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Museo Nacional de Colombia
Antes de ocupar su lugar en la carrera séptima, el Museo Nacional de Colombia pasó por diferentes sedes. Al momento de su fundación en 1823, que lo convierte en el museo más antiguo del país, se ubicó en la antigua Casa Botánica y allí permaneció hasta 1842. Aunque su fundación por ley del primer Congreso de la República se dio el 28 de julio de 1823, el museo no abrió sus puertas al público hasta un año más tarde, en 1824, con Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz como su primer director científico y anticuario. La primera sede del museo albergó la colección de historia natural reunida por José Celestino Mutis y, con el tiempo, piezas arqueológicas, artísticas e históricas fueron entrando a la colección del museo.
En 1845, el museo se trasladó al edificio de las Aulas y permaneció allí hasta 1913. Entre 1913 y 1922 estuvo en el Pasaje Rufino Cuervo, ahora desaparecido, y entre 1922 y 1944 la colección del Museo Nacional fue alojada en el edificio Pedro A. López, hoy Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. En 1948 pasó al lugar donde hoy permanece: la antigua Penitenciaría Central de Cundinamarca, conocida como “Panóptico”. Este edificio había servido desde 1874 como cárcel hasta 1946, cuando los prisioneros fueron trasladados a la cárcel La Picota.
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El edificio fue inaugurado el 2 de mayo de 1948 luego de haber sido restaurado por los arquitectos Manuel de Vengoechea y Hernando Vargas Rubiano. En 1975, 27 años después, el gobierno declaró el edificio como Monumento Nacional. Entre 1989 y 2001 atravesó otra restauración con la que se abrieron de nuevo al público todas las salas del museo.
Museo de Bogotá
Antes era conocido como el Museo de Desarrollo Urbano y fue fundado del 11 de julio de 1969, durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo y la alcaldía de Virgilio Barco. Con el tiempo, este museo se convirtió en la entidad encargada de preservar la memoria histórica de la ciudad. Nació en la última casa que habitó el virrey Juan de Sámano, conocida como Casa Sámano, donde albergan las exposiciones temporales y después de un proceso de restauración pasó a ubicarse en la Casa de los Siete Balcones en 2019.
“Actualmente, el museo cuenta con una colección de 25.000 fotos, 450 planos históricos y 100 objetos que reflejan el desarrollo y las transformaciones sociales y económicas de Bogotá”, se lee en la página de la Alcaldía de Bogotá.
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“Lo más importante de resaltar es que es un museo de ciudad. Nosotros trabajamos muchos temas relacionados con el espacio urbano. Hablamos de historia, de antropología y de artes, pero somos un museo de ciudad porque engloba todas esas categorías. El Museo de Desarrollo Urbano es nuestra base. No podemos desconocer la historia que nos dio origen. Por ejemplo, gran parte de la colección que nosotros tenemos en estos momentos de objetos, de fotografías y de planos procede de esa colección que se armó hace 50 años”, le dijo Marcela García Sierra, coordinadora del equipo curatorial del Museo de Bogotá, a la Radio Nacional de Colombia en 2019, cuando el museo cumplió 50 años.
Museo Santa Clara
El museo, cuya colección es albergada en el edificio que antes era una iglesia, tiene una historia de 360 años. La iglesia y convento de monjas clarisas, construido en 1647, hoy es el hogar de una colección permanente de arte religioso y de diferentes exhibiciones temporales. Aunque su construcción se remonta al siglo XVII, no fue entregado como museo sino hasta 1983 y desde entonces ha tenido como objetivo “investigar, conservar, divulgar y exhibir los procesos culturales de los siglos XVI, XVII y XVIII, en perspectiva de la construcción de la identidad de los colombianos”.
Desde su fundación, el templo y convento fue el hogar de las monjas clarisas hasta que en 1863 Tomás Cipriano de Mosquera emitió la Ley de Desamortización de Bienes de Manos Muertas, con la cual el edificio fue expropiado a la orden. Fue entregado al Estado, pero su primer uso no fue como museo o lugar de conservación. Fue cedido a la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y luego regresó a sus dueñas originales, aunque nunca volvieron a ocuparlo.
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El convento se convirtió, entonces, en la sede de la Imprenta Nacional antes de ser demolido a principios del siglo XX. El lugar que ocupaba el convento fue donde se construyo primero la escuela de Bellas Artes y luego la facultad de derecho de la Universidad Nacional, actualmente la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura reside allí. Mientras que el convento pereció, la iglesia permaneció y en 1960 surgió por primera vez la idea de convertirla en museo. Sin embargo, en ese momento se tenía como objetivo que el edificio donde estuvo el convento se convirtiera en el Museo de Historia del Arte con la iglesia como una de sus salas. Esta intención inicial fue mutando hasta que en 1973 el gobierno compro el predio a las clarisas con todas las obras allí albergadas y desacralizado por la arquidiócesis de Bogotá. En 1975, Colcultura comenzó el proceso de restauración, antes de abrir al público ocho años más tarde.
Museo Colonial
El Antiguo Claustro de las Aulas, construido en el siglo XVII, es actualmente el hogar de esta institución. Alguna vez esta fue también la sede del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús y la Pontificia Universidad Javeriana. Con la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, el claustro tuvo varios usos que distaban de un sentido museográfico. Fungió como recinto para sesiones del Congreso de la República y también como sede del Museo Nacional y la Biblioteca Nacional.
Finalmente, fue transformado en el Museo de Arte Colonial el 6 de agosto de 1942, cuando fue inaugurado por el presidente Eduardo Santos y el ministro de educación Germán Arciniegas. “Desde su fundación, este espacio estableció diversas maneras de ver el periodo colonial. Con el paso de los años, la investigación le ha dado vida a la historia de la época colonial, no solo a través del arte, sino también de los procesos socioculturales que se dieron en este periodo y su relación con el presente. Por ese motivo, y desde 2015, el cambio de nombre de Museo de Arte Colonial a Museo Colonial ha sido relevante para dar cabida a otros procesos más amplios que los exclusivamente artísticos”, se lee en la página del museo.
Las primeras colecciones de este museo se formaron gracias a donaciones de Eduardo Santos, a “la compra de las colecciones de Carlos Pardo y Josefina y Pablo Argáez, y al traslado de la colección de arte colonial del Museo Nacional”. En 2017 el museo reabrió sus puertas luego de pasar por un proceso de restauración estructural, presentando un nuevo guion curatorial.
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