Sixto Rodríguez, cuando la música traspasa fronteras
El cantante Sixto Rodríguez murió el 8 de agosto, a los 81 años. El rockero fue un ícono en otros países antes de llegar a la fama en EE.UU. “Con gran tristeza, en Sugarman.org anunciamos que Sixto Díaz Rodríguez ha fallecido” este martes, indicó el comunicado, que no ofrece detalles sobre la causa de la muerte del cantante, cuya vida fue la protagonista del documental “Searching for Sugarman”.
Andrea Jaramillo Caro
Sixto Díaz Rodríguez no se enteró de su fama hasta 1997. Fue su hija Eva quien, un día, navegando en las primeras versiones de internet, se topó con una página sudafricana dedicada a la música de su padre. Mientras el cantante estadounidense de origen mexicano trabajaba en construcción en Detroit, luego de que su música no hubiera alcanzado los resultados esperados en Estados Unidos, al otro lado del mundo, sus canciones y su álbum “Cold Fact” se habían convertido en una suerte de himno no oficial de las juventudes que protestaban contra el apartheid.
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Sixto Díaz Rodríguez no se enteró de su fama hasta 1997. Fue su hija Eva quien, un día, navegando en las primeras versiones de internet, se topó con una página sudafricana dedicada a la música de su padre. Mientras el cantante estadounidense de origen mexicano trabajaba en construcción en Detroit, luego de que su música no hubiera alcanzado los resultados esperados en Estados Unidos, al otro lado del mundo, sus canciones y su álbum “Cold Fact” se habían convertido en una suerte de himno no oficial de las juventudes que protestaban contra el apartheid.
Ese álbum que lo popularizó en Sudáfrica había sido grabado en 1970, tres años después de haber lanzado su carrera musical en Estados Unidos. Nacido el 10 de julio de 1942, con padres que migraron al país norteamericano en la década de 1920, fue el sexto hijo de la pareja (por eso su nombre). Rodríguez recibió el título de “el ícono de los 70 que nunca fue”. Tras el fracaso comercial de sus dos primeros álbumes, la disquera con la que había firmado lo despidió y su figura desapareció del ojo público mientras circulaban rumores de que se había suicidado en pleno escenario. La realidad no podía estar más lejos.
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Desde su primera incursión musical en 1967 con el sencillo “I’ll slip away”, publicado bajo el pseudónimo Rod Riguez, y hasta 1970, no volvió a producir más música. Regresó con su primer álbum estrenado bajo el sello de Sussex Records. “Cold Fact” fue sucedido por “Coming from reality” en 1971, aunque ninguno de los dos fue bien recibido ni por la crítica, ni por el público.
Los productores que lo descubrieron tocando en un bar a finales de la década de 1960, creyeron haber encontrado al siguiente Bob Dylan y, aunque sus predicciones para el suelo americano fueron erróneas, en el continente africano la música de Rodríguez se convirtió en leyenda cuando una copia pirata traspasó fronteras y el nombre de Sixto Rodríguez llegó a Bostwana, Australia y Nueva Zelanda.
Fue invitado a tocar como parte de una gira por Australia en 1979 y, cuando regresó en 1981, la disquera ya había cortado lazos con él. “Pensé que eran casualidades extrañas”, le dijo a The Detroit News. A pesar de que la fama de Sixto Rodríguez se disparó fuera del territorio estadounidense, esto no se reflejó en su país natal. Terminó graduándose como filósofo de la Wayne State University’s Monteith College en 1981 y, en ese momento, se retiró de la vida pública.
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La música que produjo durante la década de 1970 hablaba de las dificultades que enfrentaban ciertos sectores de la sociedad y continuó alineándose con este propósito como activista en la década de 1980. “Después de abandonar su carrera musical, compró una casa en una subasta en Detroit y trabajó en demoliciones y jornaleros mientras era políticamente activo en su comunidad. Eso incluyó postulaciones fallidas para el Concejo Municipal de Detroit, la alcaldía de Detroit y una candidatura para la Cámara de Representantes de Michigan entre 1989 y 2000″, escribió Abbey White para The Hollywood Reporter.
Los álbumes de Rodríguez llegaron a Sudáfrica para ser reeditados en 1991. Desde entonces, se convirtió en uno de los músicos más sonados en este país. Para muchos el cantante ya había muerto, sin embargo, dos de sus fanáticos se dieron cuenta de que su ídolo tenía una vida normal en su natal Detroit. “Oh, caramba, me voló la cabeza cuando me enteré”, dijo Rodríguez. “Todos estos jóvenes de sangre llegaron corriendo hacia el escenario. Fue una locura. En Sudáfrica, la gente me habló sobre cómo se toparon con el álbum. Sucede en todas partes, la gente se acerca a mí, al material”.
El regreso de Rodríguez a la música no fue inmediato. Cuando su hija mayor le informó de su fama al otro lado del Atlántico, se organizó una gira en el país en 1998. Pasaron diez años más para que sus álbumes remasterizados alcanzaran el éxito en Estados Unidos. En 2008 su música recibió aclamación por parte de la crítica y, en ese mismo año, le dijo a Detroit News: “Ha sido una gran odisea. Todos esos años, ya sabes, siempre me consideré un músico. Pero, la realidad sucedió”.
Stephen “Sugar” Segerman y Craig Bartholomew Strydom fueron los hombres que “redescubrieron” a Rodríguez. “Le dije: ‘En Sudáfrica, eres más grande que Elvis’”, contó Segerman a The News en 2008.
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Para documentar su travesía de encontrar al músico durante la década de 1990, contaron con la ayuda del director sueco Malik Bendjelloul. En 2012 presentaron el documental que devolvió a Sixto Rodríguez al estrellato: “Searching for Sugar Man”.
El largometraje relata la historia de estos dos fanáticos sudafricanos y su travesía para encontrar al ícono musical. “En Sudáfrica es tan famoso como los Rolling Stones o Bob Dylan. Está a ese nivel”, dijo Bendjelloul. Luego de las escenas en las que se presenta parte de la historia previa de Rodríguez y los intentos de Segerman y Strydom por encontrarlo, se ve que su hija los contactó para darles más detalles sobre su padre y, posteriormente, Rodríguez conversa con ellos, dándose cuenta de su éxito en otros rincones del planeta.
El documental fue estrenado en el Festival de Sundance en 2012, donde recibió varios premios. Un año más tarde se le otorgó el galardón de Mejor Documental Largo en los Premios Óscar.
Desde entonces, Sixto Rodríguez y su música salieron de las sombras y del polvo para renacer entre nuevos públicos. Este renacimiento lo llevó a diferentes escenarios alrededor del mundo, e incluso, a tocar en festivales como Coachella y Glastonbury. “Estaba listo para el mundo, pero no creo que el mundo estuviera listo para mí”, sugirió. “Mis letras son un poco menos temáticas sobre chicos y chicas, y más expresiones socialmente conscientes”.