La resignificación de la espada de Bolívar y el recuerdo de su robo hace 50 años
Patricia Lara, Paloma Valencia, Fabio Mariño y Ángel Becassino hablaron para El Espectador sobre el símbolo de tomar la espada del Libertador, así como de lo que significó que Gustavo Petro la presentara el día de su posesión como presidente de la República, el 7 de agosto de 2022.
Andrés Osorio Guillott
Fue el 7 de agosto de 2022 que Gustavo Petro en su posesión como presidente de Colombia pidió que sacaran la espada de Bolívar (una de las seis que todavía existen, según estudios). Esa misma espada que el 17 de enero de 1974, hace 50 años, fue robada por el M-19 de la Quinta de Bolívar. Una espada que, según cuenta Daniel Coronell en el prólogo del libro La espada de Bolívar, del M-19 a la Casa de Nariño, pasó por varios presidentes colombianos, así como es posible que por mandatarios de otros países como Fidel Castro o Carlos Andrés Pérez, y de otras figuras como Gabriel García Márquez o el poeta León de Greiff. “Un símbolo, objeto de culto y talismán del poder”, dice Coronell.
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Fue el 7 de agosto de 2022 que Gustavo Petro en su posesión como presidente de Colombia pidió que sacaran la espada de Bolívar (una de las seis que todavía existen, según estudios). Esa misma espada que el 17 de enero de 1974, hace 50 años, fue robada por el M-19 de la Quinta de Bolívar. Una espada que, según cuenta Daniel Coronell en el prólogo del libro La espada de Bolívar, del M-19 a la Casa de Nariño, pasó por varios presidentes colombianos, así como es posible que por mandatarios de otros países como Fidel Castro o Carlos Andrés Pérez, y de otras figuras como Gabriel García Márquez o el poeta León de Greiff. “Un símbolo, objeto de culto y talismán del poder”, dice Coronell.
Patricia Lara, autora del libro en mención, le dijo a este diario que esa espada de Bolívar no había tenido un significado como el que adquirió tras su robo por el M-19. La operación de aquel 17 de enero del 74 se planeó con varios meses de anticipación. Fue Luis Otero quien pensó que debía “ser impactante” robarse la espada de Bolívar. ¿Y por qué Bolívar? Porque para los integrantes del Eme en ese entonces, Álvaro Fayad, Jaime Bateman, entre otros, más que seguir las líneas del socialismo soviético, cubano o chino, había que pensar en los referentes propios, los que sí le hablaban a Colombia y al pueblo.
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Fabio Hipólito Mariño, firmante de los acuerdos de paz en 1990 y gestor de paz, da cuenta de esta idea al afirmar que “podría haber unas tres o cuatro interpretaciones sobre el robo de la espada: la primera, que tuvo que ver con el rechazo y un sector de la sociedad que condenó el hecho; la segunda es lo contrario, de aceptación y simpatía, que tuvo además su expectativa por tratarse de una época de irrupciones; un tercer escenario, que es el de las Fuerzas Militares, el de los guerrilleros y el Estado, y es que asumen la recuperación de la espada como una pelea o una declaración de guerra, y hay otra parte de la ciudadanía, y es esa a la que no le interesó, no les movía lo sucedido. Y de ahí que una de las tareas trascendentales de la recuperación de la espada era presentar por qué tenía que ser la espada de Bolívar, por qué ya no se habla de Lenin, Mao Tse Tung o esos referentes de las revoluciones del mundo, sino que se habla de Bolívar, de Antonio Nariño, Policarpa Salavarrieta y los referentes políticos e ideológicos de la nueva guerrilla”.
Ángel Becassino, periodista y estratega político argentino, que publicó el libro M-19, el heavy metal latinoamericano, también habló sobre el símbolo del robo de la espada, y su respuesta va en la misma vía de la afirmación de Lara sobre el aparente olvido en el que estaba el arma. “La toma de la espada de Bolívar por el M-19 con el objeto de darle una nueva función (el mensaje fue algo así como ‘Bolívar: tu espada otra vez en pie de lucha’) evidentemente produjo un cambio en el significado de ese objeto, hasta ese momento solamente era una pieza de la colección del museo que la exhibía. Lo convirtió nuevamente en signo, que fue enriqueciéndose con nuevos significados en la medida en que el Estado no tuvo la capacidad de recuperarla”.
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El pasado de Fayad, Bateman y Otero en las FARC da una pista sobre la influencia de las ideas bolivarianas en el Eme. Incluso Petro -y aclaremos de una vez que en el momento del robo de la espada el ahora presidente apenas tenía 13 años, de manera que no participó en ese suceso-, afirmó en su libro Una vida, muchas vidas, que el movimiento “se había fundado sobre la idea de Bolívar como un eje de la construcción democrática. De ahí viene el símbolo de la espada de Bolívar”.
En un especial publicado en este diario en 2022 sobre las ideas de Bolívar y su influencia en Gustavo Petro, Darío Villamizar, biógrafo del M-19, aseguró que “hay unas ideas más profundas que otras, por ejemplo la de la unidad latinoamericana, la idea de la independencia nacional. Son ideas que él expresó en muchos momentos de su vida política y militar. Eso lo dejó plasmado, entre otras, en la Carta de Jamaica. La redención de los pueblos también fue importante para él. Son esos elementos, antes que cualquier ideología marxista, los que hacen que el M-19 adopte una ideología bolivariana mucho más nacional”.
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Paloma Valencia, senadora del Centro Democrático, opinó sobre el suceso que cumple 50 años y comentó: “No creo en la lucha subversiva. Creo que eso que ha vivido Colombia, de creer que uno cambia el mundo matando gente, secuestrando gente, es absolutamente inaceptable. Y, por lo tanto, todos los símbolos creados sobre el asesinato son símbolos que no me interesan. Lo de Bolívar no fue una lucha subversiva, es una interpretación muy distinta, y es que él representaba unas naciones que buscaban libertad. El único valor que le veo a la espada de Bolívar es Bolívar, pero me parece muy triste que esta haya terminado siendo el símbolo de un grupo terrorista”.
Fueron muchos los recovecos de la espada en los últimos 50 años. Adquirió, tal como lo dijo Coronell, un aire de mito, no solo por haber pertenecido a Bolívar, sino también por las manos por las que pasó o pudo haber pasado. Petro, 48 años después del robo, pidió que estuviera presente en su posesión. Llevaba dos años en la Casa de Nariño, había sido el expresidente Iván Duque quien ordenó retirarla de una bóveda del Banco de la República, y ese 7 de agosto de 2022 una disputa de poderes le dio una nueva historia a la espada, pues el mandatario saliente había puesto varias trabas para impedir que fuera presentada, pero Petro una vez hizo su juramento como nuevo presidente ordenó que estuviera frente a él para luego decir: “Llegar aquí, junto a esta espada, para mí, es toda una vida, una existencia. Esta espada representa demasiado para nosotros, para nosotras… Y quiero que nunca más esté enterrada. Que nunca más esté retenida. Que solo se envaine, como dijo su propietario, el Libertador, cuando haya justicia en este país. Que sea del pueblo. Es la espada del pueblo”.
Bien lo dijo Lara al final de su libro, la historia y la sociedad juzgarán si Petro logró al final reivindicar los valores que se le adjudican a la espada de Bolívar o no, pero más que la relación que podamos hacer entre el actual mandatario y la espada por el día de su posesión, es el símbolo que carga este objeto con el paso del tiempo lo que no dejará de ser interesante, pues a pesar de la forma en que se dieron los hechos para volver a hablar de ella, no deja de ser este un símbolo que nos llevará a la historia de nuestra independencia, pero también a la historia reciente, la de la violencia, la de las tensiones políticas y las de un país que sigue pidiendo la justicia que esta espada representa.
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