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Usted comenzó a aplicar a becas y programas durante su cuarto semestre en la universidad, ¿qué la motivó la primera vez?
Siempre he sido una persona que quería ayudar y servir, pero no sabía cómo. Hacía parte del voluntariado del colegio, creo que mi primer voluntariado realmente fue cuando estuvo muy de moda, en Terrón Colorado, que íbamos a pintar casas y era este tejido social que le apuesta en Cali a unir Terrón con el resto de la ciudad, de la mano de varios artistas y arquitectos. Ese fue el primer momento en el que me di cuenta de que quería servir y ayudar a las personas. Tuve muy claro desde sexto o séptimo que quería ser abogada y participé en varios modelos de Naciones Unidas, eso me generó un interés por el trabajo de campo, y mi familia, que viene de un contexto rural, me motivó a querer trabajar con campesinos y hacer actividades comunitarias, pero seguí preguntándome cómo generar un mayor impacto. Mientras estudiaba Derecho en la Javeriana me llegó un correo, que a veces catalogamos como spam institucional, promocionando una beca completa para estudiar temas de servicio público para jóvenes con una vocación de servicio alta y me sentí muy identificada porque no estaban pidiendo algún estrato socioeconómico o algún pago por el viaje, sino que solo estaban netamente interesados en personas que tuvieran una vocación de servicio y deseo de liderar cambios en su comunidad. Di ese salto de confianza y de lanzarme, de quizás esto puede ser para mí, a pesar de sonar muy increíble. Cuando uno no conoce de becas, tiende a pensar que es mentira o que es para personas mejores que uno.
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¿Cómo fue el proceso de comenzar a adentrarse en el mundo de las becas y oportunidades que a veces puede parecer abrumador?
Lo primero es la motivación, que no es tan fácil como suena, y estar muy conectado con el porqué y el para qué en los momentos de dificultad, encontrar esa fuerza para ser resiliente. Entrar en el mundo de las becas diría que no es tan fácil en el sentido de que hay una brecha de comunicación muy fuerte y no solo de comunicación, sino de creer en nosotros mismos para darnos el tiempo de investigar, aplicar y asumir todo el proceso. Para mí fue mucho de ensayo y error. Después de haber ido, aplicado y ganado esa primera beca en España, en 2017, tuve y reconocí que había más oportunidades afuera que a las que se puede acceder con tus experiencias, motivación, liderazgo, vocación de servicio... Seguí curiosa de cómo puedo seguir formándome para ser una mejor persona, una mejor profesional, para poder generar un mejor impacto en mi comunidad y creo que eso trajo muchos ensayos y errores; entonces claro, es fácil decir que he ganado muchas becas en los últimos seis o siete años en todo el mundo, pero creo que la cuenta de las becas en las que me han dicho no también ha de ser muy alta y entonces ahí es donde se revelan los múltiples intentos. De esas negativas he aprendido y analizado el resultado para poder afrontar la siguiente convocatoria de una mejor manera. Por eso siento que la experiencia es lo que me permite acompañar a otros, porque no hay ningún lugar en donde te puedan enseñar de facto a buscar y aplicar a oportunidades académicas.
¿Cómo nació Lidera tu mundo?
Nació como un espacio para inspirar a otros a creer en sí mismos y dar ese siguiente paso en temas de búsqueda de oportunidades, porque descubrí que las oportunidades están, hay tantas que filtrar la información es difícil, pero las personas no saben que existen. Ahí está el primer problema, una brecha de comunicación, y dos, cuando saben que existen, no se creen lo suficientemente capaces o merecedores de aplicar. Lidera tu mundo nace, como lo dice su nombre, como una apuesta a conectar contigo mismo, reconocer tus luces y ser el primero en creer en tus fortalezas. En la medida en que a través de mi testimonio yo puedo inspirar a más jóvenes en Latinoamérica a reconocer sus fortalezas para aportar y poner al servicio de la comunidad, pueden tomar la decisión de creer en sí mismos y empezar una aplicación que les puede cambiar la vida mediante una oportunidad académica.
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¿Cuál es la enseñanza más grande que estos procesos le han dejado?
La resiliencia, porque en dos de los programas que más me han impactado y más me han fortalecido como abogada, mujer y latina han sido programas en los que me dijeron que no primero y decidí aplicar una, dos y hasta tres veces. La última beca en temas de paz y conflicto en la que estuve, que fue en India con el dalái lama aprendiendo de construcción de paz y conexión espiritual, apliqué por primera vez alrededor del 2017 y me dijeron que no, volví a aplicar en 2018 y me dijeron que no otra vez y en 2019, por tercera vez apliqué, pasé a entrevista en el 2020 y luego llegó el covid, entonces nunca supe nada del resultado de esa entrevista hasta mediados del 2022, cuando me llegó una carta de aceptación y pude compartir y aprender del dalái lama en persona. Si se ve en retrospectiva, es un proceso que yo he venido trabajando y persiguiendo desde el 2017, entonces creo que la perseverancia y la resiliencia son factores importantes para poder alcanzar nuestras metas.
¿Qué ha aprendido en el tiempo que ha dedicado a ser mentora en este campo de becas y oportunidades académicas?
En mi rol como mentora, he descubierto, primero, que hay demasiadas personas talentosas buscando generar un impacto positivo en la sociedad, y eso me llena de esperanza en un mundo donde vemos muchas noticias negativas, pero cuando descubres de primera mano que hay miles de personas haciendo o queriendo lograr cambios positivos es muy alentador y esperanzador. Dos, es necesario deconstruir el término de suficiencia, porque uno de los retos más grandes de mis estudiantes y mío, también como persona en este proceso, es aceptar mis luces y fortalezas, saberlas decir con la cabeza en alto, y todos tenemos algo importante para aportar al desarrollo y bienestar de nuestra comunidad. Tercero, es necesario el acompañamiento, no necesariamente de un mentor o de Lidera tu mundo, sino la necesidad de trabajar en comunidad y con otro para alcanzar metas individuales o que parecen individuales, pero que al final se transforman en desarrollo para toda una región y ahí es donde es importante generar espacios para que más jóvenes líderes de Latinoamérica puedan unirse, compartir, conocerse y unir fuerzas y lazos.
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