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Lo han confirmado varios testigos a los medios británicos, incluida la cadena pública BBC, que difunde el vídeo que muestra el presunto hurto.
En la grabación se ve a un individuo que se encarama a una señal de ‘Stop’ y cómo la desprende del poste que la sujeta con ayuda de unas tenazas y de otro hombre que le ayuda a subirse, mientras un grupo de personas lo presencia con asombro.
La obra del cotizado artista de Bristol (oeste de Inglaterra) estaba ubicada en el cruce entre Southampton Way y Commercial Way en el barrio londinense de Peckham, en el sur de la capital británica.
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A modo de confirmación de su autoría, Banksy había subido fotos a su página de Instagram a mediodía, sin título ni otra explicación, aunque los medios señalan que se trata de una petición de alto el fuego en Gaza.
Esta no es la primera vez que creaciones del misterioso grafitero, que oculta su identidad, son extraídas, a menudo para ser después puestas a la venta.
El día de san Valentín de este año, poco después de que Banksy confirmara su autenticidad, se desmanteló un mural de 3,8 toneladas titulado ‘Valentine’s Day Mascara’, aparecido en un lateral de una casa de Margate, en el sur de Inglaterra.
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En la obra, una mujer de cabello corto viste un vestido blanco a cuadros azules. Uno de sus ojos permanece cerrado, uno que está morado. Su sonrisa no es perfecta; le falta un diente. Sus manos, que están cubiertas por unos guantes amarrillos de caucho, se extienden como si empujarán algo. Debajo de ellas, en el suelo, un congelador. En él, no se esconde comida, sino algo más: un hombre.
Con aquel mural, Banksy aprovechó el Día de San Valentín para hablar de un fenómeno: la violencia doméstica. Usar el stencil y la calle como una herramienta para hablar de temas políticos, sociales y culturales es una de sus habilidades.
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