Colombia, la puerta de África para Latinoamérica
Wilfrid Massamba, director del Quibdó África Film Fest, enfocado en el cine afro, habló sobre la nueva versión del evento que comenzó el 14 de septiembre y se extenderá hasta el 18 del mismo mes. Además, reflexionó sobre la relación que encontró entre su natal Congo y Colombia.
Mateo Medina Escobar
¿Cómo comenzó el Quibdó África Film Fest?
El festival nació de varios encuentros. Yo estaba haciendo un taller de cine en Quibdó y, charlando con los chicos, les dije que quería hablar un poco más de África. Sus preguntas se dirigían a las problemáticas que tenemos allá y a lo que los medios muestran. Pero no somos solo eso. Quería mostrar este continente diferente, entonces, como soy cineasta, me surgió la idea de mostrar África por los ojos de los directores africanos, porque son ellos los que trabajan en el terreno y muestran su cultura, sus ciudades y sus costumbres.
¿Qué cambios ha tenido el festival desde su inicio?
En la primera edición nos quedamos solamente con las películas africanas. Después ya no queríamos solo eso, sino también tener a cineastas afrocolombianos. Empezamos a hacer este encuentro entre África y los cineastas colombianos, y poco a poco nos fuimos abriendo. Luego, trajimos a cineastas afro de todo el mundo, pensando en la diáspora africana, trajimos gente de Estados Unidos, Europa, Asia y Latinoamérica. Ahora estamos más abiertos, porque no solamente recibimos películas de cineastas afros, sino también de los que no son afro, pero cuyas películas tienen temáticas relacionadas, como por ejemplo “La suprema”.
¿Por qué escogieron a Quibdó como la sede del evento?
Chocó es una pequeña representación de lo que es África. Las personas esclavizadas que llegaron a lo que hoy es América Latina llegaron de todos los rincones del continente, por eso encontramos todo este fenotipo de personas que representan a la globalidad africana. Dijimos: hagámoslo en Quibdó, donde el 90 % de la población es afro y representa, para mí, lo que es África en el continente. También, porque me sentía en casa. Se me parece a mi ciudad y a varias otras. Estaba feliz, pues la gente es amable y más abierta.
¿Por qué cree que es importante hablar de cine africano en Colombia?
Es importante porque físicamente estamos lejos. Para ir al Congo tengo que pasar por Europa y son varios vuelos; es demasiado. La gente no conoce mucho lo que está pasando allá porque tenemos este océano entre nosotros. Así que lo que hacemos es mostrar el cine, el arte y la cultura, dar a conocer un poquito de nosotros y traer a África hasta aquí. Viviendo en Colombia, que es la puerta de África para Latinoamérica, la gente me mira diferente y se imagina cosas distintas.
¿En qué secciones se divide el festival?
El festival tiene varias secciones, entre esas una mirada colombiana, que es muy importante porque recibimos muchas películas nacionales, y este año también tenemos la mirada brasilera, además del panorama africano y otras miradas sobre lo afro. Tenemos los filmes fuera de competencia, que son producciones antiguas que estamos tratando de resaltar para mostrar su valor, y otras como “Igualada”, sobre la vicepresidenta Francia Márquez.
¿Cuál es el foco este año en el festival?
Los últimos años pasamos por focos centrados en los afros, y nos estábamos quedando entre nosotros. Entonces este año tenemos “Imaginar lo imaginario”, que es dar la posibilidad de hablar de imaginarnos fuera y dentro del cine, pero tener historias distintas. Eso da la oportunidad a la gente de salir de sus cajas, sobre todo a los jóvenes, para mirar afuera de su mundo e imaginarse cómo es vivir y trabajar juntos.
Cuénteme de su experiencia...
Tengo alrededor de 30 años de experiencia como fotógrafo y cineasta. He viajado mucho por todo el mundo. En algún momento quería hacer y mostrar otras cosas, fui a varios festivales y noté que había algo que faltaba. Porque siempre tenía como su esquina étnica o su parte afro. Pensé en que: o hacemos un cine por todos o hacemos un cine para que la gente se encaje en algunas temáticas en una esquina. Ahí fue cuando hice la primera edición del festival, que fue en el Congo. Allí se trajo el cine de América Latina y de otros países, de la diáspora a África. Ya viviendo en Colombia quería hacer lo mismo, pero a la inversa, de traer el continente africano. Entonces pasé de ser cineasta y fotógrafo a productor de festivales. Me encanta ese rol de dar una imagen diferente de los directores.
¿Cómo comenzó el Quibdó África Film Fest?
El festival nació de varios encuentros. Yo estaba haciendo un taller de cine en Quibdó y, charlando con los chicos, les dije que quería hablar un poco más de África. Sus preguntas se dirigían a las problemáticas que tenemos allá y a lo que los medios muestran. Pero no somos solo eso. Quería mostrar este continente diferente, entonces, como soy cineasta, me surgió la idea de mostrar África por los ojos de los directores africanos, porque son ellos los que trabajan en el terreno y muestran su cultura, sus ciudades y sus costumbres.
¿Qué cambios ha tenido el festival desde su inicio?
En la primera edición nos quedamos solamente con las películas africanas. Después ya no queríamos solo eso, sino también tener a cineastas afrocolombianos. Empezamos a hacer este encuentro entre África y los cineastas colombianos, y poco a poco nos fuimos abriendo. Luego, trajimos a cineastas afro de todo el mundo, pensando en la diáspora africana, trajimos gente de Estados Unidos, Europa, Asia y Latinoamérica. Ahora estamos más abiertos, porque no solamente recibimos películas de cineastas afros, sino también de los que no son afro, pero cuyas películas tienen temáticas relacionadas, como por ejemplo “La suprema”.
¿Por qué escogieron a Quibdó como la sede del evento?
Chocó es una pequeña representación de lo que es África. Las personas esclavizadas que llegaron a lo que hoy es América Latina llegaron de todos los rincones del continente, por eso encontramos todo este fenotipo de personas que representan a la globalidad africana. Dijimos: hagámoslo en Quibdó, donde el 90 % de la población es afro y representa, para mí, lo que es África en el continente. También, porque me sentía en casa. Se me parece a mi ciudad y a varias otras. Estaba feliz, pues la gente es amable y más abierta.
¿Por qué cree que es importante hablar de cine africano en Colombia?
Es importante porque físicamente estamos lejos. Para ir al Congo tengo que pasar por Europa y son varios vuelos; es demasiado. La gente no conoce mucho lo que está pasando allá porque tenemos este océano entre nosotros. Así que lo que hacemos es mostrar el cine, el arte y la cultura, dar a conocer un poquito de nosotros y traer a África hasta aquí. Viviendo en Colombia, que es la puerta de África para Latinoamérica, la gente me mira diferente y se imagina cosas distintas.
¿En qué secciones se divide el festival?
El festival tiene varias secciones, entre esas una mirada colombiana, que es muy importante porque recibimos muchas películas nacionales, y este año también tenemos la mirada brasilera, además del panorama africano y otras miradas sobre lo afro. Tenemos los filmes fuera de competencia, que son producciones antiguas que estamos tratando de resaltar para mostrar su valor, y otras como “Igualada”, sobre la vicepresidenta Francia Márquez.
¿Cuál es el foco este año en el festival?
Los últimos años pasamos por focos centrados en los afros, y nos estábamos quedando entre nosotros. Entonces este año tenemos “Imaginar lo imaginario”, que es dar la posibilidad de hablar de imaginarnos fuera y dentro del cine, pero tener historias distintas. Eso da la oportunidad a la gente de salir de sus cajas, sobre todo a los jóvenes, para mirar afuera de su mundo e imaginarse cómo es vivir y trabajar juntos.
Cuénteme de su experiencia...
Tengo alrededor de 30 años de experiencia como fotógrafo y cineasta. He viajado mucho por todo el mundo. En algún momento quería hacer y mostrar otras cosas, fui a varios festivales y noté que había algo que faltaba. Porque siempre tenía como su esquina étnica o su parte afro. Pensé en que: o hacemos un cine por todos o hacemos un cine para que la gente se encaje en algunas temáticas en una esquina. Ahí fue cuando hice la primera edición del festival, que fue en el Congo. Allí se trajo el cine de América Latina y de otros países, de la diáspora a África. Ya viviendo en Colombia quería hacer lo mismo, pero a la inversa, de traer el continente africano. Entonces pasé de ser cineasta y fotógrafo a productor de festivales. Me encanta ese rol de dar una imagen diferente de los directores.