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                                                                                                                                La lucha contra el olvido desde las tablas

                                                                                                                                “La caída de las águilas”, obra dirigida por Paola Guarnizo y basada en la masacre de El Salado, se presenta hasta este sábado en Casa Tea, calle 19 # 4-71 (local 405), Bogotá.

                                                                                                                                Danelys Vega Cardozo

                                                                                                                                Periodista de El Magazín Cultural
                                                                                                                                Puesta en escena de "La caída de las águilas". De pie, Paola Guarnizo, encarnando a Magdalena, uno de los personajes de la obra.
                                                                                                                                Foto: Óscar Pérez
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                En el escenario aparece un hombre portando una cruz en su cuello, ese llamado el Gallo y quien se entera de los movimientos de la gente de La Curva del Silencio gracias a la Mosca y el Pollo, sus dos subalternos. “Si por mí fuera, hace rato hubiera acabado con este pueblo”, son las palabras que dice el Gallo en algún momento. Pero aquella decisión no depende de él, quien es tan solo una ficha más del rompecabezas, esa que se encarga de recibir órdenes y al mismo tiempo darlas. “La caída de las águilas también es una obra que devela que allá arriba hay otra gente. El problema no es el paraco o el guerrillo, el problema es quién está arriba”.

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Ezequiel estuvo fuera del pueblo por varios años y ahora ha regresado como un informante, quien se encuentra enamorado de Magdalena, la hija de Salvador. Por eso, en las noticias que le reporta al Gallo nunca menciona ni a su amada ni a su padre. Salvador desconfía de Ezequiel, así que su hija evita contarle sobre los pequeños encuentros que sostiene con él. Todos coinciden en el pueblo que aquel muchacho está muy cambiado, pero nadie sabe que su transformación va más allá del aspecto físico. “El mundo es un telón de teatro en donde se esconden los secretos más profundos”, diría más adelante Salvador. Un día, Ezequiel se encuentra en la calle con Magdalena, quien carga un palo que lleva unas cuantas hojas de tabaco secas. Ella no quiere detenerse a hablar con aquel joven, entonces él le dice: “Al menos deje de mirarme así, como si tuviera el diablo adentro”. “¿Por qué no se mira en un espejo?”, le pregunta ella.

                                                                                                                                Entonces, la Mosca va a una peluquería, en donde se encuentra con dos conocidos. En algún momento llega Salvador, quien menciona la preocupación que se vive en La Curva del Silencio debido a unos papeles que fueron arrojados de un helicóptero. Le pasa uno de esos al estilista, quien lo lee. “Cómanse las gallinas y los carneros y gocen todo lo que puedan porque no van a disfrutar más”. Al escuchar aquello, Ezequiel dice que eso deben ser amenazas y nada más. “¿Usted qué sabe?”, le cuestionan las personas que están en aquel lugar. Asustado, la Mosca prefiere partir de ahí.

                                                                                                                                Le recomendamos leer: “El coronel no tiene quien le escriba”, de la ficción a la realidad

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Al final de cuentas, La caída de las águilas es una lucha contra el olvido, contra ese que puede ocasionar preguntas como la que se hacía el padre Francisco de Roux hace casi tres meses, cuando se conoció el Informe Final de la Comisión de la Verdad: “¿Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y cómo permitimos que continúe pasando?”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Foto: Óscar Pérez
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                En el escenario aparece un hombre portando una cruz en su cuello, ese llamado el Gallo y quien se entera de los movimientos de la gente de La Curva del Silencio gracias a la Mosca y el Pollo, sus dos subalternos. “Si por mí fuera, hace rato hubiera acabado con este pueblo”, son las palabras que dice el Gallo en algún momento. Pero aquella decisión no depende de él, quien es tan solo una ficha más del rompecabezas, esa que se encarga de recibir órdenes y al mismo tiempo darlas. “La caída de las águilas también es una obra que devela que allá arriba hay otra gente. El problema no es el paraco o el guerrillo, el problema es quién está arriba”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Ezequiel estuvo fuera del pueblo por varios años y ahora ha regresado como un informante, quien se encuentra enamorado de Magdalena, la hija de Salvador. Por eso, en las noticias que le reporta al Gallo nunca menciona ni a su amada ni a su padre. Salvador desconfía de Ezequiel, así que su hija evita contarle sobre los pequeños encuentros que sostiene con él. Todos coinciden en el pueblo que aquel muchacho está muy cambiado, pero nadie sabe que su transformación va más allá del aspecto físico. “El mundo es un telón de teatro en donde se esconden los secretos más profundos”, diría más adelante Salvador. Un día, Ezequiel se encuentra en la calle con Magdalena, quien carga un palo que lleva unas cuantas hojas de tabaco secas. Ella no quiere detenerse a hablar con aquel joven, entonces él le dice: “Al menos deje de mirarme así, como si tuviera el diablo adentro”. “¿Por qué no se mira en un espejo?”, le pregunta ella.

                                                                                                                                Entonces, la Mosca va a una peluquería, en donde se encuentra con dos conocidos. En algún momento llega Salvador, quien menciona la preocupación que se vive en La Curva del Silencio debido a unos papeles que fueron arrojados de un helicóptero. Le pasa uno de esos al estilista, quien lo lee. “Cómanse las gallinas y los carneros y gocen todo lo que puedan porque no van a disfrutar más”. Al escuchar aquello, Ezequiel dice que eso deben ser amenazas y nada más. “¿Usted qué sabe?”, le cuestionan las personas que están en aquel lugar. Asustado, la Mosca prefiere partir de ahí.

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                                                                                                                                Comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana con énfasis en periodismo internacional y comunicación política, y un diplomado en comunicación y periodismo de moda. Perteneció al semillero de investigación Acción social y Comunidades, bajo el proyecto Educaré.danelys_vegadvega@elespectador.com
                                                                                                                                Ver todas las noticias
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