Amadeo Carrizo
Foto: River Plate
No había manera de grabar una jugada, y la televisión muy de cuando en cuando transmitía algún partido. Los conocimientos, las historias, la vida de la gente, se iban regando de voz en voz, por eso los jugadores extranjeros que llegaban, y los pocos, los contados técnicos, eran vistos casi como deidades que llevaban consigo los saberes de tierras y de personajes remotos, muy remotos. El mundo, por múltiples razones, era un lugar en donde todo podía ocurrir. De hecho, casi todo ocurrió y aquellos años 60 terminaron siendo el principio y el fin...
Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com