La obra de Andy Warhol sobre Prince enfrenta una demanda por derechos de autor
El Tribunal Supremo de Estados Unidos escuchó este miércoles los argumentos orales en un caso de derechos de autor que enfrenta a la Fundación Andy Warhol y la fotógrafa Lynn Goldsmith por unas serigrafías del músico Prince.
La mayor parte de la sesión ante la mayor instancia judicial estadounidense se centró en detalles técnicos: básicamente los argumentos de ambas partes se esforzaron en demostrar o no si el trabajo de Warhol transformó la esencia de la pieza original, en este caso una fotografía de Goldsmith, para determinar si hay que pagar derechos de autor.
En concreto, los jueces del Supremo tendrán que evaluar si Warhol, fallecido en 1987, infringió los derechos de autor de Goldsmith cuando creó una serie de serigrafías de Prince a partir de la obra de la fotógrafa. La pregunta que esperaban contestar era: ¿creó Warhol una nueva obra al tomar la foto sin publicar de Goldsmith y transformarla en una serigrafía?
Goldsmith, famosa por sus fotografías de músicos, hizo una serie de instantáneas a Prince, cuando empezaba a despuntar como estrella del pop, para la revista Newsweek en 1981. Tres años más tarde, cuando el músico había alcanzado la fama, otra publicación, Vanity Fair, pidió a Warhol que hiciera una ilustración de Prince para un artículo y le solicitó que utilizara como referencia una de esas fotografías. Vanity Fair pagó 400 dólares en concepto de tasas de licencia a la fotógrafa y se comprometió por escrito a utilizar esa imagen únicamente en ese número de la revista.
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No se sabe si Warhol estaba al tanto de ese acuerdo, pero el caso es que el artista creó una serie de 16 serigrafías de Prince, de las que tenía el copyright. Una de ellas fue empleada para el artículo de Vanity Fair. Desde entonces, esas serigrafías han sido vendidas y reproducidas por cientos generando beneficios de cientos de millones de dólares para la Fundación Andy Warhol, una organización sin ánimo de lucro creada tras su muerte para promover su trabajo y las artes visuales.
Andrew Karpan de Hyperallergic reportó que “para hacer la imagen, a Warhol se le envió un retrato de Prince hecho unos años antes por una fotógrafa llamada Lynn Goldsmith. Vanity Fair le había pagado a Goldsmith $400 para permitir que la revista usara la imagen, después de que los editores de Newsweek la rechazaran años antes, como una “referencia de artista” para la ilustración que Vanity Fair ahora quería encargar a Warhol, quien luego hizo Otros 15 grabados y dibujos basados en esa fotografía antes de su muerte”.
Durante su argumentación, el abogado de la fundación, Roman Martínez, indicó que las serigrafías de Warhol ofrecen un significado o mensaje diferente a la fotografía original. Los jueces del Supremo reflejaron su inquietud sobre las implicaciones que puede tener su fallo en la industria del entretenimiento, como cuando se lleva a la pantalla un libro. Durante el juicio se espera que se aclare la cuestión de qué tanto Warhol alteró la obra de Goldsmith y si la convirtió en algo propio.
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Para Martinez un “ejemplo clásico” de trabajo no transformador sería una película sacada de un libro, porque, aseguró, no cambia el significado ni el mensaje: “De hecho, esperamos que Hollywood cuando toma un libro y hace una película pague al autor del libro”, dijo. Por su parte, la abogada de Goldsmith, Lisa Blatt, acusó a la Fundación Andy Warhol de “no haber dado ni una sola razón” por haber copiado la fotografía.
La otra parte “ha respondido que Warhol es un genio creativo que imbuyó el arte de otras personas con su propio estilo distintivo, pero cuando Spielberg hizo lo mismo en películas o Jimi Hendrix en música, esos gigantes necesitaron licencias”, lamentó. ”Incluso Warhol siguió las reglas cuando no hacía la foto él mismo, pagaba al fotógrafo, su fundación es la que ha fracasado en hacerlo”, indicó.
Y es que en 2016, tras la muerte de Prince, la compañía matriz de Vanity Fair, Condé Nast, hizo un homenaje al músico en su portada usando una de las serigrafías de Warhol, sin dar ningún crédito a Goldsmith ni abonarle ninguna cantidad.
La fotógrafa contactó con la fundación avisando de la infracción de copyright y registró la fotografía oficialmente. Al no ponerse de acuerdo, ambas partes acabaron en los tribunales. En este caso está en cuestión la doctrina del llamado “uso justo” de la ley de copyright que permite la utilización sin licencia de obras protegidas por los derechos de autor en determinadas circunstancias.
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En el pasado, un tribunal federal falló a favor de la fundación Warhol al considerar que la obra de Goldsmith y la del artista fallecido tenían un significado y mensaje distintos, pero una corte de apelaciones revocó esa decisión porque no vio ese argumento suficiente para que cualificara bajo un uso justo del copyright.
Andy Warhol solía hacer este tipo de obras, una de sus más reconocidas es la serigrafía que creó a partir de un fotograma de Marilyn Monroe de la película de 1953, “Niagara”.
“El gobierno de Biden, que se pronunció a favor del caso de Goldsmith contra la Fundación, argumentó en presentaciones legales que las serigrafías de Warhol no deberían tratarse de manera diferente a los libros que se adaptan creativamente a las películas, una posición argumentada esa tarde por una abogado del Departamento de Justicia llamada Yaira Dubín” escribió Karpan.
El medio estadounidense consultó a Cathy Smith, profesora en la Escuela Blewett de Leyes de la Universidad de Montana, quien comentó que la decisión que se tome sobre el caso “podría cambiar drásticamente el panorama del uso justo de los derechos de autor, incluidas las prácticas artísticas. Si el trabajo de Andy Warhol, que muchos probablemente vieron como ejemplos paradigmáticos de usos justos transformadores en el arte visual, ya no se considera un uso justo, podría enviar un mensaje escalofriante para los artistas emergentes y actuales cuyo trabajo se basa en materiales preexistentes y obras de arte”.
Esta será la primera vez que una de las altas cortes estadounidenses emita un concepto sobre qué es o no una obra de arte desde 1994. Se espera que el veredicto se conozca en junio de 2023.
La mayor parte de la sesión ante la mayor instancia judicial estadounidense se centró en detalles técnicos: básicamente los argumentos de ambas partes se esforzaron en demostrar o no si el trabajo de Warhol transformó la esencia de la pieza original, en este caso una fotografía de Goldsmith, para determinar si hay que pagar derechos de autor.
En concreto, los jueces del Supremo tendrán que evaluar si Warhol, fallecido en 1987, infringió los derechos de autor de Goldsmith cuando creó una serie de serigrafías de Prince a partir de la obra de la fotógrafa. La pregunta que esperaban contestar era: ¿creó Warhol una nueva obra al tomar la foto sin publicar de Goldsmith y transformarla en una serigrafía?
Goldsmith, famosa por sus fotografías de músicos, hizo una serie de instantáneas a Prince, cuando empezaba a despuntar como estrella del pop, para la revista Newsweek en 1981. Tres años más tarde, cuando el músico había alcanzado la fama, otra publicación, Vanity Fair, pidió a Warhol que hiciera una ilustración de Prince para un artículo y le solicitó que utilizara como referencia una de esas fotografías. Vanity Fair pagó 400 dólares en concepto de tasas de licencia a la fotógrafa y se comprometió por escrito a utilizar esa imagen únicamente en ese número de la revista.
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No se sabe si Warhol estaba al tanto de ese acuerdo, pero el caso es que el artista creó una serie de 16 serigrafías de Prince, de las que tenía el copyright. Una de ellas fue empleada para el artículo de Vanity Fair. Desde entonces, esas serigrafías han sido vendidas y reproducidas por cientos generando beneficios de cientos de millones de dólares para la Fundación Andy Warhol, una organización sin ánimo de lucro creada tras su muerte para promover su trabajo y las artes visuales.
Andrew Karpan de Hyperallergic reportó que “para hacer la imagen, a Warhol se le envió un retrato de Prince hecho unos años antes por una fotógrafa llamada Lynn Goldsmith. Vanity Fair le había pagado a Goldsmith $400 para permitir que la revista usara la imagen, después de que los editores de Newsweek la rechazaran años antes, como una “referencia de artista” para la ilustración que Vanity Fair ahora quería encargar a Warhol, quien luego hizo Otros 15 grabados y dibujos basados en esa fotografía antes de su muerte”.
Durante su argumentación, el abogado de la fundación, Roman Martínez, indicó que las serigrafías de Warhol ofrecen un significado o mensaje diferente a la fotografía original. Los jueces del Supremo reflejaron su inquietud sobre las implicaciones que puede tener su fallo en la industria del entretenimiento, como cuando se lleva a la pantalla un libro. Durante el juicio se espera que se aclare la cuestión de qué tanto Warhol alteró la obra de Goldsmith y si la convirtió en algo propio.
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La otra parte “ha respondido que Warhol es un genio creativo que imbuyó el arte de otras personas con su propio estilo distintivo, pero cuando Spielberg hizo lo mismo en películas o Jimi Hendrix en música, esos gigantes necesitaron licencias”, lamentó. ”Incluso Warhol siguió las reglas cuando no hacía la foto él mismo, pagaba al fotógrafo, su fundación es la que ha fracasado en hacerlo”, indicó.
Y es que en 2016, tras la muerte de Prince, la compañía matriz de Vanity Fair, Condé Nast, hizo un homenaje al músico en su portada usando una de las serigrafías de Warhol, sin dar ningún crédito a Goldsmith ni abonarle ninguna cantidad.
La fotógrafa contactó con la fundación avisando de la infracción de copyright y registró la fotografía oficialmente. Al no ponerse de acuerdo, ambas partes acabaron en los tribunales. En este caso está en cuestión la doctrina del llamado “uso justo” de la ley de copyright que permite la utilización sin licencia de obras protegidas por los derechos de autor en determinadas circunstancias.
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En el pasado, un tribunal federal falló a favor de la fundación Warhol al considerar que la obra de Goldsmith y la del artista fallecido tenían un significado y mensaje distintos, pero una corte de apelaciones revocó esa decisión porque no vio ese argumento suficiente para que cualificara bajo un uso justo del copyright.
Andy Warhol solía hacer este tipo de obras, una de sus más reconocidas es la serigrafía que creó a partir de un fotograma de Marilyn Monroe de la película de 1953, “Niagara”.
“El gobierno de Biden, que se pronunció a favor del caso de Goldsmith contra la Fundación, argumentó en presentaciones legales que las serigrafías de Warhol no deberían tratarse de manera diferente a los libros que se adaptan creativamente a las películas, una posición argumentada esa tarde por una abogado del Departamento de Justicia llamada Yaira Dubín” escribió Karpan.
El medio estadounidense consultó a Cathy Smith, profesora en la Escuela Blewett de Leyes de la Universidad de Montana, quien comentó que la decisión que se tome sobre el caso “podría cambiar drásticamente el panorama del uso justo de los derechos de autor, incluidas las prácticas artísticas. Si el trabajo de Andy Warhol, que muchos probablemente vieron como ejemplos paradigmáticos de usos justos transformadores en el arte visual, ya no se considera un uso justo, podría enviar un mensaje escalofriante para los artistas emergentes y actuales cuyo trabajo se basa en materiales preexistentes y obras de arte”.
Esta será la primera vez que una de las altas cortes estadounidenses emita un concepto sobre qué es o no una obra de arte desde 1994. Se espera que el veredicto se conozca en junio de 2023.