Andrea Echeverry, Diana Uribe, Doris Salcedo y Laura Restrepo, desde el grafiti
El diseñador gráfico bogotano Pablo Forero es el creador de “Rolitas de Cora”, un circuito de murales que se puede visitar en Chapinero.
Joseph Casañas Angulo
Para hablar de su historia Pablo Forero recuerda un tema: “Buena Cejón”, una canción de la ‘Crack Family’, uno de los grupos más emblemáticos de rap bogotano. Qué suene un pedazo.
“Vengo de marcas en el alma y cicatrices en el cuerpo
De darme unos totazos que ni yo mismo me creo
Soy la clara evidencia de lo que piensa su reflejo
Lágrimas bien curas para mis amigos muertos
Cantaba sobre calle, pero no pa’ que haga eso
Le hable de este mundo triste, de la libertad y el preso
Tuve que darme mil respiros, para seguir el camino”.
Es difícil extraer el grafiti y/o el rap de las convulsiones sociales más crudas que puede parir una ciudad. Hasta la saciedad se ha dicho, como cantan Los Aldeanos, que el rap es guerra, aunque la guerra no sea siempre de rap.
Forero evita a toda costa caer en aquella narrativa oscura y lúgubre que per se tiene que ver con el mundo de los aerosoles, los trazos en los muros y los beats del bombo y caja, sin embargo, y para no olvidarnos de que el rap es guerra, se le escapa un recuerdo cuando le pregunto por el barrio en el que creció.
“Viví en un barrio pesado que era vecino de una cárcel compleja. En el barrio el tráfico de drogas era fuerte. Siendo pequeño vi cosas complicadas socialmente. Una vez los reos se escaparon de la cárcel y se metieron a mi casa, yo era un niño. Yo viví eso, pero no me gusta tanto recordarlo, ni sentirme orgulloso de eso”.
Si esto fuera un video sonaría de nuevo Cejaz Negraz, pero como no lo es, toca leerlo:
“Mu-muchas cosas me ha pasado
Hoy estoy más positivo, ya hablé mucho de lo malo
Ya llené un pasaporte, y ando con los dos pegados
Ahora ando en la playa y soy un G más avanzado
Me di cuenta de que también perdí mucho tiempo en el barrio
Y si soy un sabio en diferentes aspectos
Entre en ese mundo malo y por mi Dios sigo completo”.
Y Pablo Forero sigue completo porque doña Chela, como le dicen a su mamá, desde muy niño y para mantenerlo alejado de las malas compañías, prácticamente lo obligó a dibujar. Claro, era barato tener sobre la mesa algunos lápices de colores y unas hojas de papel.
“De esa disciplina de dibujo, que se terminó convirtiendo en un hábito, más esos sonidos de rap que ponía mi hermana, el resultado fue grafiti. Cuando se conecta el dibujo con el rap, se obtiene grafiti y más adelante lo que se me dio a fue la pintura”. Esa primera mirada hizo que ‘Tigers Vibes’, como también lo conocen en el mundo del aerosol y la calle, optara por estudiar diseño gráfico en la Universidad Los Libertadores.Aunque estaba lleno de trabajo, en 2017 Forero se sintió en un círculo vicioso matizado por la poca motivación. Por la languidez.
“Venía cansado de lo que estaba pasando conmigo. Estaba lleno de trabajo, me estaba yendo bien con mi pintura, pero la gente me solicitaba para pintar cosas que ellos querían. Por ejemplo, me contactaba una constructora para proyectar el encerramiento de un terreno y me pedía árboles y hojas, entonces yo pintaba árboles y hojas. Era un chofer de aerosol
Eso me estaba dando dinero, que agradezco mucho porque por eso me pude ir luego a Australia, pero estaba viviendo un infierno interno. Estaba empezando a odiar la pintura”.
Huyendo de ese infierno y de sí mismo, el “chofer” enruta su camino a Australia. Al otro lado del mundo y lejos de todo y de todos, se reencuentra con su arte, no sin antes recibir unas cuantas bofetadas. No calculó los riesgos. La adaptación, su adaptación, fue densa. El idioma, por obvias razones, le hizo pensar en tirar la toalla. Lo único que lo mantuvo a salvo, muchas veces, fue escuchar las historias en audio que cuenta Diana Uribe en su podcast. “Sentí que tenía que volver a pagar esa deuda”.
“En Australia la pasé muy mal. Además, empeoré los momentos. Los hice peores de lo que quizá eran. No tenía relaciones con la gente porque no me entendían, no me podía presentar en un trabajo porque no hablaba el idioma y no podía pagar un arriendo porque no tenía un trabajo. La pasé mal. Los peores pensamientos que he tenido en mi vida los tuve allá.
Hoy agradezco por esos momentos porque entendí que la vida funciona con polaridades. Usted no puede saber qué tan feliz puede ser, sino sabe que tan triste puede estar”.
¿Por qué volvió?
La respuesta tiene que ver con un aplauso que no se animó a dar. “En el extranjero uno se mete mucho en el video de que esto (Colombia) es un platanal y cuando uno vive mucho en un país del primer mundo y ve los salarios y la seguridad, uno no le encuentra ningún sentido a volver, pero después dos años y ocho meses entendí que no quería vivir en Australia y me fui a vivir a Italia. Allá sí me quería quedar, pero el COVID me puso contra la pared y en contra de mi voluntad tuve que regresar”.
Agobiado por el poder de quitar vidas de un bicho que ni siquiera se ve, Forero regresa a Bogotá, la misma ciudad de la que había salido huyendo de sí mismo.
“Cuando aterrizó el avión la gente aplaudió, yo recuerdo que no lo hice porque venía asustado. Venía en crisis existencial. Llegaba a un país que atravesaba una pandemia y los problemas generados por el inicio del paro. No me dejé asustar y no dejé que el miedo se apoderara de mí. Muchas cosas buenas empezaron a pasar y estoy viviendo la época más bonita de mi vida con la pintura, pues se está desarrollando a un nivel que nunca había soñado en la misma ciudad en la que crecí. Y es un regalo que me está dando el lugar”.
Esa “época bonita” que está viviendo se ve materializada en “Rolitas de Cora”, un conjunto de cuatro murales que Forero pintó para hacerle un homenaje a cuatro mujeres bogotanas: Andrea Echeverry, Diana Uribe, Doris Salcedo y la escritora Laura Restrepo.
¿Dónde están ubicados?
Homenaje a Diana Uribe y Andrea Echeverri: Cra. 11 #66-53
Homenaje a Doris Salcedo: Dg 67 ##11-58, Bogotá
Homenaje Laura Restrepo: Cra 13 # 66-80, Bogotá
**
En las últimas horas, mientras se ultimaban los detalles para la publicación de esta nota, el mural protagonizado por la cantante bogotana Andrea Echeverry, fue vandalizado.
Según el autor de la obra, el diseñador gráfico y muralista Pablo Forero, dice que esta es la tercera vez que la obra es atacada. Sin embargo, dice Forero, volverá a reparar la obra para tenerla lista para un recorrido guiado que planea hacer en los próximos meses.
Para hablar de su historia Pablo Forero recuerda un tema: “Buena Cejón”, una canción de la ‘Crack Family’, uno de los grupos más emblemáticos de rap bogotano. Qué suene un pedazo.
“Vengo de marcas en el alma y cicatrices en el cuerpo
De darme unos totazos que ni yo mismo me creo
Soy la clara evidencia de lo que piensa su reflejo
Lágrimas bien curas para mis amigos muertos
Cantaba sobre calle, pero no pa’ que haga eso
Le hable de este mundo triste, de la libertad y el preso
Tuve que darme mil respiros, para seguir el camino”.
Es difícil extraer el grafiti y/o el rap de las convulsiones sociales más crudas que puede parir una ciudad. Hasta la saciedad se ha dicho, como cantan Los Aldeanos, que el rap es guerra, aunque la guerra no sea siempre de rap.
Forero evita a toda costa caer en aquella narrativa oscura y lúgubre que per se tiene que ver con el mundo de los aerosoles, los trazos en los muros y los beats del bombo y caja, sin embargo, y para no olvidarnos de que el rap es guerra, se le escapa un recuerdo cuando le pregunto por el barrio en el que creció.
“Viví en un barrio pesado que era vecino de una cárcel compleja. En el barrio el tráfico de drogas era fuerte. Siendo pequeño vi cosas complicadas socialmente. Una vez los reos se escaparon de la cárcel y se metieron a mi casa, yo era un niño. Yo viví eso, pero no me gusta tanto recordarlo, ni sentirme orgulloso de eso”.
Si esto fuera un video sonaría de nuevo Cejaz Negraz, pero como no lo es, toca leerlo:
“Mu-muchas cosas me ha pasado
Hoy estoy más positivo, ya hablé mucho de lo malo
Ya llené un pasaporte, y ando con los dos pegados
Ahora ando en la playa y soy un G más avanzado
Me di cuenta de que también perdí mucho tiempo en el barrio
Y si soy un sabio en diferentes aspectos
Entre en ese mundo malo y por mi Dios sigo completo”.
Y Pablo Forero sigue completo porque doña Chela, como le dicen a su mamá, desde muy niño y para mantenerlo alejado de las malas compañías, prácticamente lo obligó a dibujar. Claro, era barato tener sobre la mesa algunos lápices de colores y unas hojas de papel.
“De esa disciplina de dibujo, que se terminó convirtiendo en un hábito, más esos sonidos de rap que ponía mi hermana, el resultado fue grafiti. Cuando se conecta el dibujo con el rap, se obtiene grafiti y más adelante lo que se me dio a fue la pintura”. Esa primera mirada hizo que ‘Tigers Vibes’, como también lo conocen en el mundo del aerosol y la calle, optara por estudiar diseño gráfico en la Universidad Los Libertadores.Aunque estaba lleno de trabajo, en 2017 Forero se sintió en un círculo vicioso matizado por la poca motivación. Por la languidez.
“Venía cansado de lo que estaba pasando conmigo. Estaba lleno de trabajo, me estaba yendo bien con mi pintura, pero la gente me solicitaba para pintar cosas que ellos querían. Por ejemplo, me contactaba una constructora para proyectar el encerramiento de un terreno y me pedía árboles y hojas, entonces yo pintaba árboles y hojas. Era un chofer de aerosol
Eso me estaba dando dinero, que agradezco mucho porque por eso me pude ir luego a Australia, pero estaba viviendo un infierno interno. Estaba empezando a odiar la pintura”.
Huyendo de ese infierno y de sí mismo, el “chofer” enruta su camino a Australia. Al otro lado del mundo y lejos de todo y de todos, se reencuentra con su arte, no sin antes recibir unas cuantas bofetadas. No calculó los riesgos. La adaptación, su adaptación, fue densa. El idioma, por obvias razones, le hizo pensar en tirar la toalla. Lo único que lo mantuvo a salvo, muchas veces, fue escuchar las historias en audio que cuenta Diana Uribe en su podcast. “Sentí que tenía que volver a pagar esa deuda”.
“En Australia la pasé muy mal. Además, empeoré los momentos. Los hice peores de lo que quizá eran. No tenía relaciones con la gente porque no me entendían, no me podía presentar en un trabajo porque no hablaba el idioma y no podía pagar un arriendo porque no tenía un trabajo. La pasé mal. Los peores pensamientos que he tenido en mi vida los tuve allá.
Hoy agradezco por esos momentos porque entendí que la vida funciona con polaridades. Usted no puede saber qué tan feliz puede ser, sino sabe que tan triste puede estar”.
¿Por qué volvió?
La respuesta tiene que ver con un aplauso que no se animó a dar. “En el extranjero uno se mete mucho en el video de que esto (Colombia) es un platanal y cuando uno vive mucho en un país del primer mundo y ve los salarios y la seguridad, uno no le encuentra ningún sentido a volver, pero después dos años y ocho meses entendí que no quería vivir en Australia y me fui a vivir a Italia. Allá sí me quería quedar, pero el COVID me puso contra la pared y en contra de mi voluntad tuve que regresar”.
Agobiado por el poder de quitar vidas de un bicho que ni siquiera se ve, Forero regresa a Bogotá, la misma ciudad de la que había salido huyendo de sí mismo.
“Cuando aterrizó el avión la gente aplaudió, yo recuerdo que no lo hice porque venía asustado. Venía en crisis existencial. Llegaba a un país que atravesaba una pandemia y los problemas generados por el inicio del paro. No me dejé asustar y no dejé que el miedo se apoderara de mí. Muchas cosas buenas empezaron a pasar y estoy viviendo la época más bonita de mi vida con la pintura, pues se está desarrollando a un nivel que nunca había soñado en la misma ciudad en la que crecí. Y es un regalo que me está dando el lugar”.
Esa “época bonita” que está viviendo se ve materializada en “Rolitas de Cora”, un conjunto de cuatro murales que Forero pintó para hacerle un homenaje a cuatro mujeres bogotanas: Andrea Echeverry, Diana Uribe, Doris Salcedo y la escritora Laura Restrepo.
¿Dónde están ubicados?
Homenaje a Diana Uribe y Andrea Echeverri: Cra. 11 #66-53
Homenaje a Doris Salcedo: Dg 67 ##11-58, Bogotá
Homenaje Laura Restrepo: Cra 13 # 66-80, Bogotá
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En las últimas horas, mientras se ultimaban los detalles para la publicación de esta nota, el mural protagonizado por la cantante bogotana Andrea Echeverry, fue vandalizado.
Según el autor de la obra, el diseñador gráfico y muralista Pablo Forero, dice que esta es la tercera vez que la obra es atacada. Sin embargo, dice Forero, volverá a reparar la obra para tenerla lista para un recorrido guiado que planea hacer en los próximos meses.