La génesis de un festival de cine sin alfombra roja
Este domingo finalizó la novena edición del Festival de Cine Verde de Barichara (Santander). Nórida Rodríguez y Toto Vega, sus fundadores, hablan de su importancia para la búsqueda de nuevos hábitos de consumo. “No es un festival para farandulear”, dicen.
Joseph Casañas - @joseph_casanas
Lo fácil, dice el actor Toto Vega, hubiera sido crear un festival de cine con alfombra roja, eventos sociales, cocteles y repleto de periodistas y farándula. O farándula y periodistas, que a veces son lo mismo. Optaron por un camino más largo. Este año el Festival de Cine Verde de Barichara cumplió nueve años. “No reniego de eso (de la farándula), pero uno tiene que saber dónde farandulea. Este festival no es para eso. Aquí los protagonistas son los directores y los productores, que con el cine como excusa generan reflexiones y cuestionamientos”, dice la actriz Nórida Rodríguez.
Pasó cerca de una década desde aquella conversación en la terraza del hotel Oniri de Barichara. Tomaban vino y escuchaban el silencio. Toto Vega llevaba varias semanas de grabación y la noche era perfecta para descansar. Para pensar.
“Este lugar es perfecto. Lo único que le falta es un cine”, le dijo Nórida a su esposo. “¿Y si traemos una película para verla con toda la gente?”, le respondió él. “Y si hacemos un festival”, complementó ella.
Pasó en Festiver 2019. Katie James, la irlandesa que viralizó un bambuco en tiempo de reguetón
Es un resumen ejecutivo de cómo concibieron la idea. Es una síntesis, si se quiere, egoísta y romanticona, porque ignora cientos de dificultades y miedos. El festival, dicen sus fundadores, ha tenido varios cambios en estos nueve años, sin embargo, la idea inicial no ha cambiado: generar conciencia sobre el medio ambiente y el cuidado de los recursos naturales usando el cine como herramienta.
“El festival nos dio la respuesta a un par de preguntas: cómo se sostiene un país como Colombia y cómo tener esperanza en medio de tanta corrupción”.
Para decir lo que sigue, Vega habla despacio, pero con firmeza. Se acomoda aguadeño. “En este país a veces se le da visibilidad a gente que no lo merece. Muchos de ellos muy tontos. Es un país excesivamente mediático. Y en los medios poco aparece gente realmente inteligente. Científicos, biólogos, campesinos, líderes sociales que en silencio sostienen el país y representan los valores fundamentales de una sociedad. Para eso también sirve Festiver, para visibilizar a esas personas y sus luchas”, dice.
Rodríguez, por cuyas venas fluye sangre llanera, es más vehemente. Frunce el ceño. “Hay mucho político miope que no ha entendido que con sus decisiones está ayudando a acabar con el planeta. En las nuevas generaciones hay mucha desesperanza y el cine sirve también para revivirla”.
En este punto vale la pena recordar unas palabras del expresidente de Estados Unidos Barack Obama durante la Cumbre de Economía Verde 2017: “Somos la primera generación que siente el impacto del cambio climático y la última generación que puede hacer algo al respecto”.
El cine, insiste Rodríguez, “te hace sentir cosas, no hay otra herramienta más poderosa que active todos los sentidos. Genera reflexiones que se pueden transformar en decisiones. Mucha gente, después de venir al Festiver, ha cambiado sus hábitos de vida y esos cambios de alguna forma ayudan a mejorar la salud del planeta”.
“En este país lo ambiental y lo cultural es para los discursos políticos y la fotografía, pero hemos detectado que hay gente que le aporta y hace cosas muy valiosas. Eso hay que contarlo”.
De hecho, la novena edición del Festival de Cine Verde de Barichara contó con una alta participación de documentales, en reconocimiento a un formato tan difícil como necesario. El primer premio de la categoría de cortometraje de ficción o documental fue para Arriesgar la vida por defender el agua, documental del director Ricardo Sánchez. El segundo premio en esta categoría fue para Las voces de nunca, de Bernardo Restrepo.
En la categoría mejor cortometraje internacional de ficción o documental se dio una mención de honor al documental El río de los kukamas, de la directora Nika Belianina. El título se refiere a los desafíos que el pueblo kukama enfrenta actualmente.
El jurado de la competencia de largometraje nacional del noveno Festival de Cine Verde de Barichara, integrado por Mazdak Mirramezani, Alexandra Falla y Brigitte Baptiste, otorgó por unanimidad el premio en la categoría nacional a mejor largometraje de ficción o nacional a Cazadores de orquídeas, del director Luis Eduardo Mejía, que muestra la cara menos conocida y más oscura de la Expedición Botánica.
“Es una cosa asombrosa del número de plantas que se sacaron, de los envíos que se hicieron. Por esto pasan muchos temas: Humboldt, Expedición Botánica, saqueadores profesionales, ladrones, muertes. Hay una historia muy grande ahí”, dice Mejía.
“Los ingleses son quizás los que juegan el papel más importante en el saqueo de plantas desde la Nueva Granada. Ellos se encargaron de hacer las primeras historias de biopiratería cuando se robaron las primeras semillas de quinua y caucho. El Kew Botanical Garden en Londres es el que se encargaba de recibir las plantas que se robaban. Cuando supieron del trabajo quisieron ver un pedazo y se enamoraron. Parece que ha tenido una acogida muy buena”, agregó.
Festiver tiene todavía retos que afrontar. Como en toda la industria, uno de ellos es la financiación. Al respecto, Nórida Rodríguez dice: “Ojalá que la nueva Gobernación entienda que el festival está institucionalizado y nos debe apoyar. Es un evento importante para la región y para el país, por eso hay que seguir trabajando para que siga siendo académico, seleccionado y responsable, que perdure y pueda seguir transformando conciencias y educando”.
“El objetivo también es encontrar otras formas de financiación. Cosas que permitan hacerlo sostenible para no depender de los recursos del Estado, porque son muy políticos. Tenemos una posición política personal, pero no queremos involucrar al festival en cosa políticas, porque no es ético ni saludable”.
Sobre el futuro, Toto Vega dice: “Me imagino el festival hecho a mano, pero que pueda llegar a diferentes partes del país. Un Festiver extendido, es decir, que al mismo tiempo que llevamos el mensaje cinematográfico, podamos tener otras actividades, como de educación ambiental. Por ejemplo, si se limpia una playa y ves una película en la playa, eso se convierte en un hábito lúdico, educativo, productivo y real”.
Mientras llega la décima entrega de Festiver, Toto Vega dice que la película que cuente la historia del mismo tendría que decir en su sinopsis: “Festiver busca generar conciencia a pesar de los que fingen tener conciencia”.
Festiver 2019, en cifras
-En total se realizaron 71 proyecciones: incluye Barichara y municipios.
- Asistentes en veredas: 400 personas por noche en cada proyección de la sección 'Campecine' un total de 1.600.
- Asistentes en Barichara: Más de 9 mil personas en las 66 funciones en Barichara.
- El Festival presentó un total de 66 películas, de más de 20 países.
-De esas, 56 películas estaban en competencia.
- La sección 'Campecine' se desarrolló gracias a la Ruta 90 de Cine Colombia en los municipios: Cabrera, Villa Nueva y Pinchote, también en la vereda Santa Elena. En total 4 funciones.
- 13 talleres y 3 foros.
- Se sembraron 120 árboles: Gualanday, Tulipán y Guayacán
- 2 funciones de 'Cine bajo las estrellas' en Barichara: La mujer de la montaña / Tus desperdicios y otros manjares
- 1 función de 'Cine bajo las estrellas' en San Gil: Tiburones en el abismo
Lo fácil, dice el actor Toto Vega, hubiera sido crear un festival de cine con alfombra roja, eventos sociales, cocteles y repleto de periodistas y farándula. O farándula y periodistas, que a veces son lo mismo. Optaron por un camino más largo. Este año el Festival de Cine Verde de Barichara cumplió nueve años. “No reniego de eso (de la farándula), pero uno tiene que saber dónde farandulea. Este festival no es para eso. Aquí los protagonistas son los directores y los productores, que con el cine como excusa generan reflexiones y cuestionamientos”, dice la actriz Nórida Rodríguez.
Pasó cerca de una década desde aquella conversación en la terraza del hotel Oniri de Barichara. Tomaban vino y escuchaban el silencio. Toto Vega llevaba varias semanas de grabación y la noche era perfecta para descansar. Para pensar.
“Este lugar es perfecto. Lo único que le falta es un cine”, le dijo Nórida a su esposo. “¿Y si traemos una película para verla con toda la gente?”, le respondió él. “Y si hacemos un festival”, complementó ella.
Pasó en Festiver 2019. Katie James, la irlandesa que viralizó un bambuco en tiempo de reguetón
Es un resumen ejecutivo de cómo concibieron la idea. Es una síntesis, si se quiere, egoísta y romanticona, porque ignora cientos de dificultades y miedos. El festival, dicen sus fundadores, ha tenido varios cambios en estos nueve años, sin embargo, la idea inicial no ha cambiado: generar conciencia sobre el medio ambiente y el cuidado de los recursos naturales usando el cine como herramienta.
“El festival nos dio la respuesta a un par de preguntas: cómo se sostiene un país como Colombia y cómo tener esperanza en medio de tanta corrupción”.
Para decir lo que sigue, Vega habla despacio, pero con firmeza. Se acomoda aguadeño. “En este país a veces se le da visibilidad a gente que no lo merece. Muchos de ellos muy tontos. Es un país excesivamente mediático. Y en los medios poco aparece gente realmente inteligente. Científicos, biólogos, campesinos, líderes sociales que en silencio sostienen el país y representan los valores fundamentales de una sociedad. Para eso también sirve Festiver, para visibilizar a esas personas y sus luchas”, dice.
Rodríguez, por cuyas venas fluye sangre llanera, es más vehemente. Frunce el ceño. “Hay mucho político miope que no ha entendido que con sus decisiones está ayudando a acabar con el planeta. En las nuevas generaciones hay mucha desesperanza y el cine sirve también para revivirla”.
En este punto vale la pena recordar unas palabras del expresidente de Estados Unidos Barack Obama durante la Cumbre de Economía Verde 2017: “Somos la primera generación que siente el impacto del cambio climático y la última generación que puede hacer algo al respecto”.
El cine, insiste Rodríguez, “te hace sentir cosas, no hay otra herramienta más poderosa que active todos los sentidos. Genera reflexiones que se pueden transformar en decisiones. Mucha gente, después de venir al Festiver, ha cambiado sus hábitos de vida y esos cambios de alguna forma ayudan a mejorar la salud del planeta”.
“En este país lo ambiental y lo cultural es para los discursos políticos y la fotografía, pero hemos detectado que hay gente que le aporta y hace cosas muy valiosas. Eso hay que contarlo”.
De hecho, la novena edición del Festival de Cine Verde de Barichara contó con una alta participación de documentales, en reconocimiento a un formato tan difícil como necesario. El primer premio de la categoría de cortometraje de ficción o documental fue para Arriesgar la vida por defender el agua, documental del director Ricardo Sánchez. El segundo premio en esta categoría fue para Las voces de nunca, de Bernardo Restrepo.
En la categoría mejor cortometraje internacional de ficción o documental se dio una mención de honor al documental El río de los kukamas, de la directora Nika Belianina. El título se refiere a los desafíos que el pueblo kukama enfrenta actualmente.
El jurado de la competencia de largometraje nacional del noveno Festival de Cine Verde de Barichara, integrado por Mazdak Mirramezani, Alexandra Falla y Brigitte Baptiste, otorgó por unanimidad el premio en la categoría nacional a mejor largometraje de ficción o nacional a Cazadores de orquídeas, del director Luis Eduardo Mejía, que muestra la cara menos conocida y más oscura de la Expedición Botánica.
“Es una cosa asombrosa del número de plantas que se sacaron, de los envíos que se hicieron. Por esto pasan muchos temas: Humboldt, Expedición Botánica, saqueadores profesionales, ladrones, muertes. Hay una historia muy grande ahí”, dice Mejía.
“Los ingleses son quizás los que juegan el papel más importante en el saqueo de plantas desde la Nueva Granada. Ellos se encargaron de hacer las primeras historias de biopiratería cuando se robaron las primeras semillas de quinua y caucho. El Kew Botanical Garden en Londres es el que se encargaba de recibir las plantas que se robaban. Cuando supieron del trabajo quisieron ver un pedazo y se enamoraron. Parece que ha tenido una acogida muy buena”, agregó.
Festiver tiene todavía retos que afrontar. Como en toda la industria, uno de ellos es la financiación. Al respecto, Nórida Rodríguez dice: “Ojalá que la nueva Gobernación entienda que el festival está institucionalizado y nos debe apoyar. Es un evento importante para la región y para el país, por eso hay que seguir trabajando para que siga siendo académico, seleccionado y responsable, que perdure y pueda seguir transformando conciencias y educando”.
“El objetivo también es encontrar otras formas de financiación. Cosas que permitan hacerlo sostenible para no depender de los recursos del Estado, porque son muy políticos. Tenemos una posición política personal, pero no queremos involucrar al festival en cosa políticas, porque no es ético ni saludable”.
Sobre el futuro, Toto Vega dice: “Me imagino el festival hecho a mano, pero que pueda llegar a diferentes partes del país. Un Festiver extendido, es decir, que al mismo tiempo que llevamos el mensaje cinematográfico, podamos tener otras actividades, como de educación ambiental. Por ejemplo, si se limpia una playa y ves una película en la playa, eso se convierte en un hábito lúdico, educativo, productivo y real”.
Mientras llega la décima entrega de Festiver, Toto Vega dice que la película que cuente la historia del mismo tendría que decir en su sinopsis: “Festiver busca generar conciencia a pesar de los que fingen tener conciencia”.
Festiver 2019, en cifras
-En total se realizaron 71 proyecciones: incluye Barichara y municipios.
- Asistentes en veredas: 400 personas por noche en cada proyección de la sección 'Campecine' un total de 1.600.
- Asistentes en Barichara: Más de 9 mil personas en las 66 funciones en Barichara.
- El Festival presentó un total de 66 películas, de más de 20 países.
-De esas, 56 películas estaban en competencia.
- La sección 'Campecine' se desarrolló gracias a la Ruta 90 de Cine Colombia en los municipios: Cabrera, Villa Nueva y Pinchote, también en la vereda Santa Elena. En total 4 funciones.
- 13 talleres y 3 foros.
- Se sembraron 120 árboles: Gualanday, Tulipán y Guayacán
- 2 funciones de 'Cine bajo las estrellas' en Barichara: La mujer de la montaña / Tus desperdicios y otros manjares
- 1 función de 'Cine bajo las estrellas' en San Gil: Tiburones en el abismo