La Langosta Azul, origen de la primera película vanguardista del Caribe colombiano
La cinta, producida por varios miembros del Grupo de Barranquilla, fue motivo de conversación en el marco del Carnaval de las Artes, que terminó este domingo en esta ciudad. El Espectador habló con Julio Gil, investigador de la memoria visual del Caribe.
Alberto González Martínez
Durante el Carnaval de las Artes en Barranquilla se desarrolló un conversatorio sobre La Langosta Azul , una de películas más importantes para la historia del Caribe colombiano. “Un agente secreto extranjero, llamado “El gringo”, investiga la presencia de radiactividad en unas langostas capturadas en un pueblo de pescadores del Caribe colombiano mientras toma un descanso en el hotel, un gato le roba la langosta”, según el portal Filmaffinity.
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Fue una producción desarrollada entre varios integrantes del grupo de Barranquilla, entre los que aparece Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, Nereo López, Enrique Grau y Cecilia Porras. La cinta, lanzada en 1954, estuvo durante un tiempo perdida hasta que en 2013, en el lanzamiento del primer festival de cine de Barranquilla (FICBAQ), se exhibió nuevamente. Recientemente también se exhibió en el Museo Metropolitano de New York (MET).
El nacimiento de la película
El investigador de la memoria visual del Caribe colombiano, Julio Gil, asegura que la idea de esta película nace del libero Luis Vicens. “Cuando él estaba en París se había realizado la experimentación cinematográfica surrealista de Luis Buñuel y Salvador Dalí, “Un perro andaluz”. Luego encuentra que un periodista, del cual se hace amigo, que es Álvaro Cepeda Samudio, tiene una historia que tiene que ver con la Guerra Fría y una contaminación de las llamadas langostas azules”.
Es así, como el escritor barranquillero se vincula a la película y funge como uno de los directores de la misma. A eso se suma el pintor Enrique Grau, quién tenía conceptos de escenografía y el fotógrafo Nereo López, hizo la dirección de fotografía y también fue el actor principal, interpretando a “El gringo”. Gil, asegura que el escritor García Márquez en ese momento estaba en Bogotá escribiendo una de sus obras, pero se comunicaba para dar ideas de la construcción narrativa.
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La influencia de las vanguardias europeas
No fue la primera película del Caribe, pero sí uno de los ejercicios experimentales más importantes de la época. Para Gil, es “el primer ejercicio de cine-arte bajo los conceptos de experimentación, como legado de las vanguardias cinematográficas europeas.” El investigador asegura que tiene influencias del neorrealismo italiano, surrealismo y hace uso también de técnicas cinematográficas de vanguardias como el cubismo, dadaísmo y el futurismo.
La distribución
Para la época era vista como un tipo de cine marginal puesto que las vanguardias artísticas europeas habían llegado con poca fuerza a esta zona. “Primero eran interesados entre ellos mimos. Se demoró mucho tiempo en construir el montaje final y terminó en manos de un padre en Bogotá, que lo exhibió allá muchos años después. Y fue con una copia que trajo Vicens de México, porque la original estaba extraviada.”, asegura Gil.
“La película original es positiva y cada vez que se proyectaba se iba desgastando porque lo que existía en un internegativo, que hizo Vicens en México. Luego se lo pasó a Enrique Grau, lo llevó a Bogotá y se lo entregó a la Cinemateca”, agrega. Años después fue presentada en Medellín por los integrantes del Nadaísmo y en ciertos grupos especializados. Recientemente a causa de cierta nostalgia ha sido proyecta en el FICBAQ, en el MET y otros escenarios culturales.
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Durante el Carnaval de las Artes en Barranquilla se desarrolló un conversatorio sobre La Langosta Azul , una de películas más importantes para la historia del Caribe colombiano. “Un agente secreto extranjero, llamado “El gringo”, investiga la presencia de radiactividad en unas langostas capturadas en un pueblo de pescadores del Caribe colombiano mientras toma un descanso en el hotel, un gato le roba la langosta”, según el portal Filmaffinity.
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Fue una producción desarrollada entre varios integrantes del grupo de Barranquilla, entre los que aparece Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, Nereo López, Enrique Grau y Cecilia Porras. La cinta, lanzada en 1954, estuvo durante un tiempo perdida hasta que en 2013, en el lanzamiento del primer festival de cine de Barranquilla (FICBAQ), se exhibió nuevamente. Recientemente también se exhibió en el Museo Metropolitano de New York (MET).
El nacimiento de la película
El investigador de la memoria visual del Caribe colombiano, Julio Gil, asegura que la idea de esta película nace del libero Luis Vicens. “Cuando él estaba en París se había realizado la experimentación cinematográfica surrealista de Luis Buñuel y Salvador Dalí, “Un perro andaluz”. Luego encuentra que un periodista, del cual se hace amigo, que es Álvaro Cepeda Samudio, tiene una historia que tiene que ver con la Guerra Fría y una contaminación de las llamadas langostas azules”.
Es así, como el escritor barranquillero se vincula a la película y funge como uno de los directores de la misma. A eso se suma el pintor Enrique Grau, quién tenía conceptos de escenografía y el fotógrafo Nereo López, hizo la dirección de fotografía y también fue el actor principal, interpretando a “El gringo”. Gil, asegura que el escritor García Márquez en ese momento estaba en Bogotá escribiendo una de sus obras, pero se comunicaba para dar ideas de la construcción narrativa.
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La influencia de las vanguardias europeas
No fue la primera película del Caribe, pero sí uno de los ejercicios experimentales más importantes de la época. Para Gil, es “el primer ejercicio de cine-arte bajo los conceptos de experimentación, como legado de las vanguardias cinematográficas europeas.” El investigador asegura que tiene influencias del neorrealismo italiano, surrealismo y hace uso también de técnicas cinematográficas de vanguardias como el cubismo, dadaísmo y el futurismo.
La distribución
Para la época era vista como un tipo de cine marginal puesto que las vanguardias artísticas europeas habían llegado con poca fuerza a esta zona. “Primero eran interesados entre ellos mimos. Se demoró mucho tiempo en construir el montaje final y terminó en manos de un padre en Bogotá, que lo exhibió allá muchos años después. Y fue con una copia que trajo Vicens de México, porque la original estaba extraviada.”, asegura Gil.
“La película original es positiva y cada vez que se proyectaba se iba desgastando porque lo que existía en un internegativo, que hizo Vicens en México. Luego se lo pasó a Enrique Grau, lo llevó a Bogotá y se lo entregó a la Cinemateca”, agrega. Años después fue presentada en Medellín por los integrantes del Nadaísmo y en ciertos grupos especializados. Recientemente a causa de cierta nostalgia ha sido proyecta en el FICBAQ, en el MET y otros escenarios culturales.
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