La intuición y las tripas de Tatiana Huezo
Noche de Fuego, filme de Tatiana Huezo, consiguió una mención especial del jurado de la sección Una cierta mirada de la edición número 74 del Festival de Cannes.
Janina Pérez Arias
A Tatiana Huezo, experimentada y aclamada documentalista, le había llegado la hora de saltar a la ficción. Era cuestión de tiempo, o más bien se trataba de la difícil decisión de escoger una historia para contar en clave de ficción.
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En Prayers for the Stolen, de la autora mexicana-estadounidense Jennifer Clement, encontró el material idóneo. El bestseller publicado en 2014 llegó a manos de Huezo a través de su productor Nicolás Celis. “Me la devoré en tres días”, cuenta en la terraza del Palais des Festivals en Cannes, con la ciudad francesa a sus pies. “Es un libro muy emocionante, vertiginoso y la primera cosa que me atrapó fue el personaje principal que en la novela se llama Ladydi y en la película es Ana”.
Horas más tarde caería a sus pies también el jurado de Una cierta mirada, sección para la que fue seleccionada Noche de Fuego, obteniendo un mención especial. La historia de tres niñas en una zona montañosa de México, adherida a la plantación de amapolas y acechada por los carteles, cautivó no solo al grupo destinado a repartir premios sino también a la audiencia y a la crítica.
“Ana es un personaje muy entrañable, una niña que crece en el contexto enmarcado por la siembra de amapola y que se da cuenta de lo que significa ser mujer en medio de toda la violencia”, acota la directora, quien confiesa haberse enamorado de Ladydi y sus dos amigas creadas por Clement. Ana y sus amigas, junto a sus madres que se han quedado solas, viven con el peligro latente de que los capos de los carteles de la droga las rapten. La supervivencia a la que se enfrentan es por partida doble, por una parte, la del día a día, por otra, la de evitar ser una de las niñas robadas.
Al tratarse de una adaptación, a Tatiana Huezo le surgió la necesidad de hacerla suya, una inquietud e intención que puso como condición para asumir el proyecto.
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“Yo no sé hacer encargos y esta película empezó como tal”, se sincera. “No sé trabajar así porque soy una directora que todo el tiempo está explorando cosas muy personales, que tiene viajes muy internos y emocionales, entonces me cuesta identificarme con algo si no lo llevo a mi terreno”.
Para el momento de la propuesta de Nicolás Celis y del también productor Jim Stark, la realizadora salvadoreña-mexicana recuerda que por casualidad estaba inmersa en una investigación sobre la infancia y lo que significa crecer – sobre todo en entornos hostiles- para su próximo documental. Siendo madre de una niña de nueve años, cuenta que la inclinación a explorar esa etapa de la vida se ha intensificado al ver crecer a su hija, así como la ha llevado a implicarse personalmente en ese tema, por lo que Noche de Fuego enlazó perfectamente con sus intereses y motivaciones. “Necesitaba hacer mía la historia, por lo que era imperante tener mucha libertad”, relata sobre el trabajo de lo que fue su primer guion adaptado. “Yo quería hacer esta película como siempre he hecho cine: con mi intuición y las tripas con las que siento, eso es lo único que tengo”.
Tatiana Huezo logró hacer suya esta historia. Entreteje la trama con finos hilos de terror, conservando la luminosidad que provienen de sus personajes, interpretados tanto por las actrices naturales como por profesionales, como Mayra Batalla, Norma Pablo y Olivia Lagunas. Sin dudas, Noche de Fuego es una de las mejores películas que pasaron por la edición número 74 del Festival de Cannes.
A Tatiana Huezo, experimentada y aclamada documentalista, le había llegado la hora de saltar a la ficción. Era cuestión de tiempo, o más bien se trataba de la difícil decisión de escoger una historia para contar en clave de ficción.
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En Prayers for the Stolen, de la autora mexicana-estadounidense Jennifer Clement, encontró el material idóneo. El bestseller publicado en 2014 llegó a manos de Huezo a través de su productor Nicolás Celis. “Me la devoré en tres días”, cuenta en la terraza del Palais des Festivals en Cannes, con la ciudad francesa a sus pies. “Es un libro muy emocionante, vertiginoso y la primera cosa que me atrapó fue el personaje principal que en la novela se llama Ladydi y en la película es Ana”.
Horas más tarde caería a sus pies también el jurado de Una cierta mirada, sección para la que fue seleccionada Noche de Fuego, obteniendo un mención especial. La historia de tres niñas en una zona montañosa de México, adherida a la plantación de amapolas y acechada por los carteles, cautivó no solo al grupo destinado a repartir premios sino también a la audiencia y a la crítica.
“Ana es un personaje muy entrañable, una niña que crece en el contexto enmarcado por la siembra de amapola y que se da cuenta de lo que significa ser mujer en medio de toda la violencia”, acota la directora, quien confiesa haberse enamorado de Ladydi y sus dos amigas creadas por Clement. Ana y sus amigas, junto a sus madres que se han quedado solas, viven con el peligro latente de que los capos de los carteles de la droga las rapten. La supervivencia a la que se enfrentan es por partida doble, por una parte, la del día a día, por otra, la de evitar ser una de las niñas robadas.
Al tratarse de una adaptación, a Tatiana Huezo le surgió la necesidad de hacerla suya, una inquietud e intención que puso como condición para asumir el proyecto.
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Para el momento de la propuesta de Nicolás Celis y del también productor Jim Stark, la realizadora salvadoreña-mexicana recuerda que por casualidad estaba inmersa en una investigación sobre la infancia y lo que significa crecer – sobre todo en entornos hostiles- para su próximo documental. Siendo madre de una niña de nueve años, cuenta que la inclinación a explorar esa etapa de la vida se ha intensificado al ver crecer a su hija, así como la ha llevado a implicarse personalmente en ese tema, por lo que Noche de Fuego enlazó perfectamente con sus intereses y motivaciones. “Necesitaba hacer mía la historia, por lo que era imperante tener mucha libertad”, relata sobre el trabajo de lo que fue su primer guion adaptado. “Yo quería hacer esta película como siempre he hecho cine: con mi intuición y las tripas con las que siento, eso es lo único que tengo”.
Tatiana Huezo logró hacer suya esta historia. Entreteje la trama con finos hilos de terror, conservando la luminosidad que provienen de sus personajes, interpretados tanto por las actrices naturales como por profesionales, como Mayra Batalla, Norma Pablo y Olivia Lagunas. Sin dudas, Noche de Fuego es una de las mejores películas que pasaron por la edición número 74 del Festival de Cannes.