El totalitarismo según Hannah Arendt
A Vladimir Putin, presidente de Rusia, lo señalan como un líder totalitario por su invasión a Ucrania. Desde Hannah Arendt hablamos de lo que significa el totalitarismo.
Andrés Osorio Guillott
Nunca han dejado de soplar los vientos de guerra. En el mundo las ventiscas arrojan los escombros y las esquirlas en distintos puntos y ahora la tormenta llega a Ucrania. Millares de personas condenan a Vladimir Putin, presidente de Rusia, por la decisión de atacar al vecino país. Muchos lo señalan de ser la reencarnación del totalitarismo. ¿Y qué es es el totalitarismo y qué malestares trae esto? Hannah Arendt, filósofa alemana del siglo XX, fue una de las pensadoras que más pensó sobre este tema tras lo que vivió Europa con las dos guerras mundiales, especialmente con la segunda.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Nunca han dejado de soplar los vientos de guerra. En el mundo las ventiscas arrojan los escombros y las esquirlas en distintos puntos y ahora la tormenta llega a Ucrania. Millares de personas condenan a Vladimir Putin, presidente de Rusia, por la decisión de atacar al vecino país. Muchos lo señalan de ser la reencarnación del totalitarismo. ¿Y qué es es el totalitarismo y qué malestares trae esto? Hannah Arendt, filósofa alemana del siglo XX, fue una de las pensadoras que más pensó sobre este tema tras lo que vivió Europa con las dos guerras mundiales, especialmente con la segunda.
Si le interesa seguir leyendo sobre cultura, puede ingresar aquí
“Los gobiernos totalitarios conocidos se han desarrollado a partir de un sistema unipartidista; allí donde estos sistemas se tornaron verdaderamente totalitarios comenzaron a operar según un sistema de valores tan radicalmente diferente de todos los demás que ninguna de nuestras categorías tradicionales legales, morales o utilitarias conforme al sentido común pueden ya ayudarnos a entenderlos, o a juzgar o predecir el curso de sus acciones”, decía Arendt en Los orígenes del totalitarismo.
Partiendo del terror y de las acciones represivas y violentas que de allí se subordinan, se crea un escenario de exclusión y de pretensión hacia lo uno y hacia lo singular. Y un contexto de este estilo es el que parece haber instaurado Vladimir Putin en Rusia. Denuncias de exilios, censuras a la oposición, represión a la protesta y supuestos intereses de recuperar territorios que en el pasado hicieron parte de la Unión Soviética son algunos elementos que señalan quienes sugieren que el mandatario de 69 años es un ejemplo de totalitarismo.
“Ese término, ‘imperialismo’ o ‘neoimperialismo’, es bastante acertado para entender lo que quiere Putin: un mundo que esté dividido en zonas de influencia donde Rusia pueda tener el control de Ucrania y otras exrepúblicas soviéticas”, le dijo Vladimir Rouvinski, experto en Relaciones Internacionales, a El Espectador el 12 de febrero.
Le puede interesar: Las otras “Ucranias” que estarían en la mira de Vladimir Putin
“Sentimos inmediatamente la tentación de interpretar el totalitarismo como una forma moderna de tiranía, es decir, como un gobierno ilegal en el que el poder es manejado por un solo hombre. Poder arbitrario, no restringido por la ley, manejado en interés del gobernante y hostil a los intereses de los gobernados, por un lado; el temor como principio de la acción, es decir, el temor del dominador al pueblo y el temor del pueblo al dominador, por otro lado, han sido las características de la tiranía a lo largo de nuestra tradición”, escribió Hannah Arendt.
Al hablar de poder, al menos en Arendt, nos referimos a un poder en el que tiene que haber una pluralidad que le haya dado el aval a otros actores políticos de ser representados. Un poder ilegal es uno que no puede basarse en una sola persona y que mucho menos puede generar temor a quienes están siendo gobernados. Así, el totalitarismo, entendido como una tiranía, no sería para la alemana un escenario en el que se pueda hablar de poder, pues como lo dijo también en el libro Sobre la violencia “Políticamente hablando, es insuficiente decir que poder y violencia no son la misma cosa. El poder y la violencia son opuestos; donde uno domina absolutamente falta el otro”.
Puede leer: El enfrentamiento de Rusia y Ucrania a través de la cultura
De la violencia surge el miedo, o el terror, que en términos de Arendt, logra también el aislamiento, elemento que abre las puertas a los totalitarismos en tanto que va creando una ideología que una de nuevo a los individuos que anteriormente se vieron aislados: “Se ha observado frecuentemente que el terror puede dominar de forma absoluta sólo a los hombres aislados y que, por eso, una de las preocupaciones primarias al comienzo de todos los gobiernos tiránicos consiste en lograr el aislamiento. El aislamiento puede ser el comienzo del terror; es ciertamente su más fértil terreno; y siempre su resultado. Este aislamiento es, como si dijéramos, pretotalitario. Su característica es la impotencia en cuanto que el poder siempre procede de hombres que actúan juntos”
El aislamiento se relaciona directamente como un condicional del régimen totalitario o tiránico que permite el crecimiento de dicha forma de gobierno a través de la delegación de funciones y de la exclusión de las capacidades que un individuo puede llegar a realizar dentro de la esfera política. Además, y volviendo a la importancia de la ideología, Arendt afirmaba que: “Lo que la dominación totalitaria necesita para guiar el comportamiento de sus súbditos es una preparación que les haga igualmente aptos para el papel de ejecutor como para el papel de víctima. Esta doble preparación, sustitutivo de un principio de acción, es la ideología. {…} Una ideología es muy literalmente lo que su nombre indica: la lógica de una idea. Su objeto es la historia, a la que es aplicada la <<idea>>; el resultado de esta aplicación no es un cuerpo de declaraciones acerca de algo que es, sino el despliegue de un proceso que se halla en constante cambio”, aseguraba Arendt.
Le recomendamos: Jaime Granados, entre los dramas y las resurrecciones del derecho penal | Pódcast
La ideología se acoge a una temporalidad y a unas condiciones específicas que la pueden determinar no tanto en su forma sino en la aplicación de dicha idea en la realidad. Ya que el hecho de que esta tenga como objeto a la historia genera que su enfoque y su intencionalidad pueda variar según las circunstancias y el interés de quien ostenta el mando del gobierno. ¿Y por qué hablamos de ideología en este caso? Porque parte del análisis del totalitarismo alrededor de Vladimir Putin podría aterrizarse en el imperialismo ya mencionado que profesa el mandatario cuando habla del pasado de Rusia y de la recuperación de la grandeza que tuvo la nación bajo el nombre y el símbolo de la Unión Soviética.
“La reivindicación de explicación total promete explicar todo el acontecer histórico, la explicación total del pasado, el conocimiento total del presente y la fiable predicción del futuro. En segundo lugar, en esta capacidad, el pensamiento ideológico se torna independiente de toda experiencia de la que no puede aprender nada nuevo incluso si se refiere a algo que acaba de suceder”, concluyó Arendt en “Ideología y terror”, capítulo final de Los orígenes del totalitarismo.