La humanidad, la naturaleza y el significado, una exploración artística en ARTBO
“Proyectos”, una de las secciones de la Feria Artbo, que se realizará hasta el 26 de noviembre en Ágora Bogotá, en esta edición plantea la pregunta: ¿cómo piensan los bosques?, para abordar la comunicación multipolar que sucede a través de especies y que se ve reflejada en las obras de los nueve artistas seleccionados por la curadora Claudia Segura.
Andrea Jaramillo Caro
Piedras viajeras, un vidrio para romper en caso de emergencia, arte creado con las olas del mar o con la naturaleza como inspiración y tema son las obras que componen la sección “Proyectos”, de la Feria ArtBo 2023. Cada uno de los nueve artistas que exhiben en esta sección están ligados por una línea temática que la curadora española Claudia Segura se dio a la tarea de explorar y unir.
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Piedras viajeras, un vidrio para romper en caso de emergencia, arte creado con las olas del mar o con la naturaleza como inspiración y tema son las obras que componen la sección “Proyectos”, de la Feria ArtBo 2023. Cada uno de los nueve artistas que exhiben en esta sección están ligados por una línea temática que la curadora española Claudia Segura se dio a la tarea de explorar y unir.
¿Cómo piensan los árboles? Es la pregunta y línea temática, prestada del libro del mismo título de Eduardo Khon, “me interesaba mucho cómo este escritor, desde una perspectiva semiótica, analiza o llega a la conclusión de que todas las formas de existencia, más allá las humanas y las no humanas, de alguna manera son generadoras de significado, son generadoras de conocimiento. Lo que me interesaba sobre todo es entender cómo el sujeto sale del continente humano y aparecen todas las formas de vida que podrían estar de alguna manera comprendiendo o articulando esta energía que nos hace crear este mundo en el que vivimos, esta tierra que compartimos”. Para Segura, la investigación y su interés por abordar este tema se enmarca dentro de un desafío a la singularidad humana dentro de las ciencias sociales y cómo se puede poner en conversación con otras especies.
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Esa conversación está atravesada por una frase del filósofo y antropólogo francés Bruno Latour, que propone que “toda la tierra de principio a fin es artificial”, de esta forma el arte, mediante esta exhibición, se presenta como una herramienta hallada para entender el significado y la experiencia humana en relación con los seres que nos rodean. Desde líquenes hasta animales, “todos estamos gastando una cantidad de energía para adaptarnos a esta tierra de alguna manera, pero para que la tierra se adapte a nosotros también, a todas estas condiciones que le estamos implantando. Me interesaba mucho entender esa energía. ¿Cómo sería la energía política, social, performativa de esta tierra?”.
Los artistas que fueron seleccionados por Segura se reconocen, de acuerdo con ella, como recolectores de naturaleza, de memoria de naturaleza o de huellas que hablan de naturaleza “desde una perspectiva más simbólica o espiritual”. Adriana Ciudad (Perú), Juliana Góngora (Colombia), Clemencia Echeverri (Colombia), Elena Damiani (Perú), Fernando Arias (Colombia), Jimena Croceri (Argentina), Regina Giménez (España), Sheroanawe Hakihiiwe (Venezuela) y Sandra Monterroso (Guatemala) son los participantes en esta conversación que la abordan “ya sea porque son parte de ella, porque su comunidad indígena o pueblo originario no entiende una diferencia entre ellos y la naturaleza, sino que todo es un uno, es una visión mucho más holística, ya sea porque entiendan la tierra como un elemento político que tiene también una declamación”.
Desde la instalación del video de Clemencia Echeverri, pasando por las pinturas con códigos ocultos de la naturaleza de Adriana Ciudad, los mármoles de Elena Damiani y las telas sagradas y altares de Sandra Monterroso, la curadora presenta su visión y múltiples respuestas a la pregunta de Khon. Este libro, que llegó a sus manos por recomendaciones de diferentes personas, fue el complemento de las otras temáticas en las que ha estado interesada: ecofeminismo e interespecismo, en el sentido de no categorizar y alejarse de los códigos tradicionales, no para negar, sino para aceptar y adaptar una “polifonía de códigos”, porque “la naturaleza de por sí es queer”.
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Además, el performance ha sido un constante acompañante de Segura, quien ve esta forma de arte como parte de la exhibición en Artbo, “porque nos hace separarnos de esta noción de contemplación y hacer que nuestro cuerpo piense. Nuestro cuerpo en movimiento es algo que determina qué es lo que estamos sintiendo y eso me parece muy poderoso”.
Cada una de las reflexiones de Segura van encaminadas a que, a través de esta muestra, los asistentes se hagan preguntas. “No me interesa una visión única, no me interesa llegar a una conclusión, me interesa que esto pueda estimular ciertas preguntas y que quienes la vean puedan repensar ciertos comportamientos”. Mientras que esas preguntas son las expectativas, las lecciones que este proceso le dejó a la curadora fue ver el poder de la fábula e imaginación como elementos políticos. Estos elementos son especulaciones que “te permite imaginar algo sin tener una respuesta. Entonces me parece muy interesante en ese sentido y proponer muchas posibilidades. Al final yo creo que muchos de los problemas son porque damos sólo una única versión o un blanco o un negro, sin observar toda la gama de los grises. Siento que mi práctica me interesa mucho que sea una práctica especulativa en ese sentido. Una práctica que ofrezca muchas posibles historias”. Y son muchas posibles historias no para crear una o muchas verdades, sino para que actúen como prismas para observar un acontecimiento o un elemento. “Yo creo que en una práctica artística es maravilloso que recoja el consenso, pero es maravilloso también que recoja el disenso”.
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En ese sentido, para Claudia Segura el arte funciona como un vehículo de transformación social y la obra de arte es, entonces una “plataforma para pensar, para generar masa crítica”. Esa generación de pensamiento se vio reflejada en el proceso curatorial donde, luego de haber encontrado la idea principal de la exhibición, surgieron diferentes nombres, algunos con lo que ya había trabajado en el pasado o de los cuales conocía su obra “y, la verdad, es que estoy muy agradecida porque mi primera lista fue la que está ahorita aquí. Entonces, en ese sentido, estoy muy contenta. Son artistas con los que siempre había quería trabajar esta temática”. Una temática que, en sus palabras y para responder a la pregunta planteada por Kohn, “no sé cómo piensan los bosques, pero piensan. Son pensamientos para crear mundo. Para crear esta tierra. Son unos pensamientos multitentaculares. Multisensoriales. Unos pensamientos también que nos conectan con otras fuerzas. Son pensamientos holísticos”.