La obra de Giovanni Vargas
Giovanni Vargas, artista y profesor colombiano, dejó un legado en el arte contemporáneo a través de su exploración de la luz y su compromiso con la memoria colectiva.
En el cruce de la luz y la sombra, donde la memoria y la transformación social se entrecruzan, emergía el trabajo de Giovanni Vargas. Su obra se distinguió por su capacidad para evocar la polisemia de la luz, tanto en sus manifestaciones físicas como en su significado simbólico. Vargas no solo observó su entorno; lo desmenuzó y reconfiguró para crear un diálogo entre el pasado y el presente.
Se graduó en 1999 del Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali y continuó su formación con una maestría en Artes Plásticas y Visuales en la Universidad Nacional de Colombia, que culminó en 2004. A lo largo de su carrera, Vargas desarrolló una prolífica trayectoria que abarcó exposiciones individuales y colectivas, además de un compromiso con la enseñanza, siendo profesor en las universidades de los Andes y Javeriana.
Su proyecto “Estudios de Caso”, realizado entre 2008 y 2015, fue un ejemplo de su compromiso con la memoria colectiva. A través de la documentación de la demolición de casas en Chapinero Alto, en Bogotá, Vargas generó una reflexión sobre el cambio y la pérdida en el tejido urbano. Utilizando fotografías de las fachadas de estas viviendas, creó dibujos en pequeño formato que contribuyeron a la memoria colectiva sobre la transformación urbana. Su objetivo consistía en “hacer memoria de las recientes desapariciones de esas casas y al tiempo instaurarse como el único registro evidente de dicha devastación”. Así, sus fotografías y dibujos fueron más que meras representaciones; se convirtieron en un intento de preservar lo efímero, registrando lo que una vez fue y ya no será.
Según Luis Carlos Ospina, quien fue amigo del artista caleño y admirador de su obra: “Sin cita ni llamada, uno se lo encontraba y pasaba rápido del saludo tímido a comentar sobre una exposición, un artista, una lectura o algo ocurrido en la escena del arte. Así, en medio de la gente, encontrarse con Giovanni era entrar en un pequeño bolsillo de tiempo donde se podía hablar en profundidad, sin rodeos, a solas, en medio del ruido”.
Ospina, en un perfil que le dedicó, recopiló diversas observaciones de colegas y estudiantes que lo describieron como “un profesor de profesores”, un docente que se interesaba genuinamente en la vida de sus alumnos y formulaba preguntas profundas y significativas que muchos otros evitaban. Su generosidad, según Ospina, se manifestó en su forma de compartir libros y fomentar conversaciones. A lo largo de su trayectoria, Vargas mantuvo una actitud crítica hacia el sistema educativo, cuestionando la jerarquía y la rutina de las clases tradicionales.
Una de las obras más recordadas de Giovanni Vargas fue “ROJO”, presentada en el marco del XI Premio Luis Caballero en 2022. Esta obra exploró la relación entre el ser humano y la tecnología, y propuso a otros artistas reflexionar sobre el planeta Marte. El proyecto generó un diálogo sobre la urgencia de la condición humana y su relación con la tecnología desde una perspectiva latinoamericana. La propuesta incluyó tres exposiciones, un podcast en el Planetario de Bogotá y listas de reproducción en YouTube.
La instalación “La forma de las cosas que vienen” (2018) encapsuló su interés en el lenguaje y su capacidad para generar conexiones. Las 128 frases sobre la luz que Giovanni Vargas recopiló de sus lecturas y vivencias cotidianas reflejaron diferentes aspectos del concepto de luz en contextos literarios, estéticos y científicos. Para Vargas, cada una de estas frases ofrecía una oportunidad para profundizar en la experiencia humana y revelar cómo la luz es capaz de iluminar tanto lo literal como lo metafórico.
Sobre su trabajo, Vargas reflexionaba: “Parte de mis intereses consiste justamente en el caminar. Con ese caminar siempre pienso también en la condición del ser humano, en la soledad también del ser humano y cómo la soledad hace parte de su existencia. Cuando trabajo, mis gustos se dirigen más hacia las manualidades, materiales que me permiten experimentar, materiales que tienen que ver mucho con elementos caseros y materiales también que tengan una condición precaria, que se vayan deshaciendo en el tiempo”.
En el cruce de la luz y la sombra, donde la memoria y la transformación social se entrecruzan, emergía el trabajo de Giovanni Vargas. Su obra se distinguió por su capacidad para evocar la polisemia de la luz, tanto en sus manifestaciones físicas como en su significado simbólico. Vargas no solo observó su entorno; lo desmenuzó y reconfiguró para crear un diálogo entre el pasado y el presente.
Se graduó en 1999 del Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali y continuó su formación con una maestría en Artes Plásticas y Visuales en la Universidad Nacional de Colombia, que culminó en 2004. A lo largo de su carrera, Vargas desarrolló una prolífica trayectoria que abarcó exposiciones individuales y colectivas, además de un compromiso con la enseñanza, siendo profesor en las universidades de los Andes y Javeriana.
Su proyecto “Estudios de Caso”, realizado entre 2008 y 2015, fue un ejemplo de su compromiso con la memoria colectiva. A través de la documentación de la demolición de casas en Chapinero Alto, en Bogotá, Vargas generó una reflexión sobre el cambio y la pérdida en el tejido urbano. Utilizando fotografías de las fachadas de estas viviendas, creó dibujos en pequeño formato que contribuyeron a la memoria colectiva sobre la transformación urbana. Su objetivo consistía en “hacer memoria de las recientes desapariciones de esas casas y al tiempo instaurarse como el único registro evidente de dicha devastación”. Así, sus fotografías y dibujos fueron más que meras representaciones; se convirtieron en un intento de preservar lo efímero, registrando lo que una vez fue y ya no será.
Según Luis Carlos Ospina, quien fue amigo del artista caleño y admirador de su obra: “Sin cita ni llamada, uno se lo encontraba y pasaba rápido del saludo tímido a comentar sobre una exposición, un artista, una lectura o algo ocurrido en la escena del arte. Así, en medio de la gente, encontrarse con Giovanni era entrar en un pequeño bolsillo de tiempo donde se podía hablar en profundidad, sin rodeos, a solas, en medio del ruido”.
Ospina, en un perfil que le dedicó, recopiló diversas observaciones de colegas y estudiantes que lo describieron como “un profesor de profesores”, un docente que se interesaba genuinamente en la vida de sus alumnos y formulaba preguntas profundas y significativas que muchos otros evitaban. Su generosidad, según Ospina, se manifestó en su forma de compartir libros y fomentar conversaciones. A lo largo de su trayectoria, Vargas mantuvo una actitud crítica hacia el sistema educativo, cuestionando la jerarquía y la rutina de las clases tradicionales.
Una de las obras más recordadas de Giovanni Vargas fue “ROJO”, presentada en el marco del XI Premio Luis Caballero en 2022. Esta obra exploró la relación entre el ser humano y la tecnología, y propuso a otros artistas reflexionar sobre el planeta Marte. El proyecto generó un diálogo sobre la urgencia de la condición humana y su relación con la tecnología desde una perspectiva latinoamericana. La propuesta incluyó tres exposiciones, un podcast en el Planetario de Bogotá y listas de reproducción en YouTube.
La instalación “La forma de las cosas que vienen” (2018) encapsuló su interés en el lenguaje y su capacidad para generar conexiones. Las 128 frases sobre la luz que Giovanni Vargas recopiló de sus lecturas y vivencias cotidianas reflejaron diferentes aspectos del concepto de luz en contextos literarios, estéticos y científicos. Para Vargas, cada una de estas frases ofrecía una oportunidad para profundizar en la experiencia humana y revelar cómo la luz es capaz de iluminar tanto lo literal como lo metafórico.
Sobre su trabajo, Vargas reflexionaba: “Parte de mis intereses consiste justamente en el caminar. Con ese caminar siempre pienso también en la condición del ser humano, en la soledad también del ser humano y cómo la soledad hace parte de su existencia. Cuando trabajo, mis gustos se dirigen más hacia las manualidades, materiales que me permiten experimentar, materiales que tienen que ver mucho con elementos caseros y materiales también que tengan una condición precaria, que se vayan deshaciendo en el tiempo”.