“Colombia es tierra fértil para la tecnología finaciera”: Ángel Sierra
El ingeniero industrial y empresario colombiano habló de la inclusión financiera y el panorama del open finance en el país.
¿Cómo ha sido su trayectoria en el mundo del “fintech”?
Soy un colombiano que ha vivido en Chile durante los últimos 12 años. Luego de mi educación en Colombia y Alemania, llegué a Chile con el Grupo Santander y, diez meses después, decidí emprender y me metí en el mundo de las fintechs. En todo este proceso de emprendimiento, nunca me desconecté de Colombia y fui cofundador de la Asociación Fintech de Colombia, así que fui parte de las 12 empresas que estuvimos allí dando el primer cuarto de milla para que tuviéramos Colombia Fintech, pero siempre con base en Chile. El conocimiento que adquirí en mi país lo llevé a Chile y lo compartí para crear FinteChile, el gremio de las fintechs en esa nación. En Colombia Fintech fui miembro del directorio y director ejecutivo de FinteChile, estuve en la ejecución de lo que fue el gremio durante siete años, desde la creación hasta hace dos meses. Ahí estuve impulsando políticas públicas, entre las cuales la más importante fue la ley fintech en Chile.
¿Cómo ha visto el impacto de la ley que ayudó a impulsar?
Esta fue una iniciativa para fomentar la innovación, la competencia y la inclusión financiera. Expertos de la región, gremios y bancos multilaterales reconocen que la ley Fintech de Chile es muy buena, dado que tiene un foco de competencia. Ese es el principal ingrediente que tiene. Contó con especialistas en libre competencia, que crearon una normativa que abrió la cancha para que todos los actores puedan jugar de forma pareja. De esta manera, fintechs, bancos, nuevos innovadores y emprendedores, pueden entrar al sistema financiero salvaguardando la credibilidad que este tiene. Así, esta se convirtió en una ley posicionada a nivel regional, que engloba muchos temas, pero su fortaleza se encuentra en el open finance.
¿Qué son las finanzas abiertas (“open finance”)?
Es un fenómeno mundial que nació en Inglaterra. La autoridad de libre competencia de Inglaterra un día se dio cuenta de que había asimetrías de información y de cómo operar en el sistema financiero, por lo que decidieron hacer ajustes para que los datos puedan circular de mejor forma y se fomentara la competencia. Impulsaron una iniciativa en contra de los nueve bancos más grandes de Inglaterra para que se hablara de open banking. Ese concepto obligó a los bancos más grandes de Inglaterra a disponibilizar datos de los clientes usando interfaces tecnológicas, con previo consentimiento del usuario. Eso es lo más importante en las finanzas abiertas: siempre está el consentimiento del usuario para que los datos puedan ser portados a otra entidad financiera y con esos datos te puedan analizar y hacer una oferta de un mejor servicio financiero. Es muy poderoso el concepto, porque cambia el paradigma completamente. Acá el poder lo tenemos las personas y las empresas, somos los dueños de los datos y todos los actores del sistema financiero son repositorios, pero somos nosotros los que decidimos en dónde tienen que estar, por cuánto tiempo y de qué forma queremos que se traten. Esto también es sinónimo de innovación, competencia e inclusión financiera.
¿Cómo ve el panorama en Colombia?
Hay un muy buen clima en Colombia para hablar de finanzas abiertas. Colombia es tierra fértil para la tecnología financiera. Hay un ecosistema grande, casi 400 empresas fintechs en Colombia y hay espacio para todos y para trabajar hacia la inclusión financiera. Son buenas noticias para el país, aunque hay un proceso largo por recorrer, porque mientras que las finanzas abiertas son una política pública, su implementación toma tiempo. En el caso de Brasil, vimos que se puede tardar entre cinco y siete años. Es un tema de coordinación y trabajo entre lo público y lo privado, pero la Superintendencia lo está haciendo muy bien y veo que la industria y los gremios están dispuestos a que sea una realidad. Veo mucha capacidad de generar innovación, competencia e inclusión financiera para Colombia.
¿Qué lo motivó a dedicarse a las finanzas?
Me gusta hablar de propósitos y lo que se convirtió en mi proyecto de vida, personal y profesional, fue proporcionar mayores oportunidades para la gente. Vivimos en una región con múltiples barreras y lo que me llamó la atención, después de trabajar con la banca y leer informes del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, fue identificar cómo el sistema financiero tiene tantas capacidades para transformar un país. Cuando los rieles de este sistema tienen la capacidad de llegar hasta La Guajira o Guainía, quiere decir que esas regiones están incluidas financiera y socialmente al tener maneras de acceder a diferentes oportunidades. Esto fue lo que me motivó, y al Open Finance Institute; era pensar en el alto impacto que puede tener y que los servicios financieros con los que lleguemos puedan generar bienestar en esta área para todo un país.
¿Cómo ha sido su trayectoria en el mundo del “fintech”?
Soy un colombiano que ha vivido en Chile durante los últimos 12 años. Luego de mi educación en Colombia y Alemania, llegué a Chile con el Grupo Santander y, diez meses después, decidí emprender y me metí en el mundo de las fintechs. En todo este proceso de emprendimiento, nunca me desconecté de Colombia y fui cofundador de la Asociación Fintech de Colombia, así que fui parte de las 12 empresas que estuvimos allí dando el primer cuarto de milla para que tuviéramos Colombia Fintech, pero siempre con base en Chile. El conocimiento que adquirí en mi país lo llevé a Chile y lo compartí para crear FinteChile, el gremio de las fintechs en esa nación. En Colombia Fintech fui miembro del directorio y director ejecutivo de FinteChile, estuve en la ejecución de lo que fue el gremio durante siete años, desde la creación hasta hace dos meses. Ahí estuve impulsando políticas públicas, entre las cuales la más importante fue la ley fintech en Chile.
¿Cómo ha visto el impacto de la ley que ayudó a impulsar?
Esta fue una iniciativa para fomentar la innovación, la competencia y la inclusión financiera. Expertos de la región, gremios y bancos multilaterales reconocen que la ley Fintech de Chile es muy buena, dado que tiene un foco de competencia. Ese es el principal ingrediente que tiene. Contó con especialistas en libre competencia, que crearon una normativa que abrió la cancha para que todos los actores puedan jugar de forma pareja. De esta manera, fintechs, bancos, nuevos innovadores y emprendedores, pueden entrar al sistema financiero salvaguardando la credibilidad que este tiene. Así, esta se convirtió en una ley posicionada a nivel regional, que engloba muchos temas, pero su fortaleza se encuentra en el open finance.
¿Qué son las finanzas abiertas (“open finance”)?
Es un fenómeno mundial que nació en Inglaterra. La autoridad de libre competencia de Inglaterra un día se dio cuenta de que había asimetrías de información y de cómo operar en el sistema financiero, por lo que decidieron hacer ajustes para que los datos puedan circular de mejor forma y se fomentara la competencia. Impulsaron una iniciativa en contra de los nueve bancos más grandes de Inglaterra para que se hablara de open banking. Ese concepto obligó a los bancos más grandes de Inglaterra a disponibilizar datos de los clientes usando interfaces tecnológicas, con previo consentimiento del usuario. Eso es lo más importante en las finanzas abiertas: siempre está el consentimiento del usuario para que los datos puedan ser portados a otra entidad financiera y con esos datos te puedan analizar y hacer una oferta de un mejor servicio financiero. Es muy poderoso el concepto, porque cambia el paradigma completamente. Acá el poder lo tenemos las personas y las empresas, somos los dueños de los datos y todos los actores del sistema financiero son repositorios, pero somos nosotros los que decidimos en dónde tienen que estar, por cuánto tiempo y de qué forma queremos que se traten. Esto también es sinónimo de innovación, competencia e inclusión financiera.
¿Cómo ve el panorama en Colombia?
Hay un muy buen clima en Colombia para hablar de finanzas abiertas. Colombia es tierra fértil para la tecnología financiera. Hay un ecosistema grande, casi 400 empresas fintechs en Colombia y hay espacio para todos y para trabajar hacia la inclusión financiera. Son buenas noticias para el país, aunque hay un proceso largo por recorrer, porque mientras que las finanzas abiertas son una política pública, su implementación toma tiempo. En el caso de Brasil, vimos que se puede tardar entre cinco y siete años. Es un tema de coordinación y trabajo entre lo público y lo privado, pero la Superintendencia lo está haciendo muy bien y veo que la industria y los gremios están dispuestos a que sea una realidad. Veo mucha capacidad de generar innovación, competencia e inclusión financiera para Colombia.
¿Qué lo motivó a dedicarse a las finanzas?
Me gusta hablar de propósitos y lo que se convirtió en mi proyecto de vida, personal y profesional, fue proporcionar mayores oportunidades para la gente. Vivimos en una región con múltiples barreras y lo que me llamó la atención, después de trabajar con la banca y leer informes del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, fue identificar cómo el sistema financiero tiene tantas capacidades para transformar un país. Cuando los rieles de este sistema tienen la capacidad de llegar hasta La Guajira o Guainía, quiere decir que esas regiones están incluidas financiera y socialmente al tener maneras de acceder a diferentes oportunidades. Esto fue lo que me motivó, y al Open Finance Institute; era pensar en el alto impacto que puede tener y que los servicios financieros con los que lleguemos puedan generar bienestar en esta área para todo un país.