Durante su época como estudiante de medicina, Anton Chéjov publicó algunas escenas de humor. Luego, con los años, se convirtió en un precursor ruso del existencialismo.
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Aunque Chéjov dijo en los tiempos en los que publicaba cuentos medio cómicos en periódicos de provincia que escribía para ganar algo de dinero, y para no aburrirse, el poco dinero que obtuvo lo gastó en estudiar medicina y en comprar una casa con biblioteca, o al contrario, y del aburrimiento jamás pudo salir. Era un hombre melancólico que luchaba contra su propio destino y su pasado, contra las imposiciones de su padre, contra el deber ser que le habían inculcadp desde niño, incluso a punta de latigazos, y contra todos los órdenes...
Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com