La posibilidad de construir un nuevo pasado
La obra “Las primeras cosas” fue la ganadora del Premio José Saramago y llega a los lectores de habla hispana bajo el sello Panamericana Editorial.
Dayana Holguín
La simpleza y la monotonía en la que suele caer la vida adulta de una persona promedio puede llegar a causar estragos incalculables en la mente, el alma y el corazón de aquellos personajes que, sin darse cuenta, caen en el interminable juego de aferrarse con todas sus fuerzas a un matrimonio quizá ya fallido, a un trabajo estable pero insoportable, a un estatus social alto y a una rutina diaria que, lo poco que tiene de especial, es la hazaña de desarrollarse fuera del barrio que los vio crecer. Es en medio de este falso éxito donde el ser humano se olvida de la fragilidad de todo lo que se ha construido, de la facilidad con que las estructuras pueden desmoronarse y de las mil posibilidades que se encuentran más allá del momento en el que se tiene la fuerza suficiente para soltar el miedo a comenzar de nuevo, a transformar esa desdichada realidad.
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La simpleza y la monotonía en la que suele caer la vida adulta de una persona promedio puede llegar a causar estragos incalculables en la mente, el alma y el corazón de aquellos personajes que, sin darse cuenta, caen en el interminable juego de aferrarse con todas sus fuerzas a un matrimonio quizá ya fallido, a un trabajo estable pero insoportable, a un estatus social alto y a una rutina diaria que, lo poco que tiene de especial, es la hazaña de desarrollarse fuera del barrio que los vio crecer. Es en medio de este falso éxito donde el ser humano se olvida de la fragilidad de todo lo que se ha construido, de la facilidad con que las estructuras pueden desmoronarse y de las mil posibilidades que se encuentran más allá del momento en el que se tiene la fuerza suficiente para soltar el miedo a comenzar de nuevo, a transformar esa desdichada realidad.
Es también allí donde la vida suele encargarse, de una forma generalmente desagradable, de obligar a los hombres a fijar su atención en las cosas verdaderamente importantes, de dirigir la mirada hacía el sentido más profundo y natural de la existencia, incluso cuando ello implica despertar una mañana y haberlo perdido todo. Así comienza la novela titulada Las primeras cosas, escrita por el portugués Bruno Vieira Amaral y publicada por Panamericana Editorial, una obra en la que se nos relata la nueva realidad a la que debe enfrentarse un hombre que, en adelante, se verá forzado a cargar con el peso del silencio, el fracaso del desempleo y la soledad del divorcio.
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Volver al lugar adonde jamás se esperaba regresar, pero esta vez sin la ilusión del futuro ni la fuerza de la juventud hará que el personaje transforme sus pensamientos en un sinfín de interrogantes frente al pasado, como si la vida misma fuera un gran cuestionamiento que se debe resolver con la mayor prontitud posible. En medio de este ejercicio, rápidamente nota cómo la felicidad del pasado ahora solo existe en su memoria, ya que volver a casa de los padres, recorrer los versos compartidos y habitar, nuevamente, los espacios de la infancia convierte esta nueva etapa en la prueba más certera del vacío que deja una victoria que ya no se posee.
El barrio Amelia es un mundo nuevo con las mismas estructuras y algunos rostros conocidos, por lo que adaptarse será todo un reto para el protagonista, quien deberá reconstruir su espíritu a la par de su carrera profesional. Esta necesidad de conseguir un nuevo empleo y la falsa búsqueda del mismo, lo llevarán a hacer de la biblioteca un refugio para observar su entorno y usar la muerte de una excompañera como excusa para reconstruir todas las historias de las que no fue testigo. Desde ese momento, el autor explora el barrio Amelia a través de los sentidos y los recuerdos de su personaje, en una narrativa que se mueve hacia delante y hacia atrás en el tiempo, revelando detalles de la vida de los personajes que allí habitan, con sus historias y recuerdos entrelazados.
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Esto da lugar a la creación de una atmósfera singular en la que los detalles cotidianos se vuelven importantes y evocadores, gracias a que a través de estos pensamientos y acciones, se abordan temas como la pobreza, la violencia, la drogadicción, la soledad y la búsqueda de identidad.
Esta es una novela que, a pesar de su dura temática, destaca por su prosa poética y su sensibilidad hacia los personajes más vulnerables; así como por su estructura fragmentada, diseñada a través de capítulos breves y saltos temporales constantes que aportan una sensación de caos y desorden, reflejando la fragmentación misma de la experiencia del protagonista. Una estructura narrativa bastante acorde con el ambiente en el que se desarrolla la trama, contando con una narración llena de referencias culturales, literarias y cinematográficas, que invitan a la reflexión que trae consigo la intertextualidad, haciendo que la novela sea aún más enriquecedora.
En general, Las primeras cosas es una obra que muestra el lado oscuro de la sociedad y la condición humana en su estado más vulnerable, construyendo un retrato crítico, realista y honesto de la vida cotidiana, presentado por medio de una novela poderosa y emocionante, que deja una impresión duradera en el lector.
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