¿Cuál es la propuesta del FIAV para este 2024?
Posicionar a Bogotá y a Colombia como epicentros de las artes escénicas y vivas a nivel mundial. Busco que el festival sea una vitrina para mostrar el talento y la diversidad de las artes escénicas colombianas, así como crear un espacio de encuentro y diálogo entre creadores de diferentes países.
En la programación hay un componente académico de talleres, ¿cómo se establecen estas alianzas?
Este año habrá un espacio académico de talleres titulado “Y… ¿a qué teatro vamos?”. Este espacio está dedicado al intercambio artístico y pedagógico entre las agrupaciones que participan en el festival. En él se reúnen talleristas, maestros, estudiantes y especialistas invitados para reflexionar sobre los desafíos del teatro actual. En esta oportunidad, la agenda fue diseñada cuidadosamente por el maestro Alejandro González Puche, reconocido director y dramaturgo de la escena nacional.
Hablando de su carrera artística, ¿cuál fue su interés por las artes vivas?
Soy actriz egresada de la Escuela del Teatro Libre y mi interés en las artes vivas está profundamente ligado a la exploración de lenguajes y colaboraciones interdisciplinarias. Me interesa abordar temas que me urgen, especialmente aquellos relacionados con la temática de género y las complejidades de ser mujer y madre en un contexto como el que enfrentamos en un país del sur global. Mi enfoque consiste en utilizar las artes como medio para reflexionar y dialogar sobre estas realidades tan presentes y desafiantes.
¿Cuál es el componente diferenciador de estas disciplinas frente a otro tipo de arte?
El componente diferenciador de estas disciplinas es el cuerpo vivo en relación con otros y en interacción con el movimiento, el sonido y la imagen. Se explora la conexión imprescindible entre el artista y el público, creando un momento único e irrepetible.
¿Cuáles han sido los referentes que han construido su visión del arte?
Agradezco esta pregunta, ya que me permite mencionar a las mujeres colombianas que me inspiran profundamente en mi trabajo de creación y gestión. Amigas talentosas que conforman una poderosa red de apoyo en este camino de las artes son Marcia Cabrera, Vanessa Henríquez, Zoitsa Noriega, Sara Fonseca, Isabel Gaona y la Chiki. Ellas son representantes de la danza, el teatro y el cabaré, y los invito a explorar su trabajo.
Hablando de su experiencia como gestora cultural, ¿cuáles han sido los retos que ha enfrentado?
Gestionar una sala para 50 personas o un festival para 30.000 siempre presenta retos. Cada nuevo proyecto, sin importar su tamaño, trae consigo desafíos recurrentes: conseguir recursos, conectar con el público y llenar las salas. Ahora enfrento el mayor desafío de mi carrera profesional: el FIAV Bogotá, un proyecto que me conmueve profundamente. Esta iniciativa es fruto de una alianza entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, con el gran apoyo de la Cámara de Comercio de Bogotá. Durante 11 días, la capital será el epicentro de un sueño artístico que reunirá a 28 países de los cinco continentes, con más de 100 funciones. Un verdadero regalo para la ciudad.
¿Cuál ha sido la experiencia más significativa a lo largo de su trayectoria?
La experiencia más significativa ha sido La retreta, un cabaré de música popular que comencé en 2010. Se ha convertido en mi espacio más retador, donde reflexiono sobre el hecho de ser mujer. Este proyecto consiste en un conjunto de canciones y textos que escribo continuamente, y tuvo su origen durante mi Maestría en Teatro y Artes Vivas en la Universidad Nacional, con el acompañamiento de Rolf Abderhalden. Así comenzó esta aventura de convertirme en una cantante de feria. La retreta presenta las estrategias de supervivencia de las mujeres en el contexto actual.
¿Cuál sería un consejo para artistas que se estén iniciando en las artes vivas?
Que sigan sus preocupaciones, sus imágenes recurrentes, sus discursos constantes; que aprendan a hacer gestión, para que su proceso creativo se acerque a eso que llaman libertad. Que pongan toda la carne en el asador.