“No puedo separar mi vida personal de la música”: Gergely Bogányi
El músico europeo se presenta hoy en el concierto inaugural del Concurso Nacional de Piano Federico Chopin en Colombia, que pretende elegir a un representante nacional para el XIX Concurso Internacional de Piano Fryderyk Chopin, que se realizará en Varsovia en 2025.
Andrea Jaramillo Caro
Hablemos sobre el concierto de esta noche que inaugurará el Concurso Nacional de Piano Federico Chopin en Colombia.
En mi opinión, este concierto es una locura. Será un evento “a la carta”, en el que el público podrá elegir las piezas que interpretaré. He hecho esto varias veces y, cada vez que termino uno de estos recitales, me digo a mí mismo que no lo volveré a hacer, porque es como una tortura. Al mismo tiempo es muy emocionante y encantador para la audiencia y muy desafiante e interesante para mí. Es incluso más duro en Colombia, por el tema de la altura en Bogotá: como me debo adaptar a ella, casi que me desmayo. Pero hago esto, principalmente, por la creatividad y espontaneidad que me permiten tener este tipo de eventos. Al ser el público el que elige el repertorio, ni ellos ni yo sabemos qué tocaré esta noche y no hay elección incorrecta, porque todas son melodías hermosas para el piano.
¿Para usted qué representa Chopin y su música?
Es un mundo complejo. Chopin tiene su propio lenguaje con un mensaje muy profundo, romántico y valioso. Este aspecto creo que es lo que hace que sigamos escuchando su música después de 200 años. Es importante para la humanidad en cuanto al inmenso valor espiritual y cultural.
¿Cuáles son los desafíos que la música de Chopin presenta a un pianista?
Es un desafío complicado, porque Chopin estaba revolucionando la técnica del piano, y ese es un nivel muy alto al que hay que llegar para tocar con la técnica correcta. Es un trabajo muy grande al que le dedicamos muchos años e incluso varias décadas. Eso por el lado técnico, pero es incluso más importante el lado musical que siempre está presente en toda su música. Él logró crear su propio lenguaje, pero dentro de este cada pieza representa una dualidad en su obra, porque funcionan de manera individual, pero también crean un microcosmos. Esto pone a Chopin entre los mejores compositores.
¿Qué otros son igual de valiosos para usted?
Los grandes como Bach, Mozart, Liszt, Schumann, Beethoven, Chaikovski... Podría dar una lista de 10 o 20, pero no muchos más.
Usted le ha dedicado la vida al piano, ¿qué fue lo primero que le llamó la atención de este instrumento?
En Hungría decimos que el piano es el rey de los instrumentos, porque puede tocar notas iguales a las de otros instrumentos en una orquesta y por los sonidos que es capaz de producir. Por el lado personal, nací en una familia musical. Mis padres eran músicos y teníamos un piano en casa, donde siempre veía a mi padre tocar, y había muchas personas en nuestro hogar para cantar, porque él era director coral. Mi devoción al piano comenzó cuando estaba muy joven, cuando tenía dos o tres años.
¿Cuál ha sido la pieza más compleja que ha tocado en su carrera?
En términos de intensidad y complejidad, la música de Chopin es de la clase más alta, porque su forma de escritura es muy precisa y corta en cuanto al tiempo. En cinco minutos su música puede expresar más emociones y mensajes que otros compositores en 30 minutos. Las mazurkas o Nocturne son piezas que requieren mucha concentración.
¿Cuál ha sido un concierto o uno de los concursos de piano que haya dejado huella en usted?
Es difícil elegir uno, pero creo que ha habido diferentes hitos en mi vida. Por ejemplo, cuando toqué en el Danubio, en Budapest. No estaba propiamente en el agua, pero había un escenario que fue construido sobre la superficie del río, y era una hermosa noche de verano en la que se reunieron cerca de 20 mil personas para escuchar el concierto. Esa fue una experiencia única. Los conciertos “a la carta” los he hecho algunas veces, pero cada una de ellos ha sido algo tremendo, quizá por eso lo sigo haciendo, aunque es algo difícil, pero da mucho de vuelta.
Como sociedad, ¿qué cree que podemos aprender del piano?
Zoltán Kodály decía que se podía vivir sin música, pero que no valía la pena por su capacidad de dejar un impacto gigante sobre el ser humano. Un impacto que no equiparaba con ninguna otra cosa. La música del piano tiene un papel relevante en este sentido, la música de orquesta también, pero el pianista tiene una posición única porque él o ella conduce a toda una orquesta con un solo instrumento. El piano, al menos en teoría, puede representar a toda una orquesta. Por esto creo que la música del piano siempre ha tenido y tendrá una gran plataforma de comunicación.
¿Cuál es una lección que le ha enseñado el piano que puede aplicar a su vida personal?
No puedo separar la vida personal de la música. Todo lo que experimento mientras toco lo puedo adaptar a mi vida personal. Todo se realza mientras toco. Si estoy en guerra con la música para entenderla y reproducirla, tengo que gestionar eso para que sea más fácil salir del estado mental de hacer música, que es algo muy difícil. He aprendido de todos los aspectos de mi vida a través de la música.
Hablemos sobre el concierto de esta noche que inaugurará el Concurso Nacional de Piano Federico Chopin en Colombia.
En mi opinión, este concierto es una locura. Será un evento “a la carta”, en el que el público podrá elegir las piezas que interpretaré. He hecho esto varias veces y, cada vez que termino uno de estos recitales, me digo a mí mismo que no lo volveré a hacer, porque es como una tortura. Al mismo tiempo es muy emocionante y encantador para la audiencia y muy desafiante e interesante para mí. Es incluso más duro en Colombia, por el tema de la altura en Bogotá: como me debo adaptar a ella, casi que me desmayo. Pero hago esto, principalmente, por la creatividad y espontaneidad que me permiten tener este tipo de eventos. Al ser el público el que elige el repertorio, ni ellos ni yo sabemos qué tocaré esta noche y no hay elección incorrecta, porque todas son melodías hermosas para el piano.
¿Para usted qué representa Chopin y su música?
Es un mundo complejo. Chopin tiene su propio lenguaje con un mensaje muy profundo, romántico y valioso. Este aspecto creo que es lo que hace que sigamos escuchando su música después de 200 años. Es importante para la humanidad en cuanto al inmenso valor espiritual y cultural.
¿Cuáles son los desafíos que la música de Chopin presenta a un pianista?
Es un desafío complicado, porque Chopin estaba revolucionando la técnica del piano, y ese es un nivel muy alto al que hay que llegar para tocar con la técnica correcta. Es un trabajo muy grande al que le dedicamos muchos años e incluso varias décadas. Eso por el lado técnico, pero es incluso más importante el lado musical que siempre está presente en toda su música. Él logró crear su propio lenguaje, pero dentro de este cada pieza representa una dualidad en su obra, porque funcionan de manera individual, pero también crean un microcosmos. Esto pone a Chopin entre los mejores compositores.
¿Qué otros son igual de valiosos para usted?
Los grandes como Bach, Mozart, Liszt, Schumann, Beethoven, Chaikovski... Podría dar una lista de 10 o 20, pero no muchos más.
Usted le ha dedicado la vida al piano, ¿qué fue lo primero que le llamó la atención de este instrumento?
En Hungría decimos que el piano es el rey de los instrumentos, porque puede tocar notas iguales a las de otros instrumentos en una orquesta y por los sonidos que es capaz de producir. Por el lado personal, nací en una familia musical. Mis padres eran músicos y teníamos un piano en casa, donde siempre veía a mi padre tocar, y había muchas personas en nuestro hogar para cantar, porque él era director coral. Mi devoción al piano comenzó cuando estaba muy joven, cuando tenía dos o tres años.
¿Cuál ha sido la pieza más compleja que ha tocado en su carrera?
En términos de intensidad y complejidad, la música de Chopin es de la clase más alta, porque su forma de escritura es muy precisa y corta en cuanto al tiempo. En cinco minutos su música puede expresar más emociones y mensajes que otros compositores en 30 minutos. Las mazurkas o Nocturne son piezas que requieren mucha concentración.
¿Cuál ha sido un concierto o uno de los concursos de piano que haya dejado huella en usted?
Es difícil elegir uno, pero creo que ha habido diferentes hitos en mi vida. Por ejemplo, cuando toqué en el Danubio, en Budapest. No estaba propiamente en el agua, pero había un escenario que fue construido sobre la superficie del río, y era una hermosa noche de verano en la que se reunieron cerca de 20 mil personas para escuchar el concierto. Esa fue una experiencia única. Los conciertos “a la carta” los he hecho algunas veces, pero cada una de ellos ha sido algo tremendo, quizá por eso lo sigo haciendo, aunque es algo difícil, pero da mucho de vuelta.
Como sociedad, ¿qué cree que podemos aprender del piano?
Zoltán Kodály decía que se podía vivir sin música, pero que no valía la pena por su capacidad de dejar un impacto gigante sobre el ser humano. Un impacto que no equiparaba con ninguna otra cosa. La música del piano tiene un papel relevante en este sentido, la música de orquesta también, pero el pianista tiene una posición única porque él o ella conduce a toda una orquesta con un solo instrumento. El piano, al menos en teoría, puede representar a toda una orquesta. Por esto creo que la música del piano siempre ha tenido y tendrá una gran plataforma de comunicación.
¿Cuál es una lección que le ha enseñado el piano que puede aplicar a su vida personal?
No puedo separar la vida personal de la música. Todo lo que experimento mientras toco lo puedo adaptar a mi vida personal. Todo se realza mientras toco. Si estoy en guerra con la música para entenderla y reproducirla, tengo que gestionar eso para que sea más fácil salir del estado mental de hacer música, que es algo muy difícil. He aprendido de todos los aspectos de mi vida a través de la música.