La Inteligencia Artificial y el periodismo: reflexiones y preocupaciones
Desde hace unos meses, la Inteligencia Artificial (IA) ha sido una razón de preocupación global. Muchos profesionales se han alarmado por la amenaza de reemplazo en sus funciones. El periodismo y la comunicación social no han sido la excepción.
“La Comisión Europea define a la Inteligencia Artificial como la capacidad que presenta una máquina para imitar algunas de las características propias de la inteligencia del ser humano: aprendizaje, razonamiento o creatividad”, así comenzó una conversación que se realizó en España sobre las alarmas que ha encendido ChatGPT, una nueva herramienta de la Inteligencia Artificial.
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“La Comisión Europea define a la Inteligencia Artificial como la capacidad que presenta una máquina para imitar algunas de las características propias de la inteligencia del ser humano: aprendizaje, razonamiento o creatividad”, así comenzó una conversación que se realizó en España sobre las alarmas que ha encendido ChatGPT, una nueva herramienta de la Inteligencia Artificial.
Y es que la Inteligencia Artificial ha despertado la preocupación global. Uno de los temas que más ha alarmado a un sinfín de profesionales, es el riesgo de perder sus empleos por ser reemplazados por el conjunto de programas que constituye una nueva propuesta como ChatGPT, que se define como un prototipo de chatbot de inteligencia artificial desarrollado en 2022 por OpenAI que se especializa en el diálogo. “El chatbot es un gran modelo de lenguaje, ajustado con técnicas de aprendizaje tanto supervisadas como de refuerzo. Se basa en el modelo GPT-4 de OpenAI, una versión mejorada de GPT-3″.
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Preocupaciones como las de, por ejemplo, un ciudadano londinense que acudió a la Inteligencia Artificial para defenderse en un juicio, en reemplazo de un abogado, han demostrado la ansiedad del mundo, tras intenciones como las de crear un “órgano global de supervisión de la Inteligencia Artificial”, crear reglamentación en Europa o atender a las advertencias de Bill Gates, quien dice que no volveremos a usar Google o Amazon.
En especial, la Inteligencia Artificial preocupa por su impacto en la desinformación, la ética y la privacidad de las personas, aunque ya se ha hablado de una posible desaparición de la especie humana. Algunos empresarios como Elon Musk pidieron una pausa en su avance, Italia bloqueó el acceso a ChatGPT y Estados Unidos y China se sumaron a la intención de legislar contra sus riesgos. Todos estos datos y sucesos fueron expuestos en el webinar titulado “¿Va a acabar la IA con los profesionales de la comunicación?”, en el que se analizó el impacto de la IA en la profesión de comunicación y las implicaciones que podría traer.
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Este evento, que se realizó para entender cómo adaptarnos a este cambio y explorar las oportunidades que puede generar, fue organizado por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. En la mesa redonda participaron Alberto Barreiro, director de transformación en The Cocktail; María Luisa G. Guardia, profesora titular de planificación de medios en la Unidad departamental de marketing de la facultad mencionada, de la Universidad Complutense de Madrid; Cristóbal Fernández, vicedecano de la Facultad de comunicaciones de la Complutense; Eva Aladro, catedrática de la Complutense, Jaime G. Cantero, director de Retina, de El País de España; David Vindel, responsable de la práctica de tecnología para toda Europa de Hill+Knowlton y Fernando Anton, en representación de Amazon.
La pregunta para cada uno de los panelistas fue la misma: ¿Va a acabar la Inteligencia Artificial con los profesionales de la comunicación social?
La catedrática Eva Aladro contestó que no. Para ella, una serie de programas que trabajarán con datos previos y conocidos, no tiene la capacidad de reemplazar a los comunicadores: “la comunicación tiene que ver con la información, que son las señales nuevas, todo aquello que ocurre en el presente y ocurrirá en el futuro”, dijo, además de agregar que la IA podía manejar infinitas cantidades de datos conocidos, pero era incapaz de saber lo que pasaría mañana. “Poder afrontar una noticia o una idea publicitaria para una campaña, no es algo que pueda hacer un grupo de programas”, concluyó Aladro, que introdujo sus opiniones sobre el tema, dejando claro que, para ella, los periodistas siempre serían necesarios, pero tendrían que adaptarse. “Es una profesión vapuleada por los cambios y las tecnologías, pero siempre hará falta una mente humana que enfrente la información”.
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Por su parte, el representante de Amazon en la mesa, Fernando Anton, contó que antes de asistir a la charla, le formuló la pregunta base al ChatGPT, y su respuesta fue “tajante”: no, la IA no acabará con los profesionales de la comunicación social. “Podemos estar tranquilos”, bromeó, pero también destacó que, además, la herramienta argumentó que la comunicación implicaba más que simplemente transmitir información. Que involucraba el arte de contar historias, una interpretación del contexto y la cultura, una construcción de relaciones y la gestión de reputación.
Anton entiende que los nuevos avances con respecto al tema “dan mucho miedo” porque es como si la máquina “lo supiera todo”, pero su tranquilidad recae en algo que, para él, son antecedentes: “los profesionales de la comunicación somos conocidos por nuestra capacidad de adaptación y evolución”, anotó. “Hemos vivido estos picos en los que parece que todo se va a desmoronar, pero siempre encontramos la forma de seguir”.
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Al igual que Aladro, Anton opinó que siempre hará falta el componente humano, pero que sí habrá asuntos que tendrán que cambiar, como la forma en la que presentamos la información, ya que, para él, los medios de comunicación se han centrado en “ser encontrados”. “Si queremos aparecer en lo que produzca una IA, tendremos que enfocar las cosas de distinta forma. Los medios se van a tener que actualizar mucho: están muy pendientes del clic y esto desaparecerá. ¿Qué pasará con los anunciantes? Esa es una pregunta valiosa. Si no habrá clics, no habrá dinero. Ese será un problema”, concluyó, después de sostener que, además del interrogante ya mencionado, habría que preocuparse por la apariencia de “seriedad” que tiene información que podría ser falsa: preocupa que, por el hecho de que el texto esté bien redactado y presentado, de la impresión de que lo que dice es verdad. Es algo que vamos a tener que atender urgentemente”.
“No tengo idea, no quiero ser categórico”
Esta fue una frase de Alberto Barreiro, quien no se quiso comprometer con respecto a la pregunta general sobre si la Inteligencia Artificial acabaría con la profesión. Para Barreiro, es muy pronto para saberlo: “Estamos en los inicios”, dijo, además de reconocer que no dejaba de sorprenderse con la relación que tenía con la inteligencia artificial: “Me siento viendo, en primera persona, una historia de ciencia ficción”.
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Barreiro, quien es el director de transformación en The Cocktail, no le preguntó al ChatGPT por el tema de la charla, pero sí hizo un ejercicio antes de entrar: creó un medio de comunicación en media hora. Realizó una curación a partir de una selección de noticias con unos criterios de marca ideológicos determinados. Teniendo en cuenta las necesidades actuales del mercado, personalizó un medio que arrojara “noticias de calidad”. “Lo que era una utopía hace tres años, lo hice en media hora”, contó, quien basado en un agente creado con IA, que tuviese un componente ideológico determinado o un sesgo, otorgó una intencionalidad para lo que haría un medio de comunicación existente. “La máquina tuvo en cuenta criterios y soluciones complejas, capaces de dar una intención clara”.
Para todos los panelistas, atravesamos un “momento fascinante para la comunicación”, además de que aconsejaron “huir de la distopía”, ya que están convencidos, o prefieren creer, basados en su experiencia, que lo mejor que pudo pasar, no pasó en el pasado. Para ellos, los periodistas son útiles para, entre otras cosas, anunciar los futuros posibles, pero siempre querrán que los lectores tejan “los deseables”, que nunca tendrán que ver con el desprecio o el desplazamiento de la inteligencia humana. “Es una herramienta que le servirá a nuestro sector”.