“La relación entre Borges y Colombia está siempre viva”: Juan Camilo Rincón
A propósito del aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges, presentamos una entrevista sobre el libro “Ser colombiano es un acto de fe: Historias de Jorge Luis Borges en Colombia”, del investigador cultural Juan Camilo Rincón. El autor habló sobre su investigación y la relación estrecha entre el escritor argentino y el país.
Danny Arteaga Castrillón
Luego de diez años de su primera publicación, Juan Camilo Rincón, periodista, escritor e investigador cultural, presenta la edición revisada y ampliada de Ser colombiano es un acto de fe: Historias de Jorge Luis Borges en Colombia, esta vez con CLU Editores. El libro, publicado a propósito de los 125 años del natalicio del escritor argentino, trata sobre la relación que en vida tuvo con el país, que incluye las visitas, su cercanía con intelectuales, así como varias anécdotas que hacen de este un libro esencial para conocer otra faceta de su vida y sentir así más local a este escritor universal
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Luego de diez años de su primera publicación, Juan Camilo Rincón, periodista, escritor e investigador cultural, presenta la edición revisada y ampliada de Ser colombiano es un acto de fe: Historias de Jorge Luis Borges en Colombia, esta vez con CLU Editores. El libro, publicado a propósito de los 125 años del natalicio del escritor argentino, trata sobre la relación que en vida tuvo con el país, que incluye las visitas, su cercanía con intelectuales, así como varias anécdotas que hacen de este un libro esencial para conocer otra faceta de su vida y sentir así más local a este escritor universal
Juan Camilo Rincón, que afirma ser un borgesiano desde su infancia, hace un repaso sobre los elementos esenciales de su libro, compuesto por entrevistas, testimonios, citas y opiniones informadas, así como lo que considera que ha significado Jorge Luis Borges para la historia del mundo literario colombiano.
¿Cuál es su relación intelectual con Borges?
Cuando tenía alrededor de diez años, sufría de dislexia. Aunque sabía leer y escribir, no lo hacía funcionalmente. Estaba cerca de llegar a quinto de primaria. La profesora me había advertido que no iba a poder entrar a ese curso si no aprendía a leer y a escribir bien. Mis padres, preocupados, decidieron llevarme a una librería para que escogiera tres libros y así ayudarme a ejercitar la lectura. Escogí uno de Bertolt Brecht; Todos los fuegos el fuego, de Julio Cortázar, y Ficciones, de Jorge Luis Borges.
Desde ese momento, aunque al principio no lo comprendiera del todo, sentí que me había marcado profundamente. Con el tiempo comencé a leerlo más, a conseguir su bibliografía y a estudiarlo. Después llegó uno de mis grandes placeres: coleccionar libros, entre ellos, los de Borges, por supuesto. Comencé entonces a adquirir primeras ediciones, publicaciones sobre él, y así terminé reuniendo alrededor de 400 textos, entre libros y revistas, sobre Borges. En toda esa búsqueda hice hallazgos maravillosos. Ese archivo privado fue esencial para iniciar mi investigación.
¿Con qué tipo de historias o anécdotas se encontrará el lector?
Solemos decir que Borges es un escritor universal, que ha influenciado a diferentes escritores en todo el mundo. Yo quería saber si existía una particularidad con la literatura colombiana. Entonces, en primer lugar, hablo en el libro sobre las tres visitas del escritor a Colombia. La primera, en 1963, cuando vino por la Universidad de los Andes, invitado por Ramón de Zubiría. La segunda, en 1965, para un encuentro colombo-argentino. En la tercera, en 1978, fue invitado para recibir, primero, las llaves de Bogotá y, después, las de Medellín. En ese viaje también conoció Cartagena.
Pero además resalto sus cuentos y poemas sobre el país, y otras menciones, como cuando dijo: “amo venir a Bogotá porque el frío me entra por la nariz y me hace sentir vivo”, una de esas frases maravillosas de Borges que hacen referencia directamente a la ciudad. Así mismo, su relación con escritores colombianos y cómo estos citan a Borges o hablan de su influencia o de cómo lo conocieron personalmente.
Borges también hablaba con Adolfo Bioy Casares sobre Colombia. Alguna vez le dijo que había conocido en el país a personas muy interesantes con las que se había llevado muy bien. En el libro yo profundizo sobre quiénes son y por qué son tan importantes, especialmente Juan Gustavo Cobo Borda, a quien había entrevistado para el libro años antes de su fallecimiento.
Sabemos que el título del libro proviene de la frase de un personaje colombiano en el cuento “Ulrica”, de Borges. ¿Qué puede decirnos de este cuento y la frase?
“Ulrica” se encuentra en El libro de arena (1975). Es uno de sus pocos textos de amor. Su protagonista es un profesor colombiano de la Universidad de los Andes, que siente atracción por una mujer del norte de Europa, llamada Ulrica, con quien comienza a coquetear. Ella en un momento le pregunta: “¿Qué es ser colombiano?”, y él responde: “Ser colombiano es un acto de fe”. Sabemos lo esencial que es para Colombia esa frase. No hay titular, cada semana, en cualquier periódico, que de algún modo no nos remita a ella.
Luego de haber hecho esta investigación, ¿cómo resumiría esa relación que tuvo Borges con Colombia?
Yo creo que existe muy poca relación de Borges con países de América Latina. Son incluso muy pocos los escritores latinoamericanos que él llega a prologar. Pero sí hubo un trato muy importante con dos países en particular: México y Colombia, que se puede ver tanto por la cantidad de visitas como por la cercanía con el campo cultural. Y ya desde Colombia, es conocida su influencia en algunos escritores colombianos. El mismo Gabriel García Márquez manifestó alguna vez que los cuentos de Borges fueron esenciales para su escritura. Esa conexión con nuestro país, en general, está siempre viva. Podríamos incluso recordar una anécdota maravillosa, que se encuentra más ampliada en el libro, cuando Juan Gustavo Cobo Borda recibe en 1978 a Borges en la Biblioteca Nacional, cuyas puertas de iglesia, que son gigantes, casi son derribadas por toda la gente que quería entrar a verlo. Así era de importante la relación entre el escritor y los colombianos.
Este año se cumplen 125 años del natalicio de Borges y 10 de la muerte de Gabriel García Márquez. Denos por favor un adelanto de la relación entre los dos, que, por supuesto, está más detallada en el libro.
Uno de los libros de cabecera de Gabriel García Márquez cuando era muy joven y estaba en la costa, en Barranquilla, era La metamorfosis, de Franz Kafka, una edición supuestamente traducida por Borges, pero también están sus cuentos que, como ya mencioné, fueron esenciales para el escritor colombiano. Por otro lado, han existido diferentes opiniones de Borges sobre la obra de García Márquez, especialmente por Cien años de soledad. Hay algunas opiniones un poco fuertes, pero también hay muchas referencias en las que dice que es uno de los grandes libros de la literatura latinoamericana. Eso es algo maravilloso porque él reconoce y le da su espacio a esta novela dentro de la literatura universal. Sin embargo, es sabido que hubo opiniones contrarias entre los dos cuando viene la revolución cubana, pero siempre prevaleció el tema literario entre ellos.
¿Cuál fue el criterio con el cual se estructura la obra?
Hay una línea temporal: desde las primeras declaraciones que hace Borges sobre Colombia antes de visitarla por primera vez, hasta casi 30 años después de su muerte. En esa primera parte pongo énfasis en sus visitas, en sus obras y en lo que dice en entrevistas. Ya después de su fallecimiento, me enfoco más en cómo lo ven los colombianos y sus opiniones sobre él. Incluyo además entrevistas muy interesantes de colombianos que lo conocieron y que hacen parte del libro a modo de interludios.|
El libro es también una excusa para repasar un poco cómo era el sector cultural colombiano de la segunda mitad del siglo XX. Sobresale, por ejemplo, la revista Mito. ¿Qué rol tuvo esta publicación en la relación del país con Borges?
Mito, que fue tan importante para la cultura colombiana, en la que estaban Jorge Gaitán Durán, Eduardo Cote Lamus, Fernando Charry Lara, incluso Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis participaron en ella, fue esencial para lograr la invitación a Borges a Colombia, junto con la Universidad de los Andes y la HJCK. Esto permitió además que en la misma Mito se hiciera un hermoso número especial en homenaje al escritor y la grabación de un LP con poemas de Borges leídos por él mismo.
¿Qué tanto se sigue estudiando y leyendo a Borges hoy en día?
Borges sigue siendo citado. Uno puede ver referencias borgesianas de grandes autores y autoras hispanoamericanos. No es posible pensar en Irene Vallejo sin sus referencias a Borges, por ejemplo. Entonces sigue totalmente vigente. Por eso invito a los jóvenes a leer este libro porque, aun cuando hay una investigación académica muy fuerte, su lenguaje periodístico lo hace muy sencillo y cercano.
Hacia el final del libro afirmas que “cada lector tiene su Borges personal”. ¿Cuál es el tuyo?
Yo creo que eso ha cambiado en el transcurso del tiempo. El primer Borges que conocí es distinto al que me impacta ahora. El del inicio es el de los cuentos, después vino el de la poesía, yo ahora convivo con el Borges de los ensayos. Para mí, Otras inquisiciones es una de las grandes obras de no ficción e investigación en América Latina, que merece ser más estudiada.