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¿Qué es Casa Tinta y qué se puede encontrar allí?
José Rosero y yo inauguramos Casa Tinta en 2012. Este es un espacio cultural que ofrece ciclos de formación en ilustración, animación, dibujo y pintura, así como exposiciones anuales, clubes de dibujo semanales y conferencias. Nuestro objetivo es crear un espacio propicio para los interesados en la ilustración. En los últimos años, hemos incorporado conciertos ilustrados y actividades mensuales relacionadas con la música.
Por ejemplo, este mes, ¿a qué le están apuntando?
Este mes hay un evento que Casa Tinta ha acogido durante dos años: La peña. Es un espacio para celebrar la música latinoamericana y los sonidos y el folclore andino, que contará con la participación del grupo Las mijas como invitadas especiales. Esto será el próximo sábado 11 de mayo en Boro Room. Será una fiesta para zapatear y conocer un poco más sobre lo que está sucediendo con los cantautores y la canción.
Háblenos de la exposición de Isidro Ferrer.
A finales del mes pasado, inauguramos la exposición Gráfica Atónita, presentando la obra de Isidro Ferrer, reconocido diseñador e ilustrador español. Ferrer fue una figura central en el Festival Ilustropía, organizado por Casa Tinta, que contó con la participación de invitados nacionales e internacionales. La exposición estará abierta durante un mes más y presentará sus carteles más famosos, sus experimentos, una sección de máscaras de madera diseñadas por él y partes de su obra Libro del Otro.
Cuéntenos sobre el camino de Casa Tinta, los desafíos que ha tenido que afrontar en este sector...
En Casa Tinta decidimos enfocarnos en la ilustración hace unos años porque consideramos que era un campo en auge y con una gran acogida, pero también percibimos que necesitaba más espacios y redes de apoyo. Durante los 12 años de existencia, nos hemos dedicado a la gestión de proyectos culturales. Recientemente, una cantautora expresó durante un concierto: “Todos los que trabajamos en cultura tenemos la responsabilidad de cuidarla, ella, a su vez, cuidará a nosotros”. Esta premisa ha sido el pilar fundamental de nuestro trabajo. Desde mi experiencia como gestora cultural, sé que este camino está lleno de retos, pues es un campo que a menudo carece de profesionalización y reconocimiento en nuestro país. Pero siempre he mantenido la convicción de que, al entender y asumir la labor de cuidado en el ejercicio cultural, podemos mantener vivo ese espacio común.
Hablemos de los grandes momentos de Casa Tinta…
Ha habido varios momentos cumbre para Casa Tinta. El Congreso Internacional de Ilustración nos permitió reunir a más de 150 ilustradores de todo el mundo, marcando un capítulo de 10 años en el que vimos crecer el proyecto con nosotros. Comenzamos el Congreso de Ilustración cuando teníamos 21 o 22 años, así que fue como vivir los 20´s junto a este proyecto, viendo cómo la gente crecía, publicaba y cumplía sus sueños. Otro momento significativo fue durante la pandemia, cuando nos reinventamos y lanzamos los primeros libros de Casa Tinta Editorial. Finalmente, creamos los conciertos ilustrados, que nos han permitido conectar la música con la ilustración.
¿Qué la trajo hasta este punto? Cuéntenos un poco sobre su camino...
Yo estudié en la Javeriana la carrera de comunicación social con énfasis editorial y, desde siempre, me sentí atraída por las artes; era como una devoradora compulsiva de experiencias. Pasaba mucho tiempo en la biblioteca, no tanto por los libros, sino por el ambiente que ofrecía. Un día, me encontré con un profesor de artes visuales y me mostró dos libros que cambiarían mi perspectiva: La cabeza en la bolsa y Máquinas. Estas obras abrieron mi mente al mundo de la ilustración y desataron en mí una obsesión por el libro-álbum. Con el tiempo, sentí la necesidad de crear un proyecto propio. Ha sido un camino lleno de esfuerzo y sacrificio, pero también de satisfacción.
¿Usted cree que la ilustración salva?
La pandemia nos aclaró que el arte y la cultura son refugios para todos. Para mí, la ilustración ha sido un salvavidas constante, una fuente de inspiración y tranquilidad en mi vida diaria. Desde pequeña, he estado inmersa en este mundo, y la cultura, la ilustración, el teatro y la música son parte integral de mi vida. Observar a mis amigos, desplegar su talento sobre un escenario o descubrir nuevos artistas es un acto de generosidad que nos enriquece a todos. El arte nos brinda la oportunidad de compartir, de entregarnos unos a otros en un gesto de solidaridad y enriquecimiento mutuo.
¿Qué enseñanzas le ha traído esta experiencia en su vida profesional?
Creo que todavía estamos aprendiendo la importancia del trabajo colectivo en la cultura. Una obra de teatro o una coreografía no pueden sostenerse sin un esfuerzo conjunto. La cultura nos enseña que somos más fuertes cuando trabajamos juntos, cuando entendemos el valor de cada persona en la red creativa. Detrás de cada artista, hay un equipo, una red de creadores que lo sostienen. Me encanta mirar fotos del pasado y ver cómo seguimos coincidiendo, cómo la colaboración y el esfuerzo conjunto siguen siendo el motor de nuestra evolución.
¿Qué enseñanzas le ha traído esta experiencia en su vida personal?
En mi vida personal, el arte y la cultura son mi refugio diario. En un mundo lleno de noticias oscuras y hostiles, el arte y la cultura me devuelven la esperanza y me permiten respirar. Me inspiran a tomar acción de una manera amorosa, cuidadosa y generosa. Contemplar una obra de arte en silencio o escuchar las voces de mujeres escritoras y periodistas me regala una mirada crítica, algo que considero esencial para todos nosotros. El arte y la cultura son los primeros recursos a los que acudimos para cultivar nuestro pensamiento crítico y construir un mundo mejor.