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Sobre la vida que podría inventarse desde un solo sitio y el que, para muchos, resultaría viéndose como un amor verdadero, es esta obra que se presentará en el Teatro Estudio Alcaraván (TEA), como parte del Proyecto Hacia el vuelo del alcaraván. Las creaciones que resulten de esta iniciativa se presentarán en medio del Programa Distrital de Salas Concertadas.
A partir de un monólogo que algunos integrantes del grupo de teatro vieron, improvisaron para montar una nueva creación. Encierro es, entonces, la nueva forma que encontraron estos actores para hablar sobre los sueños, las frustraciones y la búsqueda incesante del ser humano por encontrar sentido y sobrevivir.
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“Encierro es una obra de una sola actriz que nos cuenta el viaje de una mujer que se encuentra en condición de encierro y se construye toda una vida de sus recuerdos y vivencias. Espera a Pablo, el amor de su vida, un reportero de guerra que se fue y no volvió. Ella inventa que tiene una vida en la que cuida a la hija que tuvieron en común, contó Lina Londoño, actriz de la obra, quien agregó que el origen también tuvo que ver con Ceremonia, una obra escrita por Gilberto Martínez, quien narró la historia de Angelina, otra mujer encerrada. “A partir de ese texto empezamos a hacer improvisaciones y todo un proceso de construcción de situaciones”.
El método con el que crearon esta obra se llama Creación colectiva. El director, Álvaro Rodríguez, contó que, para este caso, trataron de ubicarse en las temáticas del momento. “Me complace que la creación siempre ha estado motivada por los instantes importantes del ser humano y de los contextos sociales”.
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¿Cuáles han sido los grandes retos y hallazgos durante toda esta trayectoria haciendo creación colectiva?
Siempre he dicho que haber conocido a Santiago García ha sido la justificación de mi existencia y el colectivo del teatro La Candelaria. Me tocó la etapa más grata ingeniosamente hablando de descubrir lo poético de ese espacio creativo. Ser partícipe de una obra como Guadalupe, años cincuenta, considerada por el Ministerio de Cultura como la obra más emblemática del siglo XX, haber estado allí y ser partícipe de la historia y la histeria de este país, fue muy importante.
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El director también contó que el oficio le ha enseñado a escudriñar a los seres humanos para descubrir a los personajes y la dramaturgia: “Uno se entera de que el arte y la poesía son inherentes al ser humano. En los ejercicios teatrales, en los diálogos de formación, lo que se hace es incentivar para que todo el mundo descubra lo que tiene guardado. El capitalismo clasifica demasiado, los intelectuales por allá, los artistas por el otro lado”.