en la fusión del origami con el collage, Sabrina Rodríguez, artista plástica y de artes visuales de la Universidad Francisco José de Caldas, presenta una serie que “nace de las inquietudes y las reflexiones” que ha adquirido con la experiencia en estos últimos años trabajando con el papel. “El collage representa la propuesta intrínseca, que resignifica elementos y les da un nuevo propósito; el origami, en este caso, es una delicada ornamentación y una lógica geométrica de repetición que permite generar volumen”, comenta la artista en entrevista para El Espectador.
Esta es la segunda edición en la que participa Rodríguez; antes, había participado junto a su colectivo Red Collage, que se especializa, como dice su nombre, en el collage análogo y digital. “Creo que funcionó muy bien, porque permitió que se abriera un espacio para que las personas nos conocieran. Llevábamos tres años con el proyecto, y nos abrió la puerta a la participación en otras galerías. Es una catapulta que ayuda a que los artistas que están ahí sean vistos”.
Simulación
La naturaleza, las flores y el desenfoque también se toman esta feria bajo el lente de Juan José Murillo, fotógrafo que también se especializó en cine y televisión, ganador en el Salón Colombiano de Fotografía, quien presenta su serie “Simulación”.
“Mi inspiración no surge del trabajo, sino, de alguna forma, tengo mi ojo entrenado para encontrar algo que está muy bien, que sea lindo, y me encontré con estas flores en un viaje a Boyacá. Estuve dos días tratando de encontrar lo que quería capturar”, cuenta Murillo. Para su trabajo, considera que es importante enfocarse, primero, en el manejo de la luz, para luego pasar al color y finalizar con la forma en la que quiere que se vea el objeto.
En la pasada edición de la Feria del Millón, se animó a postularse por primera vez a participar en la galería con su colección “Nébula”, tras varios intentos de definir de qué manera y con qué materiales exhibiría su trabajo, logró vender más de cuarenta copias.
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Verde en ruinas
Sebastián Ramírez, o como también es conocido, Pica, es un arquitecto de la Universidad Javeriana y artista plástico. Su formación académica ha sido base de su trabajo artístico, enfocándose en edificaciones patrimoniales y autoconstruidas como parte de la identidad colombiana, “conocer y aprender de las personas que lo habitan”, comenta.
Su trabajo, “Verde en ruinas”, es una colección de esculturas en concreto pigmentado verde con vegetación en vivo, para representar cómo la naturaleza se ha apropiado de las ruinas en Armero. Declara que el sello característico de su obra se divide en tres aspectos: arquitectura, alto impacto de color e interpolar elementos que identifiquen un lugar.
“Desde mi punto de vista, el arte está en museos, espacios públicos y hogares, y la mayoría está en este último. Creo que es importante que las personas tengan acceso a él, para apropiarse de sus espacios y contar historias sin necesidad de ser millonarios”.