“La magia de la fotografía es que congela el tiempo”: Roberto Lombana
El artista exhibe sus fotografías en el Aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá, con la muestra de realidad aumentada titulada “Colombia... naturalmente”.
Andrea Jaramillo Caro
¿Cuál es el origen de esta exhibición?
Desde 2015 comenzó a interesarme la fotografía de naturaleza, sobre todo en Colombia. Desde ese momento he tomado fotos en lugares como páramos, ríos, Caño Cristales, Magdalena, Amazonas, etc. Cuando hice la propuesta al aeropuerto, ya tenía casi todo el material listo, pero es un trabajo que he hecho desde hace años. Me demoré unos cinco meses estructurando la muestra. Un proceso en el que tuve que coger cada foto, revisarlas, etc. Si me faltaban algunas, debía ir a tomarlas. También tuve que revisar el tema de los sonidos.
¿Qué mensaje espera dar con esta muestra?
El mensaje principal es que nuestro mayor tesoro es la naturaleza. Recibir a turistas nacionales e internacionales, mostrándoles el tesoro de nuestros ríos y páramos, de las regiones bellas de Colombia, que no todos conocen ni son conscientes. Busco despertar el interés en esos lugares y recibir al extranjero con un abrazo de naturaleza.
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¿Qué es lo que más le llama la atención de la fotografía de naturaleza?
Captar la magia de la naturaleza, que es infinita. Por un lado, los ríos, las plantas, su geometría, sus colores, las formas. Pero también a nivel conceptual, en cuanto a la importancia que tienen en nuestra vida, porque nosotros somos naturaleza. Venimos de ahí y somos parte de ella. Es como un retrato individual y directo de nosotros mismos.
¿Cómo define su estilo fotográfico?
Yo tengo un estilo de fotografía de realismo mágico. Me gusta fotografiar siempre la realidad, pero con una estética especial para convertir lugares normales en mágicos.
Sus fotos se caracterizan por ser tomadas con el lente de ojo de pez. ¿Por qué lo eligió?
El ojo de pez da 180 grados de visión. Es el lente que tiene más ángulo de visión y es más parecido a la mirada humana, los demás son rectangulares o cuadrados. Cuando te paras en frente de estas fotos, te transportas al lugar.
¿Cómo considera que ha cambiado su estilo desde que comenzó a usar este lente?
Cada día me gusta más. Como he tomado tantas fotos, ya tengo cierto manejo del lente, de los ángulos y las perspectivas. He ido puliendo la técnica, pero la mirada es la misma. Esta cambia en el sentido en que tomo la foto de un lugar y sigo regresando allí. Después, hago un análisis para seguir desarrollando mi habilidad.
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¿Cómo decide qué fotografiar?
Depende, porque hay muchos tipos de fotografía. Por ejemplo, me llama mucho la arquitectura de la escena, las formas de los lugares y jugar con la perspectiva. En la naturaleza me gusta el paisaje, las siluetas de las plantas o captar escenarios. Me gustan mucho las simetrías y la estética de los lugares.
¿Cuál es su historia con la fotografía?
Comencé a tomar fotos hace más de 100 años, porque mi bisabuelo paterno también era fotógrafo. En 1906 compró una cámara. Después, cuando yo era niño, mi papá me tomaba fotos y fue algo que siempre me llamó la atención. En el año 2000 estudié fotografía y en 2007 decidí comprar mi primera cámara con un lente ojo de pez, que me embrujó. Desde entonces he viajado y mi concepto es que el mundo es mi estudio.
¿Cuál es el lugar que más le ha gustado fotografiar?
Me encanta tomar fotos de la naturaleza florecida. Por ejemplo, me atraen mucho los páramos cuando están en esta etapa y estuve en Japón durante el florecimiento de los cerezos. La arquitectura de ciudades como Londres, Nueva York y Hong Kong también me llama la atención, sus estructuras, megacalles y las construcciones. Me gustan los teatros en el sentido arquitectónico y los metros vacíos, de los cuales hice una serie.
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¿Qué diferencia a la fotografía de otras formas de arte?
Este arte congela el tiempo. Para mí, una foto es una máquina del tiempo: miras la imagen dentro de 10 años y te transporta. Si el lugar cambia, es un referente histórico. La pintura no lo es tanto, ni de manera tan puntual.
¿Qué reflexión hace sobre su trabajo?
Llevo 25 años dedicado al arte, 17 a la fotografía y mi mayor reflexión es que la vida es muy corta y muy chévere. Me siento muy afortunado de poder vivir mi sueño despierto y hacer lo que me apasiona y gozarme cada segundo de la vida, sea con fotografía u otra cosa. Esto hace que cada momento sea importante y que no cuente los días de la semana ni los meses del año: trabajo todo el tiempo con la misma pasión, porque hago algo que me encanta.
¿Cuál es el origen de esta exhibición?
Desde 2015 comenzó a interesarme la fotografía de naturaleza, sobre todo en Colombia. Desde ese momento he tomado fotos en lugares como páramos, ríos, Caño Cristales, Magdalena, Amazonas, etc. Cuando hice la propuesta al aeropuerto, ya tenía casi todo el material listo, pero es un trabajo que he hecho desde hace años. Me demoré unos cinco meses estructurando la muestra. Un proceso en el que tuve que coger cada foto, revisarlas, etc. Si me faltaban algunas, debía ir a tomarlas. También tuve que revisar el tema de los sonidos.
¿Qué mensaje espera dar con esta muestra?
El mensaje principal es que nuestro mayor tesoro es la naturaleza. Recibir a turistas nacionales e internacionales, mostrándoles el tesoro de nuestros ríos y páramos, de las regiones bellas de Colombia, que no todos conocen ni son conscientes. Busco despertar el interés en esos lugares y recibir al extranjero con un abrazo de naturaleza.
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¿Qué es lo que más le llama la atención de la fotografía de naturaleza?
Captar la magia de la naturaleza, que es infinita. Por un lado, los ríos, las plantas, su geometría, sus colores, las formas. Pero también a nivel conceptual, en cuanto a la importancia que tienen en nuestra vida, porque nosotros somos naturaleza. Venimos de ahí y somos parte de ella. Es como un retrato individual y directo de nosotros mismos.
¿Cómo define su estilo fotográfico?
Yo tengo un estilo de fotografía de realismo mágico. Me gusta fotografiar siempre la realidad, pero con una estética especial para convertir lugares normales en mágicos.
Sus fotos se caracterizan por ser tomadas con el lente de ojo de pez. ¿Por qué lo eligió?
El ojo de pez da 180 grados de visión. Es el lente que tiene más ángulo de visión y es más parecido a la mirada humana, los demás son rectangulares o cuadrados. Cuando te paras en frente de estas fotos, te transportas al lugar.
¿Cómo considera que ha cambiado su estilo desde que comenzó a usar este lente?
Cada día me gusta más. Como he tomado tantas fotos, ya tengo cierto manejo del lente, de los ángulos y las perspectivas. He ido puliendo la técnica, pero la mirada es la misma. Esta cambia en el sentido en que tomo la foto de un lugar y sigo regresando allí. Después, hago un análisis para seguir desarrollando mi habilidad.
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¿Cómo decide qué fotografiar?
Depende, porque hay muchos tipos de fotografía. Por ejemplo, me llama mucho la arquitectura de la escena, las formas de los lugares y jugar con la perspectiva. En la naturaleza me gusta el paisaje, las siluetas de las plantas o captar escenarios. Me gustan mucho las simetrías y la estética de los lugares.
¿Cuál es su historia con la fotografía?
Comencé a tomar fotos hace más de 100 años, porque mi bisabuelo paterno también era fotógrafo. En 1906 compró una cámara. Después, cuando yo era niño, mi papá me tomaba fotos y fue algo que siempre me llamó la atención. En el año 2000 estudié fotografía y en 2007 decidí comprar mi primera cámara con un lente ojo de pez, que me embrujó. Desde entonces he viajado y mi concepto es que el mundo es mi estudio.
¿Cuál es el lugar que más le ha gustado fotografiar?
Me encanta tomar fotos de la naturaleza florecida. Por ejemplo, me atraen mucho los páramos cuando están en esta etapa y estuve en Japón durante el florecimiento de los cerezos. La arquitectura de ciudades como Londres, Nueva York y Hong Kong también me llama la atención, sus estructuras, megacalles y las construcciones. Me gustan los teatros en el sentido arquitectónico y los metros vacíos, de los cuales hice una serie.
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¿Qué diferencia a la fotografía de otras formas de arte?
Este arte congela el tiempo. Para mí, una foto es una máquina del tiempo: miras la imagen dentro de 10 años y te transporta. Si el lugar cambia, es un referente histórico. La pintura no lo es tanto, ni de manera tan puntual.
¿Qué reflexión hace sobre su trabajo?
Llevo 25 años dedicado al arte, 17 a la fotografía y mi mayor reflexión es que la vida es muy corta y muy chévere. Me siento muy afortunado de poder vivir mi sueño despierto y hacer lo que me apasiona y gozarme cada segundo de la vida, sea con fotografía u otra cosa. Esto hace que cada momento sea importante y que no cuente los días de la semana ni los meses del año: trabajo todo el tiempo con la misma pasión, porque hago algo que me encanta.